Condones y sermones

Especial
/ 2 octubre 2015

En editoriales pasados me he quejado de la propensión del Gobierno de Coahuila a gobernar a partir de corazonadas, sin embargo debo reconocer que el programa integral de atención y prevención de embarazos y enfermedades de transmisión sexual en adolescentes presentado al Congreso del Estado se funda en un buen diagnostico del problema que se pretende resolver.

El problema es claro, en los últimos años el número de embarazos no deseados entre niñas y adolescentes ha ido en aumento en nuestro estado, tan sólo el año pasado se registraron cerca de 11 mil 300 partos de jóvenes menores a los 20 años e incluso hubo de 310 embarazos de niñas menores de 14 años, por lo que nos encontramos muy por encima de la media nacional. Lo que el gobierno propone para afrontar el problema suena coherente, buscan proveer a los jóvenes de mayor información en materia de educación sexual y al tiempo que se instalan maquinas expendedoras de preservativos en las secundarias, preparatorias y universidades. 

Esto último ha molestado a los sectores más conservadores de la sociedad coahuilense, ya que a su entender regalar o vender condones en las escuelas, se traduce en una invitación implícita para que los jóvenes tengan una vida sexual activa. Pero este punto de vista omite el hecho de que con condones o sin ellos existe un alto porcentaje de jóvenes que tomaron la decisión de tener una vida sexual activa y si éstos no cuentan con información y protección se vuelven altamente vulnerables ante situaciones de riesgo como embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual. Esto quiere decir que poner obstáculos para que los jóvenes consigan preservativos difícilmente va disuadir a los mismos para que dejen de tener relaciones sexuales, pero el contar con un preservativo puede salvar a muchos de contraer una enfermedad de transmisión sexual.

Sin duda lo deseable es que los jóvenes inicien su vida sexual hasta que tengan la madurez mental suficiente, para ello se requiere replantear de manera radical la forma en la que se imparte la educación sexual en las escuelas y en los hogares, ya que por años en muchas escuelas sólo se simularon estos ejercicios y en otras la información que se impartía no era útil para los jóvenes, porque se utilizaban discursos ambiguos y moralizantes que lejos de resolver las dudas de los adolescentes los confundían más, debido a que éstos percibían una disociación entre los que se les decía en el aula y la información que recibían por otros medios.

La educación sexual debe centrarse en la resolución de las dudas de los propios adolescentes, se debe prescindir en la medida de lo posible de los tabús, ya que si las escuelas y las familias no le dan la información a los jóvenes, ellos la van a buscar por otros medios y quizá lo que encuentren no sea información de calidad. En resumen, el objetivo último de los programas de educación sexual es proveer información para que los jóvenes tomen decisiones estando consientes de las posibles consecuencias de sus actos.

Lamentablemente la integridad de esta política se ha visto comprometida por el sabotaje legislativo de un grupo de diputados conservadores que prohibieron la venta de preservativos en las secundarias e hicieron opcional la aplicación de la política en preparatorias y universidades, esto quiere decir que en la práctica la medida se va implementar en un puñado de escuelas y difícilmente se va poder disminuir el número de embarazos no deseados en niñas y adolescentes.

Lo paradójico es que la oposición más recalcitrante de esta política no provino de los partidos de oposición, por el contrario estos grupos conservadores militan en el PRI, lo cual es raro porque dicho partido se define como social demócrata e incluso como socio liberal, en concreto los legisladores que forman este bloque conservador son Eliseo Mendoza Berrueto, Jorge Alanís y José Luis Moreno los cuales vetaron en los hechos varios apartados de la propuesta hasta hacerla inoperante.

Yo estoy de acuerdo con el hecho de que cada persona tenga su propia visión moral del mundo y que la defienda, sin embargo creo que cuando se diseña una política es importante tomar decisiones en base a los datos y no a las creencias personales, porque los datos hablan de evidencia con soporte empírico, mientras que las creencias nos hablan de percepciones que no están exentas del error, esto quiere decir que al gobernar por creencias siempre se corre el riesgo de agravar el problema que se buscaba resolver. 

victorsanval@gmail.com

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