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Refugiados en Saltillo: los nuevos rostros de la ciudad

México recibió en 2024 más de 90 mil solicitudes de asilo, uno de los tres países en el mundo con la mayor cantidad, y Saltillo se ha destacado por ser destino de muchas personas refugiadas, principalmente provenientes de Honduras, El Salvador, Guatemala o Cuba. Esas personas están conviviendo hoy entre nosotros: trabajan en restaurantes o farmacias, estudian en las escuelas, practican deporte... viven su libertad.

  • 13 octubre 2025

Fernando Montoya, 49 años, se vio forzado, como tantos otros de sus paisanos, a salir de Cuba, su tierra, luego de dos décadas de represión política por sus ideas contrarias al régimen dictatorial y totalitario que se vive en la isla.

Su drama comenzó cuando estudiaba el quinto grado de la carrera de medicina en Guantánamo, tras manifestarse a favor de una cláusula escondida en alguna parte de la Constitución Cubana, que incluía la figura del plebiscito, es decir el derecho de los ciudadanos de cuestionar a su gobierno y llamar a elecciones.

“Yo firmé esa sugerencia y me costó el resto de mi vida”, suelta.

Entonces empezó para Fernando una persecución y la amenaza constante de echarlo de la escuela.

“Había un lema en la universidad de que tenías que ser revolucionario o no estabas en la carrera. Mucha gente tiene que callarse la boca porque si no... no se va a graduar de médico. O estás conmigo o eres mi enemigo. Y esa es la forma de vivir en Cuba”.

Lo peor vino después, cuando Fernando se licenció de médico y supo de cerca lo que significaba ser un esclavo del régimen castrista, un esclavo de bata blanca, dice.

“Si te hubieran dicho desde el principio vas a poder ser médico, yo voy a ser dueño de tu vida, a lo mejor yo digo... no. Porque lejos de la posibilidad de tener decisión propia sobre tu futuro, tienes dueño. Un médico cubano es doblemente esclavo: por ser cubano y por ser médico. Ningún médico cubano es dueño de su vida. Te dicen ‘tienes que hacer lo que yo quiera, como yo lo quiera y cuando yo lo quiera y donde yo quiera’, así de sencillo. Ah, ‘a la hora que yo quiera y con quien quiera’. El nivel de esclavitud es muy grande. No tienes que pagar la universidad, pero te la cobran después el resto de tu vida, pagas con tu vida”.

$!Las personas en calidad de refugiados buscan establecerse en una ciudad y se enfrentan a distinto obstáculos, pero al final lo único que quieres es trabajar

VIOLENCIA, AMENAZAS E INTIMIDACIÓN

De acuerdo con el Monitoreo de Protección 2024, realizado por la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), el 53 por ciento de la población encuestada refirió violencia, amenazas e intimidación, como principales razones que motivaron su salida de sus lugares de origen, y este año el porcentaje creció a 61.

Debido a la persecución política de que era víctima, fue que Fernando decidió emprender una emigración interna, y desplazarse desde Guantánamo a la Habana.

“Estaba perseguido por la seguridad del estado. Ellos te controlan todo el tiempo, todo el día, a toda hora, a través de personas que tú no te imaginas, te mandan pareja... Yo decía, pero ¿qué tú?, si yo no soy nadie.

“Ellos tienen agentes de seguridad que se visten de civiles y buscan la manera de llegar a ti, crearte un problema o acabar contigo o buscarte un problema legal, de manera que así se justifique que tú vayas preso. Es cierto que asesinan y es cierto que tienen presos políticos”.

Su estrategia, muy personal, dice, consistió en anularse política y socialmente para vivir una vida de casi indigente y poderse zafar, dejar de ser una persona de interés para la dictadura.

“Porque uno vive a nivel de indigente en Cuba. El nivel de indigencia en Cuba, obligatorio al pueblo, es muy grande. Yo hallé una nueva forma, una adaptación biológica a sobrevivir a eso, que era borrarme. Vivir en bajo perfil. Dijeron ‘este hombre no va a hacer nada nunca, es un fracasado’”.

Lo más que había logrado ganar Fernando, como médico general en su patria, eran entre 19 o 20 dólares mensuales, sueldo muy por debajo de lo que gana en este país el conductor de una carreta de caballos para trasladar gente, o el chofer de un almendrón.

“Siendo médico no eres nada, cualquier persona en cualquier otro rol social, como un ladrón, tiene un estatus mayor que tú, ¿sabías eso? Un ladrón o un traficante de mercancías o un comerciante o un chofer de taxi, está socialmente por encima de tu nivel adquisitivo. Alguien que maneje una carreta de caballos donde transporte personas es millonario, y está por encima de un médico en Cuba”.

EN BUSCA DE LIBERTAD

$!Fernando Montoya de 49 años, huyó de la dictadura en Cuba y encontró refugio en la ciudad de Saltillo.

Hace un año que Fernando decidió huir de su nación, dejándolo todo, en busca de libertad y de mejores condiciones de vida.

“Vine a un país en libertad a ser libre y a aprender a ser libre porque tenemos mucho que aprender de los mexicanos. Es que la libertad es un derecho, no es una opción”, reclama Fernando.

Marchó entonces para México y se acogió a la condición de refugiado ante la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR), institución del gobierno mexicano que se encarga de recibir, analizar y resolver las solicitudes de reconocimiento de la condición de refugiado en el país.

De las tres mil 16 personas procedentes de 15 países que han sido entrevistadas por la ACNUR en lo que va de 2025, 66 por ciento mencionó México como destino, mientras que el 31 por ciento refirió Estados Unidos.

En 2024 las cifras fueron a la inversa: 41 por ciento señalaron México como destino y 57 por ciento Estados Unidos.

“México es uno de los tres países en el mundo que el año pasado recibió más solicitudes de asilo a nivel global, 90 mil. No es un número menor. Esto demuestra la apertura que todavía existe a nivel del estado para poder recibir, integrar, proteger y cuidar a estas personas”, puntualiza Benjamín de Barros, jefe de la oficina de la ACNUR para el norte de México.

Durante varios meses Fernando vivió en Tapachula, Chiapas, donde, gracias a sus conocimientos como galeno, consiguió un trabajo en una pequeña farmacia.

“Rentaba en un lugar un poco insalubre, además de poco destruido, pero había mucho amor de las personas que me sostenían ahí. No te puedo explicar el nivel de gratitud que yo tengo, fueron buenos conmigo. Pero hubo que pagar y me veía en momentos económicos sumamente delicados, como muchos emigrantes”.

Hasta que un día conoció el Programa de Integración Local (PIL) auspiciado por la ACNUR, el cual brinda la oportunidad a las personas como él de recomenzar, rehacer su vida en otro lugar de México.

Hoy Fernando es una de las cuatro mil 912 personas que desde 2016, huyendo de la violencia, las amenazas, la intimidación o la discriminación, ha encontrado en Saltillo un nuevo hogar con la ayuda del PIL.

“ACNUR brinda protección a los refugiados, pero también soluciones duraderas. Entiéndase que la persona necesita recomenzar su vida y nosotros tenemos que ver cómo ella realmente puede empezar otra vez”, dijo Silvia Garduño, oficial de Información Pública de la ACNUR México, durante un taller dirigido a periodistas, desarrollado por el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) para México y América Central, en noviembre de 2024.

Después que aceptó participar en el PIL, Fernando, con ayuda económica de la ACNUR, viajó a Saltillo y permaneció tres días en un hotel donde recibió información y capacitación sobre el Programa.

“Me apoyaron desde el día uno con dinero, transportación, con la actitud, con ayuda emocional, con información. El apoyo es integral”.

Luego que dejó el hotel, se hospedó en casa de una prima política que tiene acá.

“Coincidió que yo tenía unos conocidos de allá de Cuba en Saltillo y ahí tuve una ventaja sobre otros muchos emigrantes”, platica.

A los dos meses tuvo que buscar y consiguió una casa de alquiler al oriente de la ciudad.

Con ayuda de la ACNUR Fernando se había colocado, gracias a sus conocimientos de medicina, como empleado dependiente en una cadena farmacéutica.

“Los de ACNUR que me apoyaron en la búsqueda del trabajo. Abrí un crédito en un banco, el IMSS, una membresía en City Club. Estamos hablando de que tengo de México el apoyo más grande que puedes tener como emigrante por la ACNUR. Estoy feliz, nada más me falta una novia...

“Me gusta mucho la gente aquí... Hay una limpieza de almas que yo extraño y que hubo en Cuba en algún momento. No se imaginan el daño antropológico que tienen los paisanos míos”.

Su plan a futuro es llegar a ejercer su profesión de médico general en alguna otra ciudad como Monterrey.

“En eso estoy, estoy loco por ver cómo funciona todo el mecanismo del sistema de salud, integrarme y contribuir a la salud de las personas, a mi economía”.

$!Ana Lorena Galindo Cepeda jefa de la oficina de ACNUR en Saltillo y Benjamín de Barros jefe de la ACNUR para el norte de México refieren que el 80% de los refugiados enfrentaría un riesgo si tuviera que regresar a su país.

SALTILLO, DESTINO DE REFUGIADOS

Saltillo sería la primera capital de México en la que la ACNUR puso en marcha el Programa de Integración Local, en su fase piloto.

Las razones más importantes para elegir este destino, se dijo entonces, eran, y siguen siendo, su desarrollo industrial y sus indicadores de seguridad.

“Lo que nos dimos cuenta en 2016 que empezó el Programa, era que, a diferencia de las ciudades del sur, que tienen unas condiciones distintas a otras ciudades del país, en términos de la capacidad de servicios, mercado laboral existente, en Saltillo el mercado laboral tiene muchas vacantes de empleo que no son llenadas con mano de obra mexicana y que, quizá, podíamos hacer esta vinculación con las personas que estaban llegando a México, que eran refugiadas, que se iban a quedar aquí, y que a lo mejor había oportunidades para ellas en esta ciudad”, declaró la oficial de Información Pública de la ACNUR México.

El primer paso del Programa es identificar, desde el sur del país, a través de las oficinas de la COMAR en Tapachula, Palenque y Tenosique, a las personas refugiadas, luego preguntarles si desean participar en el Programa de Integración Local, y una vez que aceptan iniciar el proceso de reubicación.

Ya en la ciudad de destino, el personal de la ACNUR brinda acompañamiento a los refugiados en la búsqueda de empleo, vivienda y escuela para los hijos.

“Es decir no se deja solas a las personas...”, aclaró Silvia Garduño.

Después las personas son monitoreadas con visitas domiciliarias y llamadas mensuales de seguimiento.

Luego de un año de acompañamiento y monitoreo, los refugiados salen de la ruta de integración o supervisión de la ACNUR.

Transcurridos dos años pueden acceder al proceso de naturalización y así tener acceso y goce pleno de sus derechos.

El Programa de Integración Local se implementó por primera vez a nivel nacional en Saltillo en 2016, con un grupo de 38 personas que se integraron a esta ciudad, convirtiéndose a la postre en uno de los programas estrella de la ACNUR.

“Gracias a la voluntad y a la disposición de instituciones públicas, privadas, gobierno estatal, municipal, academia, organismos de sociedad civil, comunidad, pudimos desarrollar la ruta de integración para acompañar a las personas refugiadas, en las localidades”, dijo Ana Lorena Galindo Cepeda, la jefa de la oficina de la ACNUR en Saltillo, durante la presentación de hallazgos del reporte “Tendencias y desafíos del desplazamiento forzado en México”, el pasado 18 de septiembre.

En la actualidad este programa ha beneficiado a más de 50 mil personas refugiadas en México que se han insertado exitosamente en las ciudades de Monterrey, Guadalajara, San Luis Potosí y Aguascalientes, donde actualmente opera el PIL.

La jefa de la oficina de la ACNUR en Saltillo destacó que desde 2016 se han recibido y se tienen identificadas en la ciudad a cuatro mil 912 personas, representadas en mil 256 familias, de 710 casos individuales.

En lo que va de 2025, con corte hasta el mes de agosto pasado, se habían reubicado en la ciudad a 612 personas refugiadas, mitad hombres, mitad mujeres.

Entre las nacionalidades más representativas de esta población están la hondureña con un 58 por ciento, la salvadoreña con 24 por ciento, la guatemalteca con un seis por ciento, la cubana con cuatro por ciento, la nicaragüense con tres por ciento, y uno por ciento por cada una de las siguientes nacionalidades: Venezuela, Haití y Colombia.

“Vemos que Saltillo cada vez es una ciudad más multicultural y eso hace que la comunidad esté más habituada a convivir con diferentes nacionalidades. La gente no viene a delinquir, viene a trabajar”, apunta Alberto Xicoténcatl Carrasco, director de la Casa del Migrante de Saltillo.

$!Muchas personas refugiadas encuentran albergue en la Casa del Migrante mientras ahorran dinero para alquilar una casa.

QUIEREN TRABAJAR Y ECHAR RAÍCES

Según las últimas estadísticas de la ACNUR del 58 por ciento de la población empleable del Programa, que llegó aquí en 2025, 91 por ciento cuenta con un trabajo al primer mes de su llegada a la ciudad, y el 100 por ciento lo hace al mes tres de su arraigo en Saltillo.

De ellos el 94 por ciento están vinculados a un empleo formal.

“Se tiene o se pudiera tener la creencia de que las personas se vinculan más bien a la informalidad. Y aquí en la comunidad, con el apoyo de las instituciones, hemos podido procurar que las personas tengan un empleo formal que les garantice un sistema de protección en cuanto a cuestiones de salud y vivienda, como las prestaciones de la formalidad lo favorecen”, apuntó Ana Lorena Galindo.

Para ello la ACNUR mantiene colaboración con más de 650 empresas en todo México, que han mostrado apertura, respecto a la inclusión e integración socioeconómica de la población refugiada.

“Afortunadamente aquí la vinculación a los empleos es inmediata. Recién llegan a la ciudad nos tardamos tres días en poderles vincular a su primera opción de empleo”, expone Galindo Cepeda.

Además, precisó Silvia Garduño, las empresas han destacado la lealtad de las personas refugiadas, en el sentido de que rotan mucho menos que otros trabajadores en los mismos empleos.

“Cada vez tenemos más participación del sector privado, de la industria, del comercio, de servicios, en donde ellos identifican a las personas refugiadas como un talento a atraer. Las personas con quienes trabajamos tienen una tasa de permanencia en los empleos que es bastante grande.

“Lo que estamos viendo, y eso nadie lo puede negar, es que en el norte de México hay una economía bastante dinámica, mucha creación de empleo, demanda constante de mano de obra”, comenta Ana Lorena Galindo Cepeda.

De acuerdo con datos de la ACNUR, 80 por ciento de las personas empleadas y vinculadas a la formalidad, están afiliadas al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

Además, la ACNUR recalca como ventaja el salario para operarios en el sector industrial, que en el caso de Saltillo llega a ser de 12 mil 680 pesos mensuales, aproximadamente, de los más elevados con relación a otros puntos del país.

“Tristemente cuando las personas llegan sin nada, sólo con lo que traen puesto, siempre es muy complicado empezar de cero y con salarios que, si bien son iguales a los de las personas mexicanas, es complicado vivir, porque Saltillo es una ciudad bastante cara, los alimentos son muy caros, el transporte es muy caro, las rentas son muy elevadas”, dice Alberto Xicoténcatl.

De los niños, niñas y adolescentes que llegaron a la ciudad con el PIL este año y que representan el 41 por ciento de su población total, 91 por ciento cuentan con una opción escolarizada, y 19 jóvenes están estudiando en una universidad local.

Por lo que a vivienda se refiere, nueve familias cuentan ya con casa propia, a través del crédito INFONAVIT, y cinco están en trámite.

“Pareciera un número pequeño, pero la verdad es que para nuestra población es bastante significativo. Es un indicador que nos permite identificar y observar que las personas están optando por quedarse en Saltillo y por echar raíces en nuestra comunidad”, aclara Ana Lorena Galindo.

$!Edilio Centeno Nieves, un refugiado venezolano de 44 años radicado en Saltillo, participó en el equipo olímpico de personas refugiadas.

NO ES OPCIÓN REGRESAR

Según el Monitoreo de Protección 2025 realizado por la ACNUR, 80 por ciento de los encuestados mencionó que enfrentaría un riesgo, si tuviera que regresar a su país.

“Es una cifra realmente aterradora, enorme”, advierte Benjamín de Barros, jefe de la oficina de la ACNUR para el norte de México.

Al menos Fernando, el médico de origen cubano y ahora refugiado en Saltillo, dice que él no vuelve a su tierra.

“Ne, ne, ne... He tratado de ayudar a mi madre que está sola allá con párkinson, pero es muy difícil. Dejé también a una hermana y a una sobrina...”.

Galindo Cepeda reconoce, sin embargo, que un dato complicado es el del alojamiento, pues el 76 por ciento de las personas que recién llegan acá manifiesta una dificultad para identificar una vivienda en renta.

“Creo que uno de los retos grandes en Saltillo y su zona conurbada es la vivienda, porque cada vez es más cara, y cuando encuentran vivienda no siempre los servicios están garantizados. Hay problemas de abastecimiento de agua, de accesibilidad”, advierte Xicoténcatl Carrasco.

La jefa de la oficina de la ACNUR en Saltillo dice que inicialmente se contaba con un recurso específico para que las personas, que llegaban a la ciudad, pudieran rentar una vivienda donde quedarse, iniciado su proceso de integración. Actualmente ese recurso ya no se tiene.

“Hay personas que llegan ya con el recurso propio para erogar el pago de la renta, y hay quienes se tardan un poquito más en poder juntar el recurso necesario, que lo adquieren a través del empleo al que se les vincula. El ingreso que tienen percibido por sus propias habilidades, recursos y talentos.

“Nos parece algo muy importante para las personas que no sea una cuestión de asistencialismo, sino que con sus propios recursos puedan ser hacedores de su proyecto de vida. Lo resuelvan. Obviamente es un proceso un poquito más tardado, pero al final de cuenta se están tardando de dos a tres semanas en poder ubicar una vivienda”.

Empero, la ACNUR ha resuelto el problema del alojamiento en colaboración con la Casa del Migrante de Saltillo, que ofrece hospedaje y alimentación gratuitos a familias de refugiados que han optado por la protección del PIL.

“Aquí como no les cobramos alimentos ni hospedaje, lo que empiezan a ganar las primeras semanas lo ahorran y con ese ahorro la gente junta para poder tener el depósito de su primer cuarto.

“Lo complicado es que no solo requieren un espacio, sino empezar con un colchón, unas sillas, una mesa, una parrillita para poder cocinar, y entonces estamos viendo que la gente necesita más tiempo de una semana y es la forma en la que los estamos apoyando, dependiendo del caso de cada persona”, comenta Alberto Xicoténcatl.

No obstante, con el recorte de fondos que ha implementado la administración Trump, la Casa del Migrante se la está viendo difícil para conseguir alimento y medicamentos.

“La gente se queda más tiempo, depende más de nosotros y la casa tiene cada vez menos recursos económicos. Sin embargo, estamos viendo que la gente sí está logrando una independencia económica adecuada y se está adaptando”.

Actualmente la ACNUR recibe a grupos de hasta 50 refugiados por mes en cada una de las localidades de México en las que opera el PIL.

“Sigue llegando gente que tiene un perfil para ser reconocidas como refugiados en el país”, dice Galindo Cepeda.

Otro de los retos que enfrenta el PIL son el cuidado de menores, en los casos de padres y madres solteros que son reubicados, y para los que el hecho de no contar con redes de apoyo complejiza su integración al entorno.

“De pronto tenemos al hijo o a la hija mayor sin poder ir a la escuela, para poder quedarse a cuidado de los hermanos pequeños. Como todo programa siempre tiene que ser perfectible o mejorable y eso nos da la oportunidad de seguir identificado, en base a las necesidades de las personas, dónde tenemos que enfocarnos y trabajar”, dice Ana Lorena Galindo.

$!Marialejandra Centeno Nieves sigue los pasos de su hermano como tiradora deportiva.

PROGRAMA EXITOSO

A pesar de las áreas de oportunidad, el Programa de Integración Local de la ACNUR es considerado como exitoso por las historias de éxito de gente refugiada que ha encontrado en Saltillo una oportunidad para recomenzar su vida.

“Cuando hablamos de casos de éxito podemos encontrar una diversidad de perfiles: desde la persona que ha ido creciendo en la empresa y ahora tiene como un puesto más alto, hijos que empezaron estudiando, pero ya están terminando una carrera universitaria, por ejemplo”, dijo Silvia Garduño, oficial de Información Pública de la ACNUR México, durante su intervención en un taller para periodistas organizado por el CICR, a finales de noviembre del año pasado.

Y aludió al caso de Edilio Centeno Nieves, un refugiado venezolano de 44 años radicado en Saltillo, que, aunque no llegó acá traído por el PIL, participó, con apoyo de la ACNUR, como campeón de tiro deportivo dentro del Equipo Olímpico de Refugiados, nada menos que en los Juegos Olímpicos de París 2024.

Edilio y su hermana Marialejandra, también campeona de tiro, habían decidido escapar de la crisis humanitaria en su país, provocada por las duras políticas del dictador Nicolás Maduro.

“Llega un momento en que te das cuenta de que no está bien lo que estás viviendo por la inseguridad para conseguir los alimentos, que si te quitaban la luz, el agua, mi hijo estaba pequeño... y la idea era como darle un futuro”, relata Marialejandra, 40 años.

Después de casarse, Marialejandra y su esposo Alejandro Rojas, abogado de profesión, habían conseguido en Venezuela hacerse con una casa, un coche, un negocio, un patrimonio.

“Estábamos bien establecidos allá, pero se vino la crisis y obviamente te lleva con todo. El tema de dejar todas tus cosas, todo lo que tú has logrado durante toda tu vida, y de repente empezar de cero, sí es muy duro”.

Ediliio tenía montada en Venezuela una academia de tiro con sus propios atletas, a los que entrenaba y capacitaba en el deporte.

“La gente nunca llega a imaginar que tu vida entera la metes en una maleta y vámonos, no sabes cuándo vas a volver, cuándo vas a ver a tu gente otra vez. Me voy de mi país a un lugar donde no conozco, donde no tengo a nadie. Dejas parte de tu vida allá. No es sencillo, es algo bien difícil dejar tu vida entera en un lado y sobre todo dejar tu familia, es muy fuerte. Por más que estés en contacto, por más que los llames, una videollamada, mensajes whatsapp, no es lo mismo al contacto físico”, dice Marialejandra.

Al respecto, Ana Lorena Galindo dice que cada vez son más las personas refugiadas que requieren de un acompañamiento en salud mental.

“Es una nueva pandemia, digámoslo así. Por un lado, las instituciones no se dan abasto para atender la creciente necesidad de este servicio, y por otro las personas a veces no priorizan el atender a tiempo este tema que después tiene muchas repercusiones en los procesos de integración de las personas refugiadas.

“Hay como que el famoso síndrome del estrés postraumático, las personas vienen de haber sufrido y haber vivido situaciones muy complejas, y esto a nosotros se nos detona en personas que de repente ya no se presentan a trabajar, que empiezan a tener manifestaciones en cuestión de salud física y eventos de depresión, de tristeza”.

El primero en salir fue Edilio, en 2017, y un año después su hermana.

Una vez que fueron reconocidos por la COMAR como refugiados, Edilio y Marialejandra decidieron vivir en Saltillo.

“Jamás había escuchado de Saltillo. Empecé a investigar, Saltillo dónde queda, queda al lado de Monterrey, bueno Monterrey sí lo había escuchado”, relata Maríalejandra.

Edilio, quien se había graduado de psicólogo en Venezuela, consiguió acá un puesto como mesero en un restaurante, donde al poco tiempo ascendió a capitán.

Marialejandra, quien había conseguido titularse en administración y contaduría en su país, se empleó como ayudante de recepcionista en una empresa.

UN SUEÑO DEPORTIVO

Los hermanos, que desde jóvenes incursionaron en el tiro deportivo, una de las disciplinas de arte competitiva, habían acumulado triunfos en competencias mundiales, representando a Venezuela.

No obstante, en Saltillo tuvieron que dejar el deporte por razones de sobrevivencia.

Sucedió que Edilio había visto por televisión, durante la inauguración de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, desfilar a una selección de refugiados con la bandera olímpica.

“Y dije ‘¿selección de refugiados?, ¿por qué?’, y empecé a investigar”.

Entonces Edilio y Marialejandra se pusieron en contacto por redes sociales con Johann Weigend, atleta olímpico y agente de la ACNUR en Monterrey, y a partir de ahí comenzó su batalla para formar parte del equipo de refugiados.

Con la intervención de Jimena Saldaña, secretaria general y CEO de Panam Sports, Ana Lorena Galindo de ACNUR Saltillo, así como de personas de otras instituciones, tanto privadas como del deporte mundial, fue que los hermanos Centeno Nieves lograron, después de casi dos años de trámites y papeleos, ingresar al Comité Olímpico Internacional.

Al poco tiempo esta organización les otorgaría una beca que hasta ahora cubre sus gastos de pago de renta en Saltillo, alimentación, hidratación, gimnasio, vitaminas y fisioterapia.

A la sazón Marialejandra había conseguido un empleo como supervisora de operaciones en una financiera.

“La verdad es que dentro de todo lo difícil y duro que puede ser México nos ha tratado muy bien, específicamente Saltillo nos ha tratado muy bien. Hemos conseguido buenos trabajos, buenas personas, buenos amigos”.

Sus sueños y los de su hermano se habían centrado en participar dentro de la selección de refugiados, en los Juegos Olímpicos de París 2024.

Lugo de un arduo entrenamiento en la cancha de tiro y una férrea preparación psicológica, física y táctica... Edilio consiguió clasificar.

“Hice buenas marcas antes de los juegos olímpicos. Nos exigían ahí la marca mínima internacional y competir en Holanda, España. Hice buenas marcas por allá, estuve en las finales de Holanda del Gran Prix Internacional y me fue bastante bien en la preparación para los juegos olímpicos”, narra Edilio.

Sin embargo, a pesar de que a Edilio no le fue posible obtener una buena calificación en la justa mundialista, el haber estado ahí fue para él una experiencia espectacular.

“Me falló el arma, a pesar de que estaba nueva, de que la había alistado, y ahí tuve una pérdida de puntos importante, pero las aspiraciones eran bastante ambiciosas en los juegos. Pero, pasó eso y es como que al de fórmula uno le falla una bujía”.

Ahora Edilio y Marialejandra están ya en el camino de formar parte de la selección de refugiados para Los Ángeles 2028.

“Y yo creo que ahí hay que buscar la medalla sí o sí, no hay otra opción y representar a esa causa, a los refugiados del mundo”, dice Edilio.

-¿Volverías Venezuela?

Responde Marialejandra:

-Claro que quiero regresar. Venezuela para mí es muy importante y la llevo en el alma y en el corazón. Ta complicado porque ahorita está peor... Obviamente regresarme para vivir, hasta que la situación mejore. Que me hice cambio de gobierno, que mejoró, bueno, claro que sí... En lo inmediato quisiera ir a visitar a mi familia, a mi gente y traérmelos a todos...

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