Haití busca el regreso del turismo
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Hoy, el país intenta ponerse en pie tras el devastador terremoto que sufrió el 12 de enero y todo indica que el turismo desempeñará en ello un papel clave: Cabo Haitiano, en el norte, y Jacmel, en el sur, serán probablemente las mayores atracciones. Aunque para ello es necesaria una infraestructura aún inexistente.
Cabo Haitiano, Haití.- El lugar está lleno de una carga simbólica: la ciudadela de Cabo Hatiano es visible desde una gran distancia, con sus cientos de cañones apuntando al mar. A mediados del siglo XX, Haití era un popular destino turístico; el país que comparte la isla de La Española con la República Dominicana ofrecía hermosas playas, una cultura vibrante y una deliciosa gastronomía, así como un ambiente único, una especie de trocito de µfrica en medio del Caribe.
Hoy, el país intenta ponerse en pie tras el devastador terremoto que sufrió el 12 de enero y todo indica que el turismo desempeñará en ello un papel clave: Cabo Haitiano, en el norte, y Jacmel, en el sur, serán probablemente las mayores atracciones. Aunque para ello es necesaria una infraestructura aún inexistente.
En 1804, Haití se convirtió en el primer país independiente de las Américas. Los cañones en la ciudadela de Cabo Haitiano, con sus gruesos muros que se levantan en la colina de Bonnet-a-L`Eveque, pretendían evitar que las fuerzas francesas volvieran a conquistar la que fuera su colonia. Los franceses nunca regresaron y finalmente ninguna de las piezas de artillería profusamente decoradas tuvo que realizar un sólo disparo.
Durante los fines de semana, cientos de descendientes de esclavos traídos desde µfrica visitan el lugar y las ruinas del palacio de Sans-Souci al subir la montaña. Disfrutan de un picnic, maravillosas vistas y un campo verde de campos de mango y banana, así como las plantaciones de caña de azúcar nada comunes en el país.
El gran fuerte y el palacio fueron construidas bajo el reinado del autoproclamado rey Enrique I (1811-20). Desde 1982 son Patrimonio Cultural de la Humanidad de la UNESCO.
El ex presidente estadounidense Bill Clinton, ahora enviado especial de la ONU a Haití, visitó el área en diciembre con vistas a promover el turismo entre el empresariado estadounidense. "El turismo debe proporcionar la chispa inicial para el desarrollo del norte de Haití", cree también el empresario Broder Schuett.
Allí, lejos de la devastada capital Puerto Príncipe, cada vez más empresarios muestran interés en el potencial turístico del lugar. El problema, es que falta casi todo: la carretera hacia Cabo Haitiano desde al capital Puerto Príncipe está en una situación precaria en casi todos sus tramos y en algunos lugares fue incluso arrastrada por las inundaciones. Los viajeros se ven obligados a tomar desvíos por las colinas o atravesar charcos de agua.
Sólo unos pequeños hoteles, que proceden de mejores días, pueden visitarse en el lugar, que también cuenta con un paseo marítimo con restaurantes. Hablar de instalaciones portuarias sería exagerado, en vista de las barriadas y edificios a punto de venirse abajo que albergan.
Sin embargo, cruceros turísticos paran regularmente en el aislado resort en la playa de Labadee. "Queremos hacer más para traer a los pasajeros hasta la fortaleza", explica Schuett, representante local de una compañái de cruceros.
Y es que hay una forma más fácil llegar al norte de Haití sin pasar por la capital. La frontera de República Dominicana está a sólo 40 minutos, porque la Unión Europea construyó una moderna carretera que lo conecta con Cabo Haitiano.
Por otro lado a Jacmel, en la costa sur, puede llegarse desde Puerto Príncipe por una carretera pavimentada, aunque actualmente hay que superar algunos obstáculos por las avalanchas de barro provocadas por las réplicas del terremoto. Con sus casas de estilo colonial que se elevan por encima del mar, la ciudad fue muy afectada por el sismo, pero quiere recuperarse y convertirse en ejemplo de éxito.
"Jacmel puede convertirse en una pequeña y pintoresca ciudad francesa en el Caribe", explica el gobernador del banco central de Haíti Charles Castel. "Queremos promover allí el turismo".
Sus habitantes están ocupados en intentar salir de una historia de desastres. Las clases comenzaron de nuevo, a veces en edificios de madera a las afueras de la ciudad. Y los pequeños hoteles y restaurantes de marisco van abriendo en las hermosas playas al este y oeste del centro.
La tienda de máscaras artesanales de Thomas Oriental en el paseo marítimo fue devastada por el sismo, pero ahora jóvenes artistas están pintando más y arreglando los daños, aunque su dueño no se muestra tan optimista de que el turismo internacional vuelva pronto al país. Por lo pronto, necesita un crédito para sobrevivir con su negocio, y no lo espera de las autoridades. "Ellas mismas también son víctimas del terremoto", reconoce.