La semilla del mal

Especial
/ 2 octubre 2015

    Los fanáticos del presente dicen que no hay nada más caduco que un periódico atrasado, sin embargo, es en las hemerotecas donde hay que buscar información que nos ayude a entender las cuestiones del presente, como es el fenómeno actual de las mafias que azotan a nuestro país, asunto que ya supera a otras organizaciones como son la mafia siciliana, la mafia rusa, conocida como la Solznezkaya, la china, con el nombre de las Triadas y la Yakuza, la muy peligrosa pandilla del Japón.

    Todo inició en Sinaloa, donde floreció el cultivo de la amapola, la adormidera que era necesaria para la producción de morfina, droga indispensable en los frentes de la Segunda Guerra Mundial. Y es que el presidente Manuel Avila Camacho, llegó a un acuerdo informal con Franklin Delano Roosevelt, de los Estados Unidos, para hacer extensivo el cultivo de la amapola en la sierra de Sinaloa, con el propósito de no contaminar a su país.

    Así las cosas, en el año de 1944, el entonces gobernador de Sinaloa, el coronel Rodolfo Tirado Loaiza, fue asesinado en Culiacán por un pistolero que luego confesó que el autor intelectual del crimen era el general Pablo Macías, el mismo que sustituyó al coronel Tirado en el gobierno estatal.

    Durante el sexenio de Miguel Alemán, el general Pablo Macías se afianza en el poder y se le menciona como el cabecilla de las bandas que trafican con el opio de la sierra. Atrás del entramado están figuras de la mafia americana; el judío Ben "Bugsy" Siegel y el siciliano Salvatore "Lucky" Luciano. El crimen del coronel Rodolfo Tirado queda impune y "Lucky" Luciano es protegido por el gobierno norteamericano por el hecho de haber facilitado el desembarco de las tropas aliadas en Sicilia.

    Dicen que no hay maldad más terrible que la nacida de la semilla del bien. La maldición llegó a Sinaloa gracias a un fin que era noble; producir un medicamento para los heridos en la guerra. Con la semilla de la amapola llegó la desgracia a nuestro país y asimismo, con el disimulo para el caso del general Pablo Macías y el perdón del gobierno americano para "Lucky" Luciano, se genera el fenómeno que Norberto Bobbio definió como "criptogobierno", el maridaje armónico
    entre políticos y criminales.

    No está de más recordar que el ascenso de Miguel Alemán al poder se inició con un asesinato que mucho lo benefició: fue el de Manlio Fabio Altamirano, muerto en el Café Tacuba por Manuel Parra, jefe de la mafia de pistoleros conocida como la "Mano negra", lo que facilitó la llegada de Alemán al gobierno de Veracruz y el poder para la "Mano negra".

    Asimismo otro alemanista, el coronel y senador Carlos I. Serrano, se vio envuelto en un problema de narcotráfico: En 1948, un automóvil Cadillac de su propiedad fue detenido en Laredo, Texas, cargado con goma de opio. El chofer, Francisco Gurrola, un agente de Migración, fue detenido y el diputado Serrano, poderoso político mexicano, reclamó airadamente la devolución del Cadillac.

    Otra historia del antiguo narco es la del general Humberto Mariles, que en el sexenio de Alemán, cubrió de gloria al deporte mexicano al ganar en la Olimpiada de Londres (1948), medallas de oro en equitación. Muy triste para los mexicanos fue la noticia que años después apareció en los periódicos: El general Mariles se había suicidado en la prisión de La Santé, de París. Había sido detenido por los franceses cuando se disponía a trasladar 60 kilogramos de heroína al continente americano.

    Son viejas y aisladas historias que no son suficientes para culpar al pasado por el desorden que hoy padecemos, si acaso a los gringos, por haber llevado a Sinaloa la semilla de un bien, que al final, resultó ser la semilla del mal.

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