El regazo de una Madre
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âSeñora del Tepeyac ¿cómo ve ahora a los mexicanos?
âLa primera impresión que me dan es que unos no se bajan de mi regazo a pesar de que ya tienen edad para caminar solitos, y otros no quieren que se bajen porque con su caminar hacia la libertad no solo van a crear problemas de tráfico, sino que van a transformar un sistema social (político-económico-educativo-religioso) que los quiere mantener infantiles... y quieren que yo los siga cargando en mi regazo.
â¿ Y cuál es el problema? Usted cargó con el Hijo de Dios, con Juan Diego y todos los indígenas oprimidos, con los que han sufrido la violencia de los abusivos y explotadores durante siglos.
âLa carga de Jesús más que pesada fue muy delicada y fue un encargo de Dios Padre. Pero con Juan Diego y todos los demás, no fue un encargo sino que yo escogí la tarea de ser su madre... Mi propósito no es mantenerlos toda la vida en mi regazo... no quiero hijos mantenidos, sino hijos que se hagan responsables de sus familias, de su trabajo y de su Patria.
â¿ O sea que no quiere hijos que acudan a Ud. en sus dificultades para que los consuele? ¿Ya no quiere peregrinaciones de multitudes que la veneren y que le lleven flores?
âNo me confundas. Soy madre y claro que me gusta consolar a mis hijos y que me canten y me quieran... pero lo más importante para mí como para cualquier madre es que crezcan y sean adultos y respondan a su Fe cristiana... cuando ellos construyen una sociedad de justicia social, de amor fraterno y familiar... cuando son agentes que construyen la paz... me siento orgullosa de ellos.
â¿Usted dice que hay católicos mexicanos que no se quieren bajar de su regazo?
âAsí es. Ellos no han entendido mi presencia en el Tepeyac. Creen que ser guadalupanos es como tener una madre (o una suegra) que les va a resolver todos sus problemas sociales, económicos o políticos. Yo soy una madre que hace milagros con el esfuerzo de sus hijos, cuento con el uso de su fortaleza, su inteligencia y su decidida voluntad. Yo no voy a hacer su trabajo y que ellos sigan muy contentos viviendo en mi regazo como hijos holgazanes.
â ¿También usted dice que otros no quieren católicos adultos que se bajen de su regazo?
âSí. Son todos aquellos que tienen miedo a la libertad de mis hijos. Los políticos que los persiguen y encarcelan... los educadores que los infantilizan... los profesionales de la religión que convierten la Fe cristiana en superstición e irresponsabilidad social... y todos los que creen que por tenerme como su Madre ya resolvieron todos sus problemas.
âMi regazo es exclusivo para los niños, los enfermos, los marginados de cualquier edad... y mi casa sigue siendo para todos los demás que celebran conmigo su madurez cristiana.