Estafa en la Tesorería
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Resulta desalentador conocer cómo es que se fue generando un esquema de corrupción institucional tan corrosivo en el área de las finanzas estatales; cómo es que la pudrición fue avanzando en los estamentos de una institución que es, o debería ser, la más confiable, segura y prestigiada del Gobierno estatal, nos referimos a la Secretaría de Finanzas, Tesorería del Estado o SATEC, cualquiera que haya sido su nombre.
Y no se trata en esta ocasión de hacer referencia a los exfuncionarios que hoy se encuentran prófugos de la justicia. Tampoco se trata de los defraudadores que desde los mandos medios estuvieron cobrando tenencias y otros derechos sin ingresar lo recaudado a las arcas del erario. Hoy citaremos un caso que podría ser el diagnóstico que nos indique hasta donde penetró la corrupción que vulneró profundamente a esas instancias de gobierno.
Se trata de la maquinación de una empleada de nivel jerárquico menor, una simple auxiliar, o secretaria, de nombre Guillermina Contreras Espinosa, adscrita a la Dirección General de Gasto Público, cuyo director, Héctor Rodríguez Reyes, según afirman algunos afectados, tiene relación familiar con el prófugo Miguel Rodríguez Flores, (a) "El Cachasflojas" (su apodo actual en los "altos fondos" del mundo delincuencial) tesorero en el Gobierno de Jorge Torres López.
La citada maquinación, para llamarla de algún modo, está siendo orquestada por Guillermina Contreras, encargada de una caja de ahorros, en perjuicio de decenas de trabajadores de la Secretaría de Finazas que, de buena fe, si de ese modo se le puede llamar a la ingenuidad, le confiaron su dinero a esta mujer afectada por la gangrena que carcomió a dicha institución durante el gobierno torreslopista.
Y es que resulta fácil suponer que la citada Guillermina, que debió haber entregado el ahorro en diciembre pasado, al ver el frenesí cleptómano que se desencadenó al final del gobierno de Torres, no vaciló en birlarse el dinero de los ahorradores, los cuales, le confiaron cantidades que van de los cinco mil a los 70 mil pesos.
¿Estafa, robo, fraude, despojo? Ya será la autoridad competente quien determine el delito, lo que si podemos señalar es que esta mujer está abusando de sus compañeros, algunos de ellos, donde más duele el trinquete, humildes choferes, intendentes y mensajeros.
Por lo pronto, los desvalijados de la Tesorería ya buscan un apodo carcelario para Guillermina Contreras Espinosa, que no tarda en ingresar al Cereso y a los "bajos fondos" de la poli, porque, aunque usted no lo crea, en los "altos fondos" no tiene cabida, ahí se mueve la gavilla de su jefe "El Cachasflojas", hoy prófugo de la justicia.
Y mientras tanto, es necesario reconocer el esfuerzo de Rubén Moreira por ordenar la Administración que heredó de Jorge Torres López. El viernes pasado el Gobernador envió un informe de ingresos y egresos financieros al Congreso local. Asimismo ha informado claramente respecto a los pagos de la deuda pública. Esfuerzo ordenador que nos hace recordar la sencillez y austeridad republicana de don Adolfo Ruiz Cortines; "Ni caudillo, ni hombre único, ni salvador, ni verdugo: únicamente servidor".
Ojalá que Guillermina recapacite y entregue el dinero que le fue confiado. Que no espere llegar al presidio para rectificar. La cárcel seca el alma, mata el cuerpo y nubla la razón.