Rafa Márquez, gran clase y liderazgo

Deportes
/ 28 septiembre 2015

Márquez debe ser bastión en la zaga; además sabe como poner pases precisos para iniciar el ataque

México, DF. Allá por los años 80, en Zamora, Michoacán, el pequeño Rafa veía emocionado cómo su papá, del mismo nombre, y su tío, Leo, jugaban a la pelota no como distracción, sino como medio de vida.

Fue su tío el que le vio algo más que el simple gusto por jugar. Los visores del Atlas le echaron el ojo y a los catorce años de edad lo ficharon.

Ahí comenzó todo. Y ahora el capitán va por su última batalla.

Ahí comenzó la leyenda de Rafael Márquez Álvarez, uno de los mejores futbolistas mexicanos de todos los tiempos, y quien por cuarta vez defenderá los colores de la Selección Nacional Mexicana en Copa del Mundo.

En la cantera rojinegra, Márquez se volvió parte de la última generación dorada que han tenido los Zorros, con jugadores que a futuro se hicieron de nombre como Miguel Zepeda, Juan Pablo Rodríguez, Mario Méndez y Daniel Osorno.

Llegó el 19 de octubre de 1996, la jornada 11 del torneo de Invierno, y Efraín Flores le dio la oportunidad de debutar como volante a Márquez, en un duelo Atlas-Pumas, celebrado en el estadio Jalisco.

De ahí para adelante. El zamorano no volvió a ver la banca. Se convirtió en jugador base del equipo tapatío y disputó la final del Verano del 99, la cual perdió ante Toluca.

Y en selecciones menores ya se comenzaba a hablar de él.

Rafa dio la sorpresa al firmar con el club Mónaco, que juega en la Liga francesa. El conjunto monegasco pagó 6 millones de dólares por el mexicano.

La leyenda va de la mano del mexicano. Se habla de que durante la Copa América de 1999 celebrada en Perú, los visores del equipo monegasco seguían al chileno Pablo Contreras, pero al ver el talento de Márquez cambiaron su objetivo.

Pero antes debutó en la Selección Nacional. El primer partido que disputó fue el 7 de febrero de 1997 en un juego amistoso en contra de Ecuador. Mas su llegada al Tri, dicen, fue obra de la casualidad.

Se cuenta que Bora Milutinivic y su auxiliar Fernando Quirarte llamaron para esa convocatoria a Márquez, pero al volante César Márquez también del Atlas. En la Federación Mexicana de Futbol el nombre se confundió con el del central.

Al final fue una confusión beneficiosa.

En Selección, Rafa se volvió muy pronto pilar importante del equipo nacional. Su juventud le impidió ir al Mundial de Francia en 1998, pero de ahí en adelante su carrera se fue más que al cielo.

Márquez ha jugado 120 partidos en la Selección Nacional, con los siguientes logros: Campeón de la Copa Confederaciones en 1999. Campeón en la Copa de Oro en 2003 y 2011. Subcampeón en la Copa América de 2001. Además de haber disputado ya tres Mundiales: Corea Japón 2002, Alemania 2006 y Sudáfrica 2010. Ahora va por el cuarto.

Sus años en Mónaco fueron de ensueño. Ganó una Liga y una Copa y dio el paso importante.

Rafa brincó al Barcelona y se volvió puntal del equipo culé. Estuvo de 2003 al 2010, ganando en total 17 títulos. Después pasó, con más pena que gloria a la MLS. Estuvo dos años en el Red Bulls de Nueva York.

En 2012 regresó a sus raíces, a México, para conquistar la Liga con el León, título que le faltaba en su carrera. Y no una, sino dos veces.

Ese es Rafael Márquez Álvarez. Uno de los últimos estandartes del futbol mexicano. Que luce por su gran clase y liderazgo en la cancha, pero que también desluce por su falta de calma en los momentos de mayor presión. Sus expulsiones ya son legendarias en los momentos en que el equipo nacional más lo necesita. Es hora que la madurez alcance a su gran trayectoria.

Y va por su cuarta Copa del Mundo, la cuarta en su cuarto continente.

El gran capitán va por su última batalla.


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