Mioma uterino y embarazo
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El mioma uterino es la patología tumoral benigna del músculo liso del útero
Su frecuencia es bastante elevada. Puede presentarse entre la menarquia y la menopausia (tiene una clara dependencia estrogénica), siendo su máxima incidencia entre los 35 y 45 años.
Por tanto, puesto que los miomas aparecen generalmente en mujeres en edad reproductiva, son frecuentes las dudas acerca de las consecuencias que puede tener el embarazo en un mioma, y el mioma en un embarazo. A continuación un breve resumen:
Mujer que tiene un mioma y queda gestante:
Los aumentos hormonales de estrógenos y progesterona que ocurren durante el embarazo pueden aumentar el tamaño del mioma, incluso llegar a duplicarlo.
Sin embargo, tras el parto, con la caída de los niveles hormonales, los miomas decrecen y vuelven a su tamaño original.
Efectos de un mioma en la fertilidad y el embarazo:
Los miomas, sobre todo de pequeño tamaño, pueden no influir a la hora de quedarse embarazada, pudiendo desarrollarse con total normalidad (si no alteran la cavidad uterina o las trompas).
En algunos casos, puede producirse esterilidad por afectación o compresión de las trompas uterinas, viéndose impedido el paso de los espermios, el peristaltismo, etcétera
Otros pueden producir durante el primer trimestre del embarazo un sangrado y un aumento de la incidencia de abortos, al impedir la correcta implantación por distorsión de la cavidad.
Si el embarazo progresa con normalidad, observaremos un "útero mayor que amenorrea" que significa que el tamaño del útero será mayor que el esperado para el tiempo de gestación.
También son comunes las alteraciones de la estática fetal (por conflicto de espacio entre el mioma y el feto), siendo más frecuentes la posición transversa y la presentación podálica.
El mioma puede impedir el parto vaginal siendo necesaria una cesárea.
Son más frecuentes las distocias dinámicas (debidas a la mala contracción uterina) y puede que el parto no avance.
También podemos ver más casos de placenta previa si el mioma altera la cavidad.
Finalmente, tras el parto, son más probables las hemorragias del alumbramiento por la atonía uterina (se dificulta la hemostasia al no contraerse el útero con normalidad).