Depresión económica
COMPARTIR
TEMAS
El título no se refiere a la crisis prolongada que estamos viviendo, más bien a la depresión que padecen las personas a causa de problemas económicos.
El asunto pareciera no tener importancia, si no fuera porque son muchos los que la padecen y graves los efectos que ocasiona, entre ellos está el ausentismo y hasta el suicidio.
Más del nueve por ciento de la población mexicana adulta sufre depresión, con mayor frecuencia en mujeres jóvenes y ancianos, que tienen autoestima baja, estrés crónico, problemas económicos, salario menor, falta de una pareja o un trabajo insatisfactorio.
Estos síntomas tienen algo en común: una insatisfacción de la persona con su estado actual y un afán de "tener más", pero no tienen la culpa las personas que la padecen, la sociedad y la cultura actual empujan a estar siempre buscando más: un mejor sueldo, trabajo, casa, carro, viaje y hasta esposo o esposa.
Poder, felicidad, belleza, éxito, forman parte de los anhelos. "Esta aspiración tiene sus raíces en el sentimiento de imperfección que padecen muchas personas; la sensación de carencia va acompañada de un miedo profundo: no soy, no sé o no tengo lo suficiente.
O no nos toleramos como somos y tratamos de huir de nosotros mismos a través de experiencias que nos lleven a vivir más, gozar más, hacer más".
Las herramientas productivas -como el Internet- permiten tener ahorros en tiempo, este tiempo no se traduce en mejores relaciones personales, se dedica a trabajar más para tener más cosas, nuevas necesidades alentadas por la mercadotecnia.
Nos auto-imponemos hacer demasiadas tareas, más allá de nuestra capacidad, tiempo y recursos disponibles. Luego, si no cumplimos esas metas poco realistas nos sentimos estresados y deprimidos.
Pocas veces hacemos un alto en el camino para definir lo que es esencial para nosotros, a planear para encontrar nuestra medida, la justa mesura, distinguir lo que es sensato hacer.
Nuestra agenda no contempla tiempo para los imprevistos, ni para ordenar, planear ni atender las relaciones familiares, esta bomba de tiempo nos estalla en la cara. Se vale estar triste, lo que no se vale es quedarse en la tristeza por tiempo prolongado. A eso ya se le llama depresión.
Lo contrario de la tristeza es el entusiasmo que se define -por etimología- como tener a Dios dentro, así que podemos concluir que la tristeza proviene de una falta de cercanía con el Creador. Como dice el anuncio de radio: "De qué le sirve al hombre ganar al mundo si pierde su vida".
Se dice que la tristeza es aliada del chamuco, que aprovecha el momento de debilidad. En Coahuila la depresión ocupa el primer lugar con motivo de consulta, dijo la doctora Angeles Sifuentes, sub directora médico del Instituto de Servicios de Salud, Rehabilitación y Educación Especial e Integral del estado de Coahuila, (nota: El nombre está tan largo que hasta me dio flojera escribirlo).
La misma doctora comenta que "la depresión presenta ánimo bajo, menos energía, sentimiento de culpa, baja autoestima, mala concentración, entre otras.
Lo anterior, aunado al ausentismo tiene graves efectos en la productividad laboral y por lo tanto en la economía, se genera un círculo vicioso: se deprimen por cuestión económica, faltan porque están deprimidos, ganan menos y se deprimen más.
No alcanzamos la satisfacción teniendo cada vez más en el plano material, sino sólo a través de desarrollo anímico y espiritual.
"Cuídense de toda avaricia, porque aun en medio de la abundancia, la vida de un hombre no está asegurada por sus riquezas".
Hay quien es feliz con lo poco que tiene y hay quien nunca está contento por más que vaya teniendo. Podemos elegir que preferimos sufrir debido a nuestros inalcanzables anhelos o bien reducir nuestras necesidades y expectativas.
Elegir vivir acumulando para el futuro, llenos de preocupación y temor o vivir en el presente, pidiendo y obteniendo el pan de cada día, disfrutando el paisaje del camino, de acuerdo con nuestro paso.
jesus50@hotmail.com