Cuatro Ciénegas: un oasis científico donde las mujeres impulsan la ciencia y la innovación

Samanta Machado, estudiante de posgrado en la Universidad Autónoma de Coahuila, destaca entre las 25 mujeres latinoamericanas líderes en ciencia y tecnología. Su innovadora investigación en las microalgas de Cuatro Ciénegas no solo impulsa la ciencia, sino que también pone en alto el nombre de la región

1 marzo 2025
Cuatro Ciénegas: un oasis científico donde las mujeres impulsan la ciencia y la innovación

Samanta Machado Cepeda, una ingeniera química colombiana de 33 años, es un ejemplo de dedicación, pasión y perseverancia. Hoy, es reconocida como una de las mujeres científicas de Latinoamérica con mayor potencial en los campos de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM) al haber resultado ganadora en el certamen 25 mujeres en la ciencia, logrando así, posicionarse como un faro de inspiración para futuras generaciones de mujeres científicas latinoamericanas.

Con una sólida formación en ingeniería química en su natal Colombia, Samanta no solo continuó su camino con una especialización en ciencia y tecnología de alimentos, sino que también cosechó más de cinco años de experiencia profesional en su país, sin embargo, su espíritu inquieto la llevó a emprender nuevos horizontes.

En México, específicamente en Saltillo, tuvo la oportunidad de continuar sus estudios y actualmente se encuentra cursando un doctorado en la Universidad Autónoma de Coahuila, en la Facultad de Ciencias Químicas, donde se dedicó a un proyecto de vanguardia que la llevó a ganar un importante certamen internacional.

Este proyecto, que comenzó durante sus estudios de posgrado, nació en BioRefinery Group, creado en 2013 y perteneciente al Departamento de Investigación en Alimentos de la Universidad Autónoma de Coahuila.

Aunque nació en Colombia, en entrevista para A La Vanguardia, Samanta se dice orgullosa que se siente honrada de representar a Coahuila y a la UAdeC.

$!Con el corazón en Colombia y la mirada en Cuatro Ciénegas, Samanta es una investigadora transforma microalgas en esperanza para un futuro más saludable y sostenible.
¿Cómo llegaste a interesarte por la ciencia?
Creo que desde niña. Mis papás son muy académicos y siempre me impulsaron a interesarme por la educación y por aprender. Como todo niño, yo primero quería ser médico, como mi papá, luego pensé en ser ingeniera de petróleo. Pero ya a los 14 o 15 años, dije “quiero ser ingeniera química”. ¿Por qué ingeniería química? Porque esta carrera te permite abordar una gran variedad de campos laborales y muchos contextos en la vida. Por ejemplo, yo en Colombia trabajé en alimentos, trabajé en plásticos, trabajé en asuntos nucleares también. Eh, trabajé en textiles y eso me lo permitió mi carrera.
Quise enfocarme en la alimentación porque es necesaria para la humanidad y me permite buscar fuentes alimentarias saludables. Hay que tener un equilibrio y hay que fomentar los recursos que da la región y usar esas fuentes para otros nuevos alimentos y otras nuevas matrices.
Por ejemplo, mi ficocianina no solamente sirve para alimentación, también sirve como pigmento textil. De los alimentos podemos obtener muchas fuentes para otro tipo de industrias, hasta la energética, como los biocombustibles. Entonces, eso me impulsa a hacer ciencia para eh descubrir qué más pueden los alimentos ofrecernos a la humanidad.
Quiero ser ingeniera química porque esta carrera te permite abordar una gran variedad de campos laborales y muchos contextos en la vida.
¿En qué consistió el proyecto?
El proyecto con el que gané el certamen se centró en la caracterización de las microalgas de Cuatro Ciénegas. Descubrimos que estas microalgas tienen pigmentos y proteínas que podrían convertir a esta región en una fuente viable de alimentación. En mi doctorado, lo que estoy haciendo es optimizar la producción de estas microalgas, abordando la parte ingenieril del proceso: el diseño de fotobiorreactores y la optimización de los medios de cultivo.
Sabemos que las microalgas son fuente de proteína, carbohidratos, lípidos y pigmentos. Estos pigmentos tienen vitaminas y antioxidantes, que son buenos para la salud, ya sea para la alimentación humana o alimentación animal. Se tomaron muestras del agua de Cuatro Ciénegas y efectivamente pudimos aislar microalgas.
El objetivo de este proyecto era hacer visible a Cuatro Ciénegas no solamente en el ámbito turístico, sino crear conciencia o dar ese impulso para un desarrollo económico. Que es las microalgas como fuente de alimentación.
El Dr. Héctor Ruiz, mi director, envió la convocatoria para este proyecto a Colombia. Él estuvo en contacto con una profesora que tuve en Colombia y quien le pasó la información del CONACYT, que dirige los grupos de investigación y decide qué proyectos son aceptados. Así fue como me surgió la oportunidad de venir a México, a la Universidad Autónoma de Coahuila, para estudiar la maestría.
En la maestría, nos enfocamos en aislar y caracterizar las microalgas, descubrimos que son una excelente fuente de proteínas y carbohidratos, pero en el doctorado decidí profundizar más en una microalga específica. Mi objetivo ahora es optimizar su producción de biomasa, ya que durante la maestría descubrí que tiene un pigmento llamado ficocianina, un pigmento azul rey, muy llamativo, que podría reemplazar aditivos alimentarios sintéticos, ya que no tiene contraindicaciones para la salud y está aprobado por la FDA.
Lo más fascinante es que la ficocianina, que comúnmente se extrae de la espirulina platensis, también está presente en esta microalga de Cuatro Ciénegas. Potenciar la producción de esta microalga significa poder aprovechar un pigmento que, además de ser saludable, es antioxidante, antimicrobiano, anticancerígeno y antitumoral. Yo lo llamo “el santo grial de los pigmentos” porque es eficaz contra tantas condiciones. Además, tiene una propiedad fluorescente que está siendo investigada para su uso como un indicador oncológico. Esto podría revolucionar los métodos actuales para detectar el cáncer, ya que sería una alternativa no radiactiva, menos invasiva y más segura.
Lo que más me apasiona de este proyecto es su aplicabilidad no solo en la salud, sino también en el ámbito de la bioeconomía circular. Para optimizar la producción de microalgas, estamos utilizando recursos alternativos como la cascarilla de arroz, que es rica en carbohidratos y, por lo tanto, ayuda al crecimiento de la microalga. Esto cierra el ciclo, ya que estamos utilizando un residuo de la industria del arroz para fomentar el crecimiento de un recurso natural que podría ayudar a resolver problemas alimentarios.
Este logro ha sido posible gracias al apoyo de mi director, el Dr. Héctor Ruiz, quien también forma parte de la Academia de Ciencias Mexicana y tiene una gran experiencia en investigación. Él, al igual que otros expertos, me animó a participar en el certamen, que busca proyectos de investigación científica con enfoque social, es decir, que puedan beneficiar a la sociedad.
Este proyecto quiere hacer visible esa opción de de alimentación, como también se llama alimentos del futuro. Eran del pasado, pero ya no se usan, hace como mes y medio me llegó la noticia que estaba entre las semifinalistas y hace unos días supe que estaba entre las 25 ganadoras.
El proyecto se centró en la caracterización de las microalgas de Cuatro Ciénegas, que podrían convertir a esta región en una fuente viable de alimentación.
¿Cómo es para ti estar entre las 25 mujeres latinoamericanas reconocidas por su trabajo en la ciencia?
Fue una locura completa porque, para ser honesta, no lo estaba buscando, ni se imagina uno que la vida le va a cambiar de esa manera. Pero así son las cosas de Dios.
Este logro fue posible gracias al proyecto que mis directores, el Dr. Héctor Ruiz y la Dra. Rosa María Rodríguez, me propusieron. Yo no conocía Cuatro Ciénegas, y cuando veo este hermoso oasis en medio del desierto, dije, “Sí, claro que le entro.”
No hay estudios muy a fondo de la biodiversidad en cuestión de microalgas. Sí sabemos de la fauna y flora de Cuatro Ciénegas, pero en cuestión de microalgas no está muy bien estudiado. Entonces, la idea era aislar o tomar muestras de agua a ver si encontrábamos.
Me siento muy contenta, yo soy orgullosamente colombiana, pero aparte de eso me enorgullece resaltar el nombre de la universidad de la UAdeC, que me ha permitido crecer en mi carrera profesional, de México y de Saltillo.
Me siento muy feliz por mostrar, de dónde vengo y dónde pertenezco ahora y también mostrar y hacer visible el nombre de Cuatro Ciénegas.
Mi objetivo ahora es optimizar su producción de biomasa, ya que descubrí que tiene un pigmento llamado ficocianina, que podría reemplazar aditivos alimentarios sintéticos.
¿Qué es lo que se necesita para materializar tu proyecto?
Estamos trabajando en optimizar la producción de las microalgas para que sea más atractiva tanto para la industria como para los gobiernos, como el de Coahuila, y que puedan ver el potencial de este proyecto. La idea es obtener financiación para poder llevarlo más allá del laboratorio y aplicarlo a gran escala. Ahora mismo, todo está enfocado en el laboratorio, pero si logramos financiamiento, podríamos llevarlo a la industria y tener un impacto real.
Las microalgas son una excelente fuente de proteínas, y aunque consumen agua, su demanda es mucho menor que la de la ganadería, lo que las convierte en una opción más sostenible en términos de recursos hídricos.
Lo interesante de las microalgas es que no solo son una fuente de nutrición, sino también una oportunidad económica y de desarrollo. Este campo está en auge, y cada vez más grupos de investigación están explorando cómo producirlas de manera eficiente y económica. Todo esto depende de los costos y de poder encontrar una forma de producción que sea sostenible y rentable a gran escala.
Ya podemos ver productos como polvo de espirulina o de ficocianina en los supermercados, pero mi propuesta es llevar las microalgas de Cuatro Ciénegas al mercado como una fuente alternativa.
La ficocianina es antioxidante, antimicrobiana, anticancerígena y antitumoral; la llamo ‘el santo grial de los pigmentos’.
¿Qué es lo que se podría desarrollar a partir de estas microalgas?
En cuanto a alimentos, las posibilidades son bastante amplias. Por ejemplo, se pueden desarrollar barras proteicas utilizando la biomasa de microalgas. Nosotros, en el laboratorio Biorefinery Group, ya hemos experimentado haciendo tortillas de maíz con microalgas. Aunque se ven verdes, la gente a veces es un poco reticente a probarlas, pensando que sabrán a pescado, pero en realidad, se acoplan muy bien con otros alimentos y su sabor es completamente neutral. También hemos probado hacer un postre dulce con microalgas, y el resultado fue muy sabroso.
Además, la ficocianina, el pigmento azul que se encuentra en las microalgas, tiene muchas aplicaciones. Por ejemplo, en otros proyectos dentro de nuestro grupo de investigación, se ha utilizado la ficocianina de la espirulina para hacer productos como limonada, gomitas y otros dulces. Estos productos no solo son atractivos visualmente, sino que también aportan beneficios para la salud. Y lo mismo ocurre con la ficocianina proveniente de las microalgas de Cuatro Ciénegas; se puede utilizar para hacer estos productos.
Para optimizar la producción, utilizamos recursos alternativos como la cascarilla de arroz, cerrando el ciclo con un residuo de la industria del arroz.
¿Esta microalga podría aportar otros beneficios además de los alimentos como los conocemos?
Sí, cuando la incorporamos a alimentos como las tortillas de maíz, no solo aumentamos su contenido de proteínas, sino también mejoramos su perfil nutricional.
En el caso de los dulces, la ficocianina es un pigmento proteico, entonces el pigmento azul, mejora el valor nutricional, además es un antioxidante, anticancerígena, antimicrobiana, por ejemplo, pues el mismo pigmento puede ser como conservador del alimento y antitumoral.
Este logro ha sido posible gracias al apoyo de mi director, el Dr. Héctor Ruiz, y su experiencia en investigación con enfoque social.
¿Estos proyectos estaban dentro de tu plan?
Mi proyecto de vida siempre ha sido ser exitosa profesionalmente, pero la verdad es que nunca imaginé que este camino me llevaría hasta México. Estoy profundamente agradecida por estar aquí, por todas las oportunidades que se me han brindado.
Estos premios y reconocimientos, como el de haber ganado la distinción a la mejor tesis de maestría de mi generación en la Facultad de Ciencias Químicas, no son algo que busqué conscientemente. Creo que, más allá de los premios, lo importante es hacer las cosas bien, con pasión y dedicación. Uno no trabaja pensando en obtener un reconocimiento, sino simplemente porque lo que estás haciendo te gusta y sientes que puede tener un impacto positivo.
Claro, todo esto requiere un esfuerzo significativo, especialmente estando lejos de casa, de mi familia, de mis amigos, de mi comida. Hay sacrificios, pero esos sacrificios valen la pena porque estás persiguiendo algo que te gusta.
De pronto si algún día te sientes desanimado, al otro día reaccionas y dices, “Pero estoy haciendo algo que es bueno para los demás y que me gusta”. Entonces, es eso, hacer las cosas bien como debe de ser y que y los premios o reconocimientos que vengan, pues ya es añadidura y cuando llegan, pues superagradecida por eso.
Esos alimentos del pasado ya no se usan, pero queremos hacer visible esta opción como alimentos del futuro.
¿Cuáles son otros planes que tienes a futuro?
Bueno, al terminar el doctorado, tengo varias opciones en mente. Yo sí soy académica, científica me gusta mucho la ciencia, pero también me gustaría que se viera más aplicativo.
Siempre ha sido como mi primer sueño, mi meta, liderar el departamento de investigación y desarrollo en una empresa, en una industria porque es ahí donde se crean las ideas y donde se materializan las iniciativas pensando en en un beneficio tanto para la empresa, pero también para la sociedad.
Pero también está el hecho de continuar con la academia en la ciencia porque es ahí donde están los primeros pinitos de la innovación. Ahí es donde se crea la industria.
No me imaginaba que la vida me iba a cambiar de esa manera, pero así son las cosas de Dios.
¿Cuál sería el llamado para aprovechar la riqueza de Cuatro Ciénegas, además del turismo y los recursos naturales como plantas y animales?
El llamado es aprovechar todo lo que Cuatro Ciénegas tiene para ofrecer, más allá de sus atractivos turísticos y sus recursos naturales.
Este proyecto se presentó yo creo que ya hace 2 años ante el alcalde, todavía yo no había terminado el proyecto, pero ya había indicios y se presentó todo junto con una propuesta de un diseño, un fotorreactor a la escala piloto en donde podíamos eh producir biomasa a grandes escalas.
El alcalde dijo, “Bueno, pero necesito costos. Aún no los tenemos.” Entonces, ¿Qué faltaría? Hacer un estudio tecnoeconómico para saber cuáles son los costos y los beneficios y ya presentarlos a la autoridad. A ver si le parece.
No hay estudios muy a fondo de la biodiversidad de microalgas en Cuatro Ciénegas, y queremos explorar ese potencial.
¿Cuál es el camino que falta por recorrer?
Estamos estudiando los parámetros óptimos y las condiciones necesarias para maximizar la producción de las microalgas. Es decir, determinar la cantidad exacta de nutrientes, luz y agitación que requieren para crecer de manera eficiente. Con esta información, podremos calcular los costos de producción de manera precisa.
Yo espero que en año y medio, cuando termine mi doctorado, ya tenga claro cómo optimizar la configuración de los fotobiorreactores, que es el foco principal de mi tesis. Después de eso, estimo que en unos seis meses más podremos realizar el estudio técnico y económico necesario para evaluar la viabilidad del proyecto.
Si todo va bien, creo que en aproximadamente dos años, con un trabajo constante, tendríamos una visión clara sobre cómo llevar este proyecto a su etapa de comercialización.
La idea es obtener financiación para llevar el proyecto más allá del laboratorio y aplicarlo a gran escala.
¿Qué opinas sobre los espacios que las mujeres están ganando en la ciencia?
Es muy grato. Primero resaltar a la empresa 3M, que fue la que hizo este certamen cada año y esta vez fue la edición especial a universitarias, que fue donde yo gané; agradecerle a ellos porque hacen visible el trabajo de las mujeres en la ciencia.
Yo me siento muy grata, muy orgullosa de mostrarlo siendo mujer. Lamentablemente la humanidad tiene antecedentes donde la mujer ha sido hecha a un lado y estas iniciativas son importantes para resaltar el trabajo de las mujeres.
Yo creo que las empresas han hecho mucha labor en visibilizar el trabajo de las mujeres, pero falta algo y es que aún, aunque hay muchas mujeres trabajando o en la academia, aún hay mucha diferencia en por ejemplo, en los honorarios, en los salarios, en las oportunidades, en los cargos ejecutivos o directivos.
Aún aún falta eso y bueno, es un proceso que con paciencia eh y con respeto también yo creo que lo lograremos.
Mi mensaje final es decirles a todas las niñas, que tienen este impulso de entrar en el mundo científico, que lo aprovechen, que lo hagan. Yo quiero resaltar que México tiene grandes oportunidades para poder estudiar.
Nosotros ya hemos experimentado haciendo tortillas de maíz con microalgas; aunque se ven verdes, pueden ser el futuro de la alimentación.

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