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Plaguicidas y su impacto en la salud, una herencia tóxica en La Laguna

Toneladas de plaguicidas se han aplicado en La Laguna para mantener la actividad agroindustrial: desde el algodón hace décadas, hasta la siembra de distintos cultivos en la actualidad. Investigadores han encontrado la presencia de estos plaguicidas en las personas, muchos prohibidos. ¿Qué impacto a la salud genera un plaguicida que lleva 50 años en el ambiente?

  • 17 marzo 2025

No existe un dato exacto de la cantidad de plaguicidas que se aplicaron en la Comarca Lagunera cuando la bonanza del algodón, ni tampoco la cantidad que se aplica actualmente para la agroindustria. Lo que es cierto, según han revelado distintos estudios, es que en la región hay un cóctel de plaguicidas en el suelo, el agua, el ambiente... en las personas.

Es irrefutable la presencia de plaguicidas en el ambiente, incluidos muchos que se aplicaron hace décadas o que actualmente están prohibidos, aseguran especialistas consultados por Semanario.

“No hay duda”, dice Édgar Olivas Contreras, doctor en Ciencias Biomédicas e investigador de la Universidad Juárez del Estado de Durango (UJED) que ha indagado en la presencia y el impacto de plaguicidas en la salud, incluido el DDT que se usó principalmente para controlar insectos cuando se sembraban miles de hectáreas de algodón.

“Cuánto, y dónde, y cómo y por dónde viene, aún no lo identificamos. Hay alimentos que pueden tener algunos niveles, pero no los hemos analizado. Necesitamos muchos datos para hacer una evaluación del riesgo real y hacer muchos análisis”.

En México no existen suficientes estudios de contaminación por plaguicidas. Hace unos años, un estudio de la UJED encontró presencia de plaguicidas en 30 madres y 30 hijos e hijas de comunidades rurales de Gómez Palacio, Durango, en la Comarca Lagunera.

Édgar Olivas menciona que comenzaron a analizar el efecto a nivel del neurodesarrollo en algunos niños de la Comarca. “Sí hay cosas interesantes”, comenta. Evaluaron 19 plaguicidas organoclorados y encontraron una asociación con algunos puntos del neurodesarrollo, como un impacto en el movimiento grueso, movimiento fino de manos, dedos.

“Los datos nos dan que tiene alguna correlación”, comenta.

Más recientemente, un estudió financiado por los Programas Nacionales Estratégicos (Pronaces) del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencia y Tecnología (Conahcyt) incluyó una investigación exploratoria sobre la presencia de plaguicidas en agua, y en orina y sangre en personas.

Germán Giacomán Vallejos, encargado de la Jefatura del Laboratorio de Ingeniería Ambiental de la Universidad Autónoma de Yucatán, refiere que hay presencia de residuos, inclusive de algunos que están prohibidos. A pesar de los hallazgos, el especialista precisa que se trató de una muestra pequeña como para determinar un porcentaje.

“Es una realidad que en diferentes grupos de edad existe la presencia alta de plaguicidas”, asevera.

$!La siembra del algodón es uno de los principales cultivos a los que se les aplica pesticidas para evitar plagas que dañen la cosecha, pero no se ha medido el impacto de estos pesticidas.

LOS ESTUDIOS

El estudio “Residuos de plaguicidas organoclorados y niveles de arsénico y fluoruro en la orina en madres y sus recién nacidos residentes en zonas rurales de Estado de Durango, México” de la UJED encontró concentraciones individuales de organoclorados dieldrín, endrín y endulsofán “significativamente mayores” en los recién nacidos en comparación con las madres. También se encontraron diferencias en las concentraciones de plaguicidas entre recién nacidos con peso normal al nacer, y recién nacidos con bajo peso al nacer.

El estudio, publicado en julio de 2024 en la International Journal of Environmental Health Research, observó niveles elevados de dieldrín de 42.45 nanogramos por mililitro en la sangre (ng/mL) de los recién nacidos; “estos resultados son superiores a los encontrados en la India en la sangre del cordón umbilical de niños nacidos”, dice el estudio.

La aparición de dieldrín y endrín puede explicarse por el estatus de la Comarca Lagunera como uno de los mayores productores de algodón de México hace décadas y su uso como insecticida. Así mismo, se ha detectado la presencia en suelo agrícolas.

También se encontró la concentración de12.1 nanogramos por mililitro de sangre de endosulfán II, un pesticida de uso restringido contra áfidos, gusanos de fruta, escarabajos, insectos que extraen jugos de las plantas, larvas de polillas y moscas blancas en una variedad de cosechas.

A pesar de que el endosulfán ha sido prohibido en más de 50 países del mundo y que se ha demostrado que la exposición en las mujeres reduce su capacidad de procrear, el estudio publicado refiere que es uno de los plaguicidas organoclorados más utilizado para el cultivo de hortalizas en La Laguna.

El plaguicida organoclorado más conocido es el DDT, que se utilizó mucho en los años cincuenta y sesenta en La Laguna.

El estudio encontró niveles de DDE (un metabolito del DDT) y de DDT de 0.7 y 9.9 nanogramos por mililitro de sangre, respectivamente. “Los metabolitos del DDT alteran y reducen los niveles de hormona tiroidea en la sangre; además, el hipotiroidismo materno se ha relacionado con el bajo peso al nacer”, dice el estudio.

“Persiste en el suelo, en el ambiente, a través de los vientos. Se esparcen y empiezan a viajar a través de las comunidades”, dice el investigador Olivas sobre la persistencia del DDT.

En la investigación de Pronaces de Germán Giacomán Vallejos de la Universidad Autónoma de Yucatán, también se encontró a personas con presencia de DDT y dos mujeres con derivado del glifosato, un herbicida que controla malezas y que fue foco de atención en el sexenio federal anterior porque se buscó prohibirlo ante el argumento de posibles daños a la salud humana y al ambiente.

El problema es persistente, menciona Giacomán Vallejos. Asegura que plaguicidas de aplicación reciente y otros que se detectaron, pero están prohibidos.

La investigación sobre la presencia de plaguicidas no es nueva en La Laguna. Mario García Carrillo, investigador adscrito al Departamento de Suelos de la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro (UAAAN) identificó residuos de plaguicidas en suelos hace cerca de 15 años cuando realizó su tesis de doctorado.

En aquel entonces monitoreó cinco municipios, realizó un muestreo aleatorio de suelos y encontró residuos de plaguicidas organoclorados cuyo uso estaba prohibido desde 1975, como el DDE, DDD, que son metabolitos en el cual se descompone la molécula del DDT.

García Carrillo explica que el DDT es una molécula muy compleja que es resistente al efecto del medio ambiente.

“Se descompone lentamente y se transforma en otros metabolitos como el DDE y DDD, que son más estables y persistentes que la molécula original. Se dice que el DDT tiene una vida media de hasta 50 años. Si aplicas un kilogramo, dentro de 50 años habrá medio kilo circulando. Se mueven en el ambiente”, comenta Mario García Carrillo.

“Se prohibió su uso, pero en países subdesarrollos los seguimos usando”.

En la década de los setentas hay el antecedente de un artículo de salud que refiere la presencia en suelo y agua de plaguicidas, asegura Édgar Olivas de la UJED.

Agua, suelos, ambiente, personas... No solo eso, Édgar Olivas asegura que también encontraron restos de plaguicidas organoclorados en la leche materna.

$!Los diferentes cultivos que han sido sembrados a lo largo de los años en la región Laguna, han sido rociados por plaguicidas dañinos a la salud de las personas.

¿CUÁL ES EL IMPACTO DE LOS PLAGUICIDAS?

Para Germán Giacomán Vallejos se requiere ser sustentable de la mano del desarrollo. “Si tengo una agricultura o actividad agropecuaria tan fuerte, me conviene que perdure en el tiempo. Pero genero productos contaminados donde después va a venir la prohibición a importar o comercializar el producto, el estado viene para abajo”.

Dice que en México, por ejemplo, no está normado el glifosato y la Organización Mundial de la Salud (OMS) sugiere que el metabolito del glifosato es potencialmente cancerígeno.

Añade que se sabe por estudios que hay una relación de fijar el glifosato con arsénico para que tenga mayor efectividad en el combate a la maleza, por lo que si esto se ha aplicado se potencializa el riesgo.

Para el investigador de la Universidad Autónoma de Yucatán, se necesitan más muestras y evidencias para tener claro el efecto.

Para Édgar Olivas en la comarca lagunera de Durango es necesario implementar una unidad de salud ambiental enfocado en niños.

“Necesitamos extendernos más. Son muestras pequeñas a lo mucho hemos llegado a 60. No hemos podido extendernos como tal, no se ha realizado en forma un vínculo fuerte. Una colaboración más grande con el gobierno. Hace falta ir más allá”, comenta.

Señala que el impacto a la salud del plaguicida es el desarrollo de problemas hepáticos o algunos tipos de cáncer, principalmente.

“Estamos expuestos a un montón de mezclas que en conjunto sí tienen un impacto fuerte en la salud”.

Entre ese cóctel, residuos de plaguicidas no fue lo único que encontraron en su estudio, dice Olivas. También encontraron presencia de mercurio, un metal considerado como neurotóxico, y de arsénico. “Las concentraciones de arsénico en este estudio son más altas que otras en México; en la Ciudad de México en 2022, una cohorte de exposición prenatal a metales encontró 13,72 µg/l en el tercer trimestre del embarazo frente a la 41,02 µg/L de este estudio.

“Son otras fuentes, tenemos que explorar cuál es la fuente”, dice.

De acuerdo con la Secretaría de Salud de Coahuila, desde el 2010 hay registro de apenas 25 intoxicaciones por plaguicidas en la entidad, pero al cuestionar a la dependencia sobre algún reporte epidemiológico de plaguicida en sangre, orina o plasma, contestó que no era de su competencia. En Durango las intoxicaciones por plaguicidas son más comunes: tan solo en 2024 se tuvo un registro de 16 casos, pero tampoco hay información sobre seguimiento epidemiológico.

Inclusive, una de las recomendaciones de la investigación de la UJED, es que las mujeres embarazadas con un alto nivel de mezclas contaminantes deben ser seguidas por las instituciones de salud.

Giacomán Vallejos dice que no se trata de la presencia de un solo plaguicida, sino de varios plaguicidas porque en una zona agroindustrial como La Laguna, se combaten insectos, maleza, hongos... “Es un cóctel que estamos introduciendo que tenemos que analizar cómo va a impactar”.

Para Mario García Carrillo ha faltado que estos trabajos se relacionen con el sector salud, y no solo saber que están en el suelo, agua o aire. “¿Qué efectos están causando?”, pregunta García Carrillo.

Añade que es un problema porque los plaguicidas más persistentes se quedan en el suelo, se mueven y pueden infiltrar en mantos acuíferos, cuerpos de agua superficiales e inclusive se pueden integrar en las cadenas alimenticias. Y todo eso repercute en los seres vivos.

$!Édgar Olivas, investigador de la UJED, menciona que se requieren más estudios e infraestructura e inclusive una unidad de salud ambiental enfocada en niñas y niños.

Comenta que muchos creen que si se aplica sobre un cultivo no pasa nada, pero los compuestos son absorbidos por organismos macro y micros que están en el suelo y son transportados por el viento o por el agua hacia otros sitios.

Para la secretaria del Medio Ambiente de Coahuila, Susana Estens de la Garza, es enorme el reto porque el problema de los plaguicidas es un asunto histórico.

“Durante muchos años fue rociada La Laguna. Era clásico ver a las avionetas rociando plaguicidas que hoy están más regulados”, menciona.

AMPLIAR LA INVESTIGACIÓN

Para Germán Giacomán Vallejos, de la Universidad Autónoma de Yucatán, la idea es ampliar la investigación en otras matrices como sandía, para ver la transportación del plaguicida en el fruto.

Explica que productos como el glifosato, el cual ha buscado ser prohibido desde el sexenio pasado, tiene una metabolización hacia subproductos del mismo glifosato.

“Vemos que hay una traslocación de ese metabolito hacia productos de consumo directo, tenemos que conseguirlo. Conocer la presencia, la movilidad hacia matrices que nosotros asimilamos como el agua”, comenta.

$!Los sembradíos donde se aplican los plaguicidas suelen estar cerca de donde vive la gente.

El artículo 103 de la Ley Estatal de Salud de Coahuila y el 133 de la misma ley en Durango, refieren que la Secretaría en coordinación con las autoridades federales y municipales competentes y con la autoridad estatal encargada de la administración del distrito de riego, orientará a la población, para evitar la contaminación de aguas de presas, pluviales, lagos y otras que se utilicen para riego o para uso doméstico, originada por plaguicidas, sustancias tóxicas y desperdicios o basura.

Además, la Ley General de Salud en su artículo 198 establece que la aplicación de plaguicidas requiere de autorización sanitaria. De igual forma, el artículo 280 establece que la Secretaría de Salud emitirá las normas oficiales mexicanas de protección para el proceso, uso y aplicación de los plaguicidas.

Lamenta que haya falta de especialistas, infraestructura y equipo para analizar el problema. Lo mismo cree Édgar Olivas de la UJED, quien asegura que los estudios son limitados y costosos.

Sin embargo, el investigador Mario García Carrillo señala que más allá de normas, se necesita cuestionar quién vigila que se cumplan las disposiciones, que las vigile y las haga cumplir.

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