Una histórica sequía que se ha prolongado por más de dos años en la cuenca alta del río Nazas ha provocado que las presas no tengan la suficiente agua para cumplir con un ciclo agrícola. La reducción de más del 50 por ciento del volumen de agua que se extrae para darle de beber al campo lagunero representa que se dejarán de sembrar cerca de 25 mil hectáreas, lo que a su vez significa un impacto a la economía y la reproducción de fenómenos como la migración o la venta de derechos de agua.
- 19 mayo 2025
La reducción en el ciclo agrícola de 850 a 400 millones de metros cúbicos para la región Laguna a causa de la sequía tiene un impacto económico en la región y se espera se agraven problemáticas y fenómenos ya existentes como la venta de tierras y derechos de agua.
En un ciclo normal se siembran de 50 a 60 mil hectáreas de las 185 mil hectáreas que se siembran cada año (incluido la siembra con agua de pozo), pero con la reducción se estima que se dejarán de sembrar alrededor de 25 mil hectáreas, según reconoció en entrevista José Mendoza, subdelegado agropecuario de la secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural en la región Laguna.
Este recorte tiene un impacto en el número de jornales que se dejarán de contratar, en los comercios relacionados con la actividad agropecuaria y en el encarecimiento de productos que se cultivan en la zona como el melón, sandía y forrajes.
Damián Torres Hernández, doctor en Economía, investigador y experto en economía y estadística agrícola en el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) de Matamoros, Coahuila, explica que al no sembrar se reduce el trabajo, entonces surge una saturación de mano de obra porque todo mundo va a querer trabajar y no habrá dónde hacerlo.
Natividad Navarro, líder campesino en Coahuila, refiere que este es un año muy difícil que afectará la economía de la región que se mueve en torno a la actividad agropecuaria.
Esta actividad registró al cierre del último trimestre de 2024, más de 6 mil trabajadores ocupados, según datos del Observatorio de La Laguna. Pero la cifra ha disminuido, pues a finales de 2023 la cifra era de más de 7 mil trabajadores.
Hace unos días, el gobernador Manolo Jiménez Salinas anunció que el gobierno federal había autorizado 75 millones de pesos para un Programa de Empleo Temporal a través de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y así apoyar a cerca de 4 mil familias afectadas en la región.
Pero a la fecha no se ha aterrizado ninguna regla de operación y tanto productores como líderes, piden apoyos para sortear la crisis.
PÉRDIDA ECONÓMICA, REACCIÓN EN CADENA
José Mendoza de la SADER, explica que el valor de la actividad agropecuaria en la región es de 60 mil millones de pesos y se estima que la siembra por gravedad, es decir, la que se conduce a través de los distritos de riego, aporta 5 mil millones de pesos que se verán afectados por la reducción del ciclo.
La actividad agropecuaria siempre tiene movimiento, dice José Mendoza: los agroquímicos, los fertilizantes, el diésel, la maquinaria.
La siembra de cultivos abarca actividades de preparación, de labores de barbecho, rastreo, empareje, bordeo y cada uno de ellos de alguna manera requiere jornales, mano de obra.
Mendoza señala que los riegos requieren uno, dos, tres, cuatro jornales; los deshierbes requieren cuatro, cinco jornales; más los jornales de las cosechas.
“Todo se ve afectado, es una situación en cadena”, dice Damián Torres Hernández, doctor en Economía, investigador y experto en economía y estadística agrícola en el INIFAP. “Se vende menos semilla, fertilizante, los que rentan maquinaria. Todo se ve afectado. Todo lo que se ocupa para sembrar, surge un encarecimiento de insumos”, añade.
Natividad Navarro enlista que comercios locales, refaccionarias, talleres donde se arreglan los fierros de labranza, todo ello empezará a verse afectado.
Elizabeth Estrada Macías, activista y vocera de la Contraloría Ciudadana del Agua, expone que la siembra del melón, donde la región es uno de los principales productores del país, se utiliza mucha mano de obra para la pizca y la recolección.
La reducción de la actividad agrícola reduce los ingresos. Estrada comenta que este fenómeno golpea la circulación de dinero y por consecuencia los aspectos de la vida social y económica de las familias del campo.
Damián Torres del INIFAP lo pone en palabras sencillas: si el ingreso era de 100 pesos, con la reducción de la actividad se esperan 50 pesos, entonces impacta al productor y surgen situaciones como que la mujer tiene que trabajar porque el ingreso familiar ya no alcanza.
Navarro, líder campesino, asegura que cuando al campo le va mal, lo resienten todos, pues el campesino con dinero va a la ciudad y consume en comercio, tienda de ropas o supermercados.
Al pegar en los bolsillos, el campesino tiende a buscar otras fuentes de empleo: la maquila, la migración, la venta de bienes, todos fenómenos alrededor de la reducción en el ciclo agrícola ocasionado por una sequía histórica.
Damián Torres Hernández comenta que habrá también un incremento en el producto final para el consumidor, pues explica que al reducirse la oferta, los estableros tendrán que conseguir forraje de otras ciudades como Chihuahua.
“Eso va a encarecer el costo de producción, el costo de alimentación que abarca el 70 por ciento del costo total en el establo y por supuesto al consumidor”, augura.
EJIDOS Y PRODUCTORES SOCIALES, LOS MÁS AFECTADOS
Natividad Navarro asegura que todo el sector ejidal sufrirá el embate del desempleo ante la falta de agua y la reducción del ciclo.
Damián Torres del INIFAP no duda en que el productor social será el más golpeado en una competencia. “Es un león contra un pequeño felino”, compara entre el empresario agropecuario y el productor social. “No hay espacio para esa negociación. Tienen el control económico. Se van a arrinconar”, dice.
En ese sentido, el doctor en Economía menciona que el productor social tendrá que cambiar de actividad o deshacerse de sus tierras agrícolas.
“Los productores siempre enfrentan problemas, ahora por el agua, otras veces porque otros productos se encarecen”, añade Torres.
Los entrevistados coinciden en que el fenómeno de la renta o venta de tierras y derechos de agua se agravará. Con la reducción del ciclo agrícola el productor social sembrará menos.
“¿Qué tanto puede generar de ingreso o de rentabilidad un derecho de 30 áreas?”, cuestiona el mismo subdelegado de SADER, José Mendoza.
La estrategia actual es compactar tierras y sembrar en bloque, lo que significa problemas para el pequeño productor como el traslado.
“No es factible hablando de economía. Se gastaría nada más en puros traslados. No es redituable y muchos lo que hacen es rentar el derecho de agua”, reconoce el subdelegado.
La vocera de la Contraloría Ciudadana del Agua en La Laguna, María Elizabeth Estrada, considera que la enajenación de derechos de agua, un fenómeno que arrastra tres décadas, se agudizará.
Señala que desde la Contraloría buscan que el productor tome conciencia de no ceder sus derechos de agua.
Sin embargo, muchas veces la necesidad orilla a los productores a vender sus derechos o tierras a los estableros, como les llaman a los empresarios agropecuarios, apunta Luis Alberto Martínez, presidente de la sociedad de solidaridad “Unificación Nueva Laguna”, en San Pedro.
Comenta que muchos han optado por rentar sus derechos de agua para los productores de nogales. Actualmente un derecho de agua oscila en 11 mil pesos su renta.
Martínez refiere que muchos productores migrarán para subsistir y muchos otros esperan por una ayudita del gobierno.
“El que tiene noria tiene agua, y el agua es la buena. A los campesinos se les presenta la oportunidad y venden”, comenta.
SALVAR LOS FORRAJES Y NOGALES, LA PRIORIDAD
La siembra de forrajes que alimenta el hato ganadero de más de 500 mil vacas es la prioridad de cultivo. En esta región se producen 2 de cada 10 litros de leche que existen en el país, y el poder económico de los agrolecheros pesa sobre la decisión de qué cultivar con la reducción del ciclo.
“El sorgo y el maíz son base en la alimentación del ganado, es como la tortilla y frijoles para los humanos”, describe Damián Torres.
El subdelegado de SADER, José Mendoza, menciona que otro cultivo que se está procurando salvaguardar es el nogal, pues representa un patrimonio de los productores. Un nogal, si no se riega, pierde vigor y recuperarlo tarda hasta cuatro años, explica Natividad Navarro, líder campesino.
En cambio, otros cultivos como el algodón prácticamente van a desaparecer del mapa agrícola.
Luis Alberto Martínez, presidente de la sociedad de solidaridad “Unificación Nueva Laguna”, en San Pedro, cuenta que la planta despepitadora de algodón no va a trabajar este año simplemente porque no se va a sembrar algodón.
“Es complicada la situación”, menciona sobre las afectaciones económicas a los agricultores y municipios por la falta de agua.
Explica que no se puede sembrar algodón porque una hectárea de tierra necesita de tres derechos de agua y a pesar de las áreas compactas cercanas a la toma, no les es redituable.
“Dieron agua para los nogalitos, si no se mueren. El algodón no es costeable, le vas a invertir mucho dinero, no te va a redituar como normalmente”, comenta Martínez.
En la planta algodonera normalmente labora para 300 hectáreas de algodón, antes llegaba hasta las 700 hectáreas que comprendía la labor de 200 a 300 productores.
“Son, de esta sociedad, 200, 250 productores que no van a sembrar”, precisa.
En su caso también optó por regar los nogales que tiene con los derechos de agua que posee, quizá una huertita de sandía, “para ver qué sale”, dice.
Natividad Navarro explica que el algodón en el transcurso del ciclo con todas las labores ocupa 32 empleos para una hectárea, una fuerza laboral que no se va a ocupar.
SEQUÍA, UN FENÓMENO CRECIENTE
Al 14 de mayo la presa Lázaro Cárdenas se encontraba a un 24.58 por ciento de su capacidad, mientras que la Francisco Zarco a un 39.9 por ciento, según el reporte diario de la Conagua. La falta de escurrimientos ha generado la poca captación de agua, principalmente en la parte alta de la cuenca.
José Mendoza de SADER refiere que es la cuarta ocasión en la historia en la que se presenta esta reducción del ciclo agrícola.
En Durango, por ejemplo, donde se hallan las presas que captan los escurrimientos, no existe ni un solo porcentaje de territorio que no tenga afectación de sequía, según el Monitoreo de Sequía de la Conagua. Particularmente en Indé y El Oro, municipios donde está la presa Lázaro Cárdenas, las últimas 14 quincenas han tenido registro de “sequía excepcional”, el nivel más alto según la Conagua y 40 quincenas seguidas con niveles entre sequía excepcional y sequía extrema. Para encontrar un nivel de sequía severa, el tercero de cinco niveles, se tiene que remitir el registro hasta la semana del 31 de agosto de 2023. Y para no encontrar ni siquiera el nivel más bajo, que es el “anormalmente seco”, nos tenemos que remontar hasta el 31 de octubre de 2022. Es decir que en estos municipios de la parte alta del río Nazas, acumulan dos años y medio de sequía.
En los municipios de La Laguna de Coahuila todo el año ha transitado el registro entre sequía moderada y severa.
“Estamos a expensas de que llueva”, señala el ingeniero Mendoza de SADER. Y sobre todo que llueva en la parte alta de la cuenca. “Ojalá y los escenarios sean favorables y la naturaleza nos bendiga con el agua”.
Dice que siempre quisiera que el agua cayera en la parte alta, donde se va a concentrar y administrar desde la presa.
El economista del INIFAP, Damián Torres, considera que el efecto se extenderá y considera que posiblemente el siguiente año no regresen los niveles de agua a las presas a como estuvieron en 2023.
“Es un efecto climático. Lo que no se ve no tiene control. Aunque hablemos de políticas agrícolas para La Laguna, no es el tema. Más bien, yo creo que pudiera abordarse por los lados de la productividad del agua, los canales de suministro de agua agrícola. El asesoramiento para los productores”, considera.
La tecnificación del riego es una de las apuestas del actual gobierno federal, pero al momento no hay un proyecto específico para la región. Aunque el subdelegado Mendoza de la SADER asegura que hay un plan que inicia en julio.
Damián Torres señala que no se está trabajando en el uso eficiente del agua para generar más rendimiento en el campo. Considera que no hay control del agua que permita, por ejemplo, calcular las cantidades con respecto a la producción esperada.
“Se necesita implementar nuevas tecnologías de riego como la cintilla para maíz, para sorgo. Avances en investigación a tecnologías para uso eficiente del agua. Cálculos en la productividad del agua para cada cultivo, semillas de alto rendimiento”.
Torres añade que hay tecnologías que pudieran apoyar, pero no va a ser la medicina, aclara.
Elizabeth Estrada lamenta que exista un vacío de política pública del gobierno federal para atender las afectaciones, pues apunta a que no hay alternativas sociales de trabajos comunitarios.
También critica que se hable ahora de tecnificación, cuando el proyecto de Agua Saludable, que precisamente extrae agua de las presas para consumo humano, tenía contemplado un recurso de más de mil millones de pesos para la tecnificación del riego.
En Coahuila, por más peticiones de los campesinos para incorporarse al programa Sembrando Vida, este está fuera del norte del país y se enfoca en el sur donde se siembran los cultivos básicos como el maíz, frijol, trigo o arroz, explica el subdelegado.
El campo está olvidado, considera Natividad Navarro. Además, menciona que nunca había tocado todas las malas al mismo tiempo: sin apoyo y sin agua.
