El ocaso de la `gran ramera'

Especial
/ 26 mayo 2012

    Traer a colación el tema de la decadencia de la "gran ramera" no es asunto de la historia de la caída del Imperio Romano, tampoco de alguna profecía del Apocalipsis, simplemente se trata de un símil para describir cómo es que la degradación de las instituciones puede precipitar el fin de un régimen o sistema político establecido.

    Lo anterior se puede ilustrar con la actuación del diputado Eliseo Mendoza Berrueto y el poder que representa en el Congreso local, institución en declive que puede ser el antecedente de la degradación total.

    Y es que hoy vemos como los resabios de un pasado autoritario se perciben en el Congreso de Coahuila, donde la mayoría absoluta del PRI, arropada con una legitimidad democrática incuestionable, no tiene por qué recurrir al esquema anacrónico de una "Gran Comisión" que es un sistema agotado desde el siglo pasado.

    Lo anterior, decepcionante en lo general, es además una incongruencia de don Eliseo, el mismo que hace 15 años publicaba en el Excélsior su gran aliento por la democracia, la división de poderes, el fin del presidencialismo, por el nuevo PRI, el "renovarse o morir" y demás vainas retóricas de político que en ese tiempo carecía de poder. Hoy, de nueva cuenta titular de un Poder estatal, Eliseo ha vuelto a las andadas, tomando el derrotero hacia un ocaso chabacano y claudicante, dejando atrás una carrera política destacada, por una oficialía de partes desde la cual, aunque se rodee de "aguiluchos" y guaruras, ya no proyectará el esplendor de una "Gran Comisión" o una gubernatura estatal.

    Y aunque en la sesión del martes pasado, donde el Gobernador Rubén Moreira presentó sus iniciativas, Eliseo haya pretendido imprimir al evento un fausto faraónico, cerrando calles, levantando vallas, saturando las inmediaciones del Congreso con guaruras, lo único que logró fue ofender al pueblo, hostigar ciudadanos, insultar partidarios, atropellar el derecho ajeno.
    Logística estéril y estúpida porque nadie fue a manifestarse en contra de Rubén, nadie fue a gritar consignas y, mucho menos, a tratar de cuestionarlo u ofenderlo, cosa que sí cometieron los "guachomas" del Congreso en contra de gente del pueblo que apoya al Gobernador, que quiso acceder a un evento público, solventado con recursos públicos y en un espacio público.

    Asimismo, abarrotar el Congreso con la misma claque es recurrir a la alabanza propia, es imitar los informes a modo de Felipe Calderón que, todo lo contrario de Rubén, le tiene un pavor espeluznante al Congreso. Y es lamentable que esto suceda justo cuando Peña Nieto emite un Manifiesto en contra de las viejas prácticas que Eliseo pretende hoy imponer en nuestra entidad.

    De igual forma, cuando a nivel nacional se habla ya de una "primavera mexicana", en Coahuila se pretenda debilitar el espíritu público con métodos atávicos aborrecidos por la sociedad. La "gran ramera" se derrumbó en gran medida por la degradación de las instituciones que sostenían el imperio. Así se degrada hoy el Congreso local donde el diputado Eliseo Mendoza Berrueto se encuentra atrincherado. Y así como el caballo "Incitatus", la bestia que dormía con Caligula, llegó a estar por encima de los senadores romanos, hoy, los "guachomas" que fungen como cancerberos del Congreso parecen estar por encima de nuestros diputados locales ¿Y acaso ese no es un síntoma de degradación institucional?

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