Busca Donald Trump someter al mundo con aranceles
COMPARTIR
El presidente amenaza cada vez más a otros países con aranceles por cuestiones que poco tienen que ver con el comercio
NUEVA YORK- En su primera semana en el cargo, el presidente Trump intentó intimidar a gobiernos de todo el mundo para que pusieran fin al flujo de drogas hacia Estados Unidos, aceptaran aviones llenos de migrantes deportados, detuvieran guerras y cedieran territorio a Estados Unidos.
Para todos ellos, desplegó una amenaza común: los países que no cumplieran sus exigencias se enfrentarían a fuertes aranceles sobre los productos que envíen a los consumidores estadounidenses.
TE PUEDE INTERESAR: Descarta Sheinbaum que EU imponga aranceles a México: ‘No creemos que vaya a ocurrir’
Trump lleva mucho tiempo esgrimiendo los aranceles como arma para resolver los problemas comerciales. Pero ahora el presidente los utiliza con frecuencia para obtener beneficios en asuntos que tienen poco que ver con el comercio.
Es una estrategia raramente vista en otros presidentes, y nunca con esta frecuencia. Mientras que en su primer mandato Trump amenazó a gobiernos como el de México con imponer aranceles por cuestiones de inmigración, ahora parece proferir tales amenazas casi a diario, como el domingo, cuando dijo que Colombia se enfrentaría a aranceles después de que su gobierno devolviera aviones que transportaban a migrantes deportados.
“La voluntad retórica de atacar con todo y utilizar todas las herramientas trata de enviar el mensaje a otros países más allá de Colombia de que deben cumplir y encontrar formas de abordar estas preocupaciones fronterizas”, dijo Rachel Ziemba, investigadora adjunta del Center for a New American Security.
La semana pasada, Trump amenazó con imponer un arancel del 25 por ciento a los productos procedentes de Canadá y México y del 10 por ciento a los productos chinos el 1 de febrero, a menos que esos países hicieran más para detener los flujos de drogas y migrantes hacia Estados Unidos. Anteriormente, amenazó con castigar a Dinamarca con aranceles si su gobierno no cedía Groenlandia a Estados Unidos y con imponer gravámenes a Rusia si no ponía fin a su guerra en Ucrania.
TE PUEDE INTERESAR: Trump cumple su promesa... no descarta aranceles a México a partir del 1 de febrero
El domingo por la tarde, Trump escribió en las redes sociales que impondría aranceles del 25 por ciento a Colombia y los elevaría al 50 por ciento en una semana. A las pocas horas, el presidente colombiano, Gustavo Petro, dijo que devolvería el golpe con sus propios aranceles. Pero el domingo por la noche, la Casa Blanca había emitido un comunicado en el que decía que Petro había aceptado todas sus condiciones, y que Trump mantendría la amenaza de aranceles y sanciones “en reserva”.
Esa rápida resolución puede solo envalentonar aún más el uso que hace Trump de los aranceles para extraer concesiones que no tienen nada que ver con las relaciones comerciales típicas.
Al dirigirse el lunes a los republicanos de la Cámara de Representantes en Florida, Trump hizo referencia a su amenaza de que países como Colombia, México y Canadá reduzcan el flujo de migrantes a Estados Unidos o se enfrentarán a aranceles.
“Los van a recibir rápidamente y, si no lo hacen, pagarán un precio económico muy alto”, dijo.
Ted Murphy, un abogado de Sidley Austin que se ocupa de cuestiones relacionadas con el comercio, dijo que los aranceles habrían supuesto un golpe importante para las industrias que dependen de las importaciones procedentes de Colombia, pero que las implicaciones de la amenaza eran mucho más amplias.
“Los aranceles podrían utilizarse como respuesta a casi cualquier cosa”, dijo.
Ni siquiera tener un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos es garantía de seguridad: Colombia firmó un acuerdo de este tipo con Estados Unidos en 2011, mientras que el propio Trump firmó el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá en 2020.
Trump tampoco se está limitando a las leyes relacionadas con el comercio en las que se basó para imponer aranceles en su primer mandato, dijo Murphy. Para Colombia y para otras naciones, Trump ha parecido dispuesto a desplegar un estatuto legal, la Ley de Poderes Económicos para Emergencia Internacional de 1977, o IEEPA por su sigla en inglés, que otorga a los presidentes amplios poderes para imponer medidas comerciales y sanciones si declaran una emergencia nacional.
Murphy dijo que el estándar para que Trump declare una emergencia nacional parecía “no estar muy alto”.
Los gobiernos de México, Canadá, Europa, China y otros países han preparado listas de aranceles de represalia que pueden aplicar a los productos estadounidenses si Trump decide seguir adelante con sus propios gravámenes. Pero los funcionarios extranjeros parecen muy conscientes del daño económico que causarían los aranceles transfronterizos, y han intentado aplacar las tensiones para evitar una guerra comercial perjudicial.
Kaja Kallas, la principal diplomática de la Unión Europea, dijo el lunes que Europa necesitaba unirse ante la amenaza del gobierno de Trump de iniciar una era de cambios políticos, incluidos los aranceles.
“A medida que Estados Unidos adopta un enfoque más transaccional, Europa necesita cerrar filas”, dijo Kallas en una conferencia de prensa tras una reunión de ministros de Asuntos Exteriores en Bruselas.
“Europa es un peso pesado económico y un socio geopolítico”, añadió.
El uso presidencial de medidas relacionadas con el comercio para asuntos no relacionados con el comercio no carece de precedentes. Douglas A. Irwin, historiador económico del Dartmouth College, señaló que el presidente Richard Nixon condicionó la devolución de Okinawa a Japón a que este accediera a limitar la cantidad de textiles que enviaba a Estados Unidos. El presidente Gerald Ford firmó la Enmienda Jackson-Vanik, que vinculaba la concesión a la Unión Soviética del estatus comercial de “nación más favorecida”, y tasas arancelarias más bajas, a que permitiera emigrar a los judíos.
Aun así, Irwin calificó de “inusual” el enfoque de Trump.
“Trump es muy abierto y transaccional en su enfoque”, dijo.
En las últimas décadas, los presidentes se han mostrado menos dispuestos a imponer aranceles u otras medidas que restringieran el comercio, en parte por deferencia a la Organización Mundial del Comercio. Los miembros de la OMC, incluido Estados Unidos, han acordado ciertas normas sobre cuándo y cómo imponer aranceles a otros países dentro de la organización.
La OMC establece excepciones para que sus miembros actúen en cuestiones de seguridad nacional, y los gobiernos han utilizado esa excepción de forma más liberal en los últimos años al imponer aranceles o limitar determinados tipos de comercio.
Eswar Prasad, profesor de política comercial de la Universidad de Cornell, dijo que muchos gobiernos, incluido el de Joseph R. Biden Jr., habían utilizado consideraciones de seguridad nacional “como velo para aplicar aranceles y otras medidas proteccionistas sin entrar en conflicto con las normas de la OMC”.
Aunque ningún presidente estadounidense ha esgrimido la amenaza de los aranceles como Trump, sí han presionado a otros países con otro tipo de medidas económicas, como sanciones o embargos. Y en las últimas décadas, los presidentes estadounidenses han estado más dispuestos a utilizar el comercio como un incentivo más que como un castigo, al ofrecer la perspectiva de acuerdos de libre comercio y otros tratos comerciales preferenciales a los gobiernos que apoyan políticamente al país.
Si Trump sigue adelante con sus aranceles, habrá que ver si los tribunales estadounidenses deciden finalmente limitarlos.
Peter Harrell, quien fue director principal de economía internacional de la Casa Blanca en el gobierno de Biden, señaló en las redes sociales que la IEEPA nunca antes se había utilizado para imponer los tipos de aranceles con los que Trump amenazó a Colombia, Canadá y México. (Nixon sí utilizó un estatuto precursor, la Ley de Comercio con el Enemigo de 1917, para imponer brevemente un arancel universal del 10 por ciento en 1971 para hacer frente a la balanza comercial, el desempleo y la inflación).
Harrell sugirió que una interpretación tan amplia de la ley podría enfrentarse a desafíos legales. Dijo que se mostraba “escéptico” respecto a que los tribunales permitieran a Trump utilizar el estatuto legal para imponer un arancel global amplio, pero que aranceles más específicos, como los aplicados a Colombia, serían “un caso de prueba mucho más cercano e interesante”.
Jeanna Smialek colaboró con reportería desde Londres.
Ana Swanson cubre comercio y economía internacional para el Times desde la corresponsalía en Washington. Ha sido periodista por más de una década.
Alan Rappeport es reportero en materia de política económica radicado en Washington. Cubre el Departamento del Tesoro estadounidense y escribe sobre impuestos, comercio y asuntos fiscales. c. 2025 The New York Times Company.
Por Ana Swanson y Alan Rappeport, The New York Times.