Más guerras en 2024, una tendencia que no cambia en el mundo
El año 2024 deja un balance que confirma la tendencia de los últimos años a recurrir a la solución bélica para responder a los problemas
MADRID- Los conflictos crecen, la violencia crece, las muertes de civiles crecen, la guerra crece. El año 2024 deja un balance que confirma la tendencia de los últimos años a recurrir a la solución bélica para responder a los problemas de un mundo en cambio que busca acomodarse a un nuevo orden.
Oriente Medio, Ucrania, Sudán, el Sahel..., al menos 59 conflictos permanecen abiertos en el mundo. Según PRIO, esa cifra que se registró en 2023 y fue publicada en junio pasado, marca una tendencia al alza como consecuencia de una combinación de elementos que pasan por el final de la lógica de bloques de la Guerra Fría, los malos tiempos que vive la democracia en muchas partes del mundo y las limitaciones de las estructuras creadas a partir de la Segunda Guerra Mundial para velar por la paz en el mundo.
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LA GUERRA EN CIFRAS
El número de personas desplazadas forzosas alcanzó un número sin precedentes de 130 millones en mayo de 2024, según la ONU, que contabilizó en 2023 un incremento de las bajas civiles del 72%, una cifra aún no actualizada en 2024 formalmente pero que presentan una tendencia al alza en diferentes conflictos.
El gasto militar se encuentra en su techo máximo, duplicándose de 1.2 billones de dólares en 2000 a los 2,4 billones en 2023, según el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI), y el inventario de armas nucleares se calculaba en enero pasado en 12,121 ojivas, unas 9,585 en arsenales militares para uso potencial, de las que 3,904 están desplegadas con misiles y aviones, 60 más que un año atrás, según SIPRI.
El Índice de Intensidad del Conflicto (CII), realizado por Verisk Maplecroft y publicado en noviembre pasado, señala que el conflicto pasó de afectar al 2.8% de la superficie global en 2021 al 4.6% en 2024, creciendo un 65% y afectando el equivalente a 6.15 millones de kilómetros cuadrados.
El Instituto afirma que “el mundo se ha vuelto más inestable en los últimos 17 años con un incremento substancial en la inestabilidad política, el número de conflictos, las muertes y las manifestaciones violentas”.
LAS CAUSAS
El final del orden mundial de posguerra, un mundo abierto hacia una multilateralidad con tres grandes actores: Estados Unidos, Rusia y China, y el aumento de la influencia de potencias medias en Oriente Medio describen un mundo que se enfrenta a una realidad distinta de la salida de los acuerdos tras la segunda guerra mundial.
“La multilateralidad nos ha llevado a muchos conflictos, porque en esa anarquía, en ese caos, todos están tratando de buscar sus alianzas y al final se produce el famoso dilema de seguridad: yo me rearmo, pero en ese rearme tu te rearmas y hay una escalada”, indicó a EFE el director del Instituto Español de Estudios Estratégicos, el general Víctor Bados.
Las instituciones de postguerra, especialmente las de paz, la arquitectura de justicia surgida en los últimos años como la Corte Penal Internacional y los foros de discusión internacional no logran impedir las guerras y los conflictos aumentan de año en año.
El director del IEEE destaca que los conflictos que se están produciendo en la actualidad no tienen nada de inesperado como ocurrió en 2001, con los ataques a las torres gemelas en Nueva York, sino que en su mayoría se trata de conflictos enquistados con los que se convive y de manera inesperada explotan, lo cual describiría tanto Ucrania como Oriente Medio.
“El conflicto siempre tiene una finalidad política. Si no somos capaces de ir a solucionar el problema político que ocasionó el conflicto, ese conflicto lo enquistaremos y no se solucionará”, afirmó, poniendo como ejemplo el caso de Oriente Medio.
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DE DÓNDE VINEN LOS CONFLICTOS
Los conflictos vivieron un resurgir tras 2011, con las primaveras árabes y su derivación en Siria en una guerra civil, pero el punto de inflexión se produce a partir de mediados de esa década, un evento que se puede asociar con la invasión rusa de Crimea, la guerra civil siria y, en otro orden, con el surgir del Estado Islámico en Oriente Medio.
“Al principio de 2000 el mundo estaba bastante pacífico y entonces algo pasó alrededor de 2015, cuando vemos un incremento del conflicto en Siria”, indicó a Efe Siri Aas Rustad, directora investigadora del Instituto de Investigación de la Paz de Oslo (PRIO).
Para Rustad, lo habitual era que se produjeran «ocasionalmente conflictos malos», recordando Afganistán, o el final de los tamiles en Sri Lanka, pero en los últimos años se han ido produciendo más de este tipo conflictos de forma simultanea.
“Lo que se ve, especialmente en estos últimos días (en alusión a Siria) es que estos conflictos están conectados”, dice.
“Hay otra tendencia que vemos globalmente, que es el retroceso de la democracia”, agrega.
Hay lugares en el planeta cómo África donde la mezcla de factores militares y económicos, con las potencias compitiendo por los minerales preciosos y también por recursos, hacen más evidente esos síntomas.
“Creo que en África, Occidente está perdiendo, Mali solía ser un punto de referencia para las organizaciones internacionales, pero se han ido, y probablemente tiene que ver con Rusia siendo capaz de algo más atractivo”, señaló, al resaltar el incremento de la influencia rusa.
LOS CONFLICTOS ARMADOS OLIVIDADOS CONTINÚAN PROVOCANDO MILES DE VÍCTIMAS Y MILLONES DE DESPLAZADOS
Decenas de miles de muertos, millones de desplazados, devastadoras crisis humanitarias y espirales de inestabilidad de difícil solución es el saldo que en este 2024 han dejado el puñado de conflictos bélicos “olvidados»” en Sudán, el Yemen, Birmania, RDC, Etiopía y Cachemira, que persisten como amenazas que podrían desbordarse en cualquier momento, tal y como ha pasado en Siria.
SUDÁN
Uno de los conflictos más violentos del mundo es el de Sudán. Tras el golpe de Estado de 2021, que acabó con el proceso de democratización del país tras el derrocamiento en 2019 del expresidente Omar al Bashir, la situación fue deteriorándose hasta que el 15 de abril del año pasado comenzó la guerra entre el Ejército y las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR).
En ese momento, el número de desplazados saltó de 2.7 millones a 8,78 millones y, desde esa fecha, cerca de 19.000 personas han muerto y más de 30,000 han resultado heridas, según el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, que afirma que 25 millones de personas (la mitad de la población del país) afrontan una situación de hambre.
Este año se han producido al menos dos fuertes ofensivas en Darfur (oeste) y en varias provincias centrales del país, además de incesantes combates alrededor de Jartum, pero los ataques a la población son constantes y no hay semana en la que no se reporten decenas de muertos y atrocidades cometidas ambos bandos.
Las negociaciones para una salida pacífica parecen estancadas, mientras los actores sobre el terreno hablan tan solo de una victoria total como única salida posible.
EL YEMEN
La guerra civil que explotó en el Yemen en 2014 también prosigue, si bien lleva años estancado. El diálogo entre los rebeldes hutíes y el gobierno del país reconocido internacionalmente estaba progresando con el auspicio de sus principales valedores, Irán (por el lado de los rebeldes) y Arabia Saudí (por el lado gubernamental), pero entonces estalló la crisis de Gaza y las negociaciones se suspendieron.
Desde entonces, los hutíes, parte del denominado Eje de la Resistencia -que incluye grupos aliados de Irán-, han atacado con misiles territorio israelí y a la navegación en el mar Rojo, a lo que Israel, Estados Unidos y el Reino Unido han respondido con bombardeos sobre territorio hutí, incrementando la tensión en el país.
BIRMANIA (MYANMAR)
El conflicto armado en Birmania (Myanmar), en el que las fuerzas de la junta militar se enfrentan a varios grupos étnicos y milicias prodemocráticas, ha causado una profunda crisis humanitaria con más de 6,000 civiles muertos a manos del Ejército y más de 21,000 detenidos de manera arbitraria desde el golpe de Estado de 2021, según datos de la ONU.
Las tropas del general Min Aung Hlaing derrocaron al Gobierno de la nobel de la paz Aung San Suu Kyi, que se encuentra detenida desde el golpe, y acabaron con diez años de transición democrática en el país.
El pasado 2 de diciembre, expertos de derechos humanos independientes de la ONU pidieron una intervención internacional urgente en Birmania ante la crisis mediante más apoyo a las organizaciones civiles en el país, donde hay más de 3.3 millones de desplazados y 18.6 millones en necesidad de ayuda humanitaria por el conflicto.
REPÚBLICA DEMOCRÁTICA DEL CONGO (RDC)
Zona rica en recursos naturales como el oro, el coltán y otros minerales utilizados por la industria tecnológica, el conflicto asola la RDC desde 1998, donde algo más de un centenar de milicias rebeldes y el Ejército se disputan el poder, a pesar de la presencia de la misión de paz de la ONU en el país (Monusco).
La situación se ha agravado con la reactivación en 2022 del Movimiento 23 de Marzo (M23) y, desde entonces, ese grupo rebelde ha avanzado por varios frentes hasta situarse cerca de Goma, en el noreste, que ya ocupó durante diez días en 2012.
Casi dos millones de personas se han visto desplazadas por la violencia, según los últimos datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Aparte de una crisis humanitaria, los combates han desencadenado graves tensiones entre la RDC y Ruanda por la presunta colaboración de Kigali con el M23, extremo que las autoridades ruandesas siempre han negado, pese a haber sido confirmado por la ONU y al apoyo público a la milicia por parte del presidente ruandés, Paul Kagame.
ETIOPÍA
También tiene escasa repercusión mediática el conflicto en la región etíope de Amhara, que estuvo en estado de emergencia hasta el pasado junio desde que a finales de julio de 2023 estallara la violencia por el enfrentamiento entre la milicia Fano y el Gobierno federal, que sigue ocasionando incidentes.
Aunque los conflictos nacionalistas han marcado la historia de Etiopía, la tensión entre esta milicia y el Ejecutivo aumentó desde abril de 2023, cuando Adís Abeba decidió disolver las fuerzas paramilitares especiales de las regiones del país e integrarlas en el Ejército o la Policía, una medida que también afectó a Fano.
Este grupo colaboró con las tropas federales de Etiopía en la guerra que libraron durante dos años con la región norteña de Tigré, con la que la vecina Amhara tiene una disputa territorial histórica, hasta la firma de un acuerdo de paz en noviembre de 2022.
CACHEMIRA
El de Cachemira, un conflicto en la que tradicionalmente se ha considerado la zona más militarizada del mundo, con más de medio millón de tropas desplegadas por dos potencias nucleares: India y Pakistán, esotro de los grandes conflictos olvidados.
Iniciado con la partición India en 1947, Cachemira sigue contando con una misión de paz de la ONU y, durante décadas, le ha costado la vida a decenas de miles de civiles.
En 2024 se han registrado 122 muertes relacionadas con la violencia insurgente en la Cachemira india. Las víctimas incluyen 64 militantes insurgentes, 31 civiles y 26 miembros de las fuerzas de seguridad, según fuentes indias.
El alto el fuego en la Línea de Control, que sirve de frontera entre la parte pakistaní y la india, se ha respetado este año, con una sola violación significativa, ocurrida en septiembre.
Por Jose Luis Paniagua, Agencia EFE.