Lleve su condón, parte II

Especial
/ 2 octubre 2015

    Legisladores locales no han quitado el dedo del renglón: aprobaron un dictamen que obliga a -dar o vender en máquinas-, condones a las escuelas públicas o privadas a nivel Secundaria y Media Superior.

    La disposición obliga a las escuelas junto con moteles y lugares donde se venden bebidas alcohólicas, como si estuvieran en la misma categoría.

    De aprobarse este dictamen, las escuelas competirían con las farmacias, los que ganarían dinero serían los fabricantes de condones y de máquinas expendedoras. Poner condones al alcance de la mano de los estudiantes les facilita las cosas y refuerza su conducta.

    El condón es poco eficaz porque no siempre bloquea la transmisión de enfermedades, sólo evita el contagio de algunas; hay enfermedades sexuales que se pueden contagiar por contacto, por saliva u otros fluidos, esto es un argumento científico y de salud, para quienes niegan la validez de cualquier argumento de moral sencilla, doble o triple.

    El uso indiscriminado y masivo del condón puede causar más problemas de salud y de otro tipo. Me llama la atención que no se tome en cuenta esta realidad acerca del preservativo.

    Las soluciones -fallidas hasta ahora- tratan el problema como una cuestión de salud únicamente. ¡Dénle vuelo a la hilacha, diviértanse! Resultado: promiscuidad, enfermedades venéreas e infidelidad.

    El preservativo es poco práctico, puede romperse como le ocurrió al personaje de Eugenio Derbez, en su película "No se aceptan devoluciones".

    Y hablando de tragicomedias, el diputado Refugio Sandoval afirmó: "Es muy fácil hablar de la abstinencia aquí en la mesa. Espérate a que te cases, es lo mejor, así nos educaron a muchos y quién sabe cuántos lo logramos. yo soy soltero, y definitivamente no soy virgen".

    De acuerdo con la lógica del diputado, nadie tiene la capacidad de abstenerse. Al abstenerse libremente del acto sexual, es cuando en verdad se asume la responsabilidad del mismo. Eso es un verdadero acto de comportamiento sexual responsable.

    La responsabilidad en este caso se le adjudica al condón, si se rompe, se le echa la culpa y ya.

    La autoridad invita a los jóvenes a llevar una sexualidad responsable y evitar contagio de enfermedades de transmisión sexual y embarazos. Sin embargo, no hay campañas de abstención.

    ¿Por qué no convencer a esos casi niños y niñas que el sexo está reservado para el matrimonio, para cuando elijan a su pareja de por vida y estén listos para asumir la responsabilidad de tener y atender un bebé?

    Se insiste en que el adolescente utilice anticonceptivos, no se le forma el dominio de sus instintos, ni la responsabilidad, ya sé que estos argumentos caen en lo moral, pero la moral también cuenta.

    No se nos vaya a reprimir si lo moralizamos, se le apuesta a que el jovencito con las hormonas alborotadas vaya corriendo a comprar condones o pastillas.

    El hecho es que, si se revisan las estadísticas, "condonizar" a los jóvenes no ha dado resultado. Esas campañas tienen mucho tiempo y el problema sigue igual o peor.

    ¿Por qué no probar con educación en valores? En otras ciudades existen campañas de abstinencia apoyadas incluso por adolescentes famosos. Ellos deciden públicamente abstenerse hasta el matrimonio. ¿O qué acaso la virginidad en la mujer o la castidad en el hombre ya no tienen valor?

    El problema se pretende resolver aumentando la disponibilidad y fácil acceso a preservativos en las escuelas.

    El efecto puede ser contraproducente: quien no pensaba tener relaciones hasta cierta edad o hasta el matrimonio ahora se le facilitan más las cosas. Inundar de condones al adolescente es un engaño que puede ocasionar el efecto contrario del deseado.

    Es avalar las relaciones siempre y cuando se use condón, equivale a una invitación a tener relaciones cuando se antoje, es invitar a la  promiscuidad, a un mayor número de relaciones sin compromiso ni responsabilidad, que puede provocar más enfermedades.

    jesus50@hotmail.com


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