Historias de accidentes en autos

Especial
/ 8 junio 2012

    Hay accidentes que cuestan la vida. Una pequeña distracción, un error o una falta de cuidado resultan fatales.

    Necesitamos aprender de las distintas tragedias que han ocurrido en días recientes en Saltillo. Varias personas han perdido la vida o resultado lesionadas en accidentes automovilísticos; hay que ver esos hechos como experiencias para evitar que no suceda más de lo mismo, que esas pérdidas no sean en vano.

    Nos falta mucha educación vial y campañas de concientización. Debemos saber que los automóviles se pueden convertir en un arma, en máquinas de muerte, si no lo cree, pregúntenle al padre de familia que para defender a los suyos de unos ladrones que salían de su casa, embistió a uno con su camioneta; el ladrón resultó con un traumatismo de cráneo.

    Hace un mes un profesor de la Universidad Antonio Narro atropelló a una alumna; lamentablemente la estudiante falleció. Los estudiantes de dicha institución aprenden del hecho desafortunado: Piden mejores señalamientos viales en su escuela, que los camiones que los trasladan respeten los semáforos, que no manejen a exceso de velocidad, que les permitan subirse con calma y no arranquen de inmediato. Sus peticiones coinciden con lo que también les hace falta al transporte público de la ciudad y a las vialidades.

    Un chofer de una línea transportista realizaba maniobras de reversa para estacionar un camión, dijo que sin fijarse derribó a un empleado, luego lo aplastó con las llantas traseras. El trabajador resultó herido gravemente y horas después falleció en el Seguro Social.

    Un padre que circulaba en auto con su familia observó que un taxi se encontraba completamente destruido, lo que llamó su atención, se distrajo tanto que le pegó por alcance a un taxista, sin lesionarlo, la familia del conductor fue trasladada a una clínica para su valoración médica.

    Una pareja de jóvenes novios discute y forcejea mientras viaja en un vehículo, el muchacho pierde el control del auto; se impactan con un camión y ella muere. El hecho es lamentable y la moraleja es la misma: en un automóvil se deben evitar a toda costa las distracciones.

    Preservar la vida es prioridad en nuestro actuar diario; si no cuidamos y protegemos ante todo, la vida, de nada sirve defender otros derechos.

    Minimizar los riesgos derivados de transitar en la vía pública es tarea de la autoridad; los ciudadanos también tienen el deber de exigirle a su Gobierno mejores medidas, respetarlas y tomar precauciones al conducir.

    A pesar de que las reglas están para protegernos, muchos conductores hablan por teléfono, mandan mensajes, revisan correos o redes sociales mientras conducen. Otros no respetan los límites de velocidad ni los "topes" los detienen.

    Estas imprudencias son las que cuestan vidas. Los accidentes viales son el pan de todos los días, parte del escenario diario al que ya nos acostumbramos, pero no debe ni tiene por qué ser así.

    jesus50@hotmail.com

    Columna: Ecos de la ciudad

    COMENTARIOS