Narcotráfico: un trono derrocado; El jaque a `La Reina' y `El Tigre'
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Cambiaron sus hábitos, su lugar de residencia y sus gustos, pero no les alcanzó; la policía dio con ellos. Este es el relato de la caída de una pareja que, según documentos de inteligencia, colaboró en la introducción de 500 toneladas de cocaína a EU: 10 mil millones de dólares.
Las investigaciones de las autoridades mexicanas iniciadas en el año 2001 en contra de Juan Diego Espinoza Ramírez -alias "El Tigre"-, considerado por el Gobierno como el número uno del cártel colombiano del Valle del Norte en México, y de Sandra Avila Beltrán, llamada "La Reina del Pacífico", orillaron a los presuntos narcotraficantes a cambiar su estilo de vida a fin de evitar su captura.
De acuerdo con informes de inteligencia del Gobierno Federal, "El Tigre" -desde principios de los 90's y durante poco más de una década, a pesar de no tener un nombre relevante en el mundo del narcotráfico- gustaba de portar alhajas llamativas y vestir como ranchero hacendado, con sombrero fino, cinturón piteado con remates de brillantes en la hebilla y botas exóticas.
Esa vestimenta era usada de forma regular por "El Tigre" en las reuniones ofrecidas por integrantes del crimen organizado a las que asistía con "La Reina del Pacifico" -su pareja-, según se pudo comprobar por algunas fotos en las que aparece posando con "El Mayo" Zambada, localizadas en uno de los cateos realizados por la Procuraduría General de la República (PGR).
Su gusto por las residencias en fraccionamientos muy exclusivos también fue relegado. En el expediente oficial se señala que Espinoza Ramírez y Avila Beltrán vivían en la calle Sendero de los Pinos, fraccionamiento Puerta de Hierro, en Zapopan, Jalisco. Este lugar fue cateado por la PGR luego de que aseguraran en las costas de Manzanillo, Colima, al barco atunero "Macel", cargado con 9.5 toneladas de cocaína base procedentes de Colombia, tripulado por 19 personas.
Otro gusto que la pareja dejó en el camino para evitar que las autoridades la capturara fue la compra de inmuebles a través de una empresa "fantasma", mediante la que "La Reina" -sobrina del narcotraficante Juan José Quintero Payán, miembro del cártel de Juárez- llegó a adquirir en Sonora más de 228 casas y terrenos, que quedaron inscritos a su nombre en el Registro Público de la Propiedad del Estado.
Apertura: Reina de gustos refinados
Sandra Avila se ha sometido a, por lo menos, cuatro cirugías estéticas. Siendo de gustos refinados y de carácter afable llegó a ser uno de los principales contactos entre los círculos mafiosos de Colombia y los mexicanos: Ismael Zambada García, "El Mayo" Zambada; Juan José Esparragoza Moreno, "El Azul"; Ignacio Coronel Villarreal, "Nacho Coronel", y Joaquín Guzmán Loera, "El Chapo".
Además, tuvo tratos con Caro Quintero, Vicente Carrillo Fuentes y los hermanos Beltrán Leyva, y es responsable -junto con su pareja- de introducir decenas de toneladas del alcaloide.
Sobre su vida amorosa, según el expediente de inteligencia federal, se asienta que estuvo casada con dos ex comandantes de la Policía Judicial Federal. Uno de ellos se llamaba Rodolfo López Amavizca, y fue ejecutado en el año 2000.
Justo antes de su detención, los presuntos narcotraficantes -considerados como los responsables de introducir la mayor cantidad de cocaína de Centroamérica a México, para ser distribuida entre las organizaciones criminales nacionales, principalmente las de los cárteles de Sinaloa y Juárez- vivían de forma holgada, pero sin excentricidades.
De acuerdo con informes de inteligencia de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) federal, "La Reina del Pacífico" y su novio, "El Tigre", contaban con dos viviendas no ostentosas en la Ciudad de México; una de ellas -en la que presuntamente habitaban- se ubica en la avenida San Bernabé número 265, colonia Olivares de los Padres, en la delegación Alvaro Obregón, y otro de los domicilios que presuntamente frecuentaban se encuentra marcado con el número 893 de la avenida Toluca, en la misma demarcación.
No utilizaban escoltas ni ningún otro dispositivo de seguridad; sus vehículos, aunque de lujo y de reciente modelo, no estaban blindados, y tampoco lucían joyas. Trataban de manejar un muy bajo perfil, indicaron fuentes oficiales. Según las declaraciones de la propia "Reina del Pacífico", ella se dedicaba al hogar y a la venta de casas, mientras que "El Tigre" manifestó dedicarse a cuestiones esotéricas.
De acuerdo con el análisis federal, Juan Diego Espinoza utilizaba como fachada de sus negocios ilícitos centros de bronceado corporal asentados en Jalisco y Colima (denominados Electric Beach), además de contar con pequeños establecimientos parasicológico", negocios que eran anunciados a través de televisión por cable.
El presunto capo colombiano usaba el alias de "David García Pérez", según consta en la licencia de conducir expedida en Guanajuato que fue encontrada entre sus pertenencias al momento de la captura.
En su cartera portaba sólo dos tarjetas bancarias. Una era del banco Bancolombia y otra del banco estadounidense Washington Mutual; llevaba varios papeles con números telefónicos, tres estampas de imágenes religiosas y variadas tarjetas de presentación.
Además, portaba tres teléfonos celulares, escapulario, un rosario y tres billetes: uno de cinco y otros documentos. Gambito: la garra de `El Tigre'
Las pistas que llevaron a la autoridad a conocer la jerarquía de "El Tigre" en el cártel del Valle del Norte -aparte del aseguramiento del barco "Macel", realizado en 2001, cargado con 9.5 toneladas de cocaína, fueron la captura de Liliana Bustamante Trujillo, esposa de Alvaro Espinoza Salazar, (medio hermano de Juan Diego) y la posterior detención de la hermana de "El Tigre", Claudia Espinoza Ramírez, y de su sobrino Paulo Espinoza Ramírez.
En la averiguación previa 663/MPFEAdS/2002 se señala que la cuñada de "El Tigre" fue detenida en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México el 16 de julio de 2002, cuando pretendía sacar del país un millón 496 mil 297 dólares en efectivo. Al ser cuestionada sobre la procedencia del dinero dijo ser la administradora de un centro de bronceado Electric Beach -usadocomo fachada por Juan Diego Espinoza.
Las pesquisas continuaron los días 27 y 28 de julio de 2002. Elementos de la Agencia Federal de Investigación (AF) detuvieron a Claudia Espinoza Ramírez -hermana de "El Tigre"- en cateos realizados en inmuebles de bronceado corporal ubicados en Guadalajara y Zapopan, Jalisco.
Ahí, Claudia Espinoza se ostentaba como gerente y Paulo Alejandro -su sobrino- como un trabajador menor. Sin embargo, éste último - a pesar de no tener un nivel dentro de la estructura criminal- ahora funge como testigo clave de la fiscalía mexicana.
La caza y el derrocamiento. Negras abandonan.
La detención fue quirúrgica. Un amplio dispositivo de agentes federales fue colocado en las inmediaciones del restaurante VIPs que se ubica en la colonia San Jerónimo en el cruce de las avenidas Magdalena Contreras y Periférico.
Eran minutos después de las dos de la tarde. Los federales observaban a "La Reina del Pacífico" desde un auto detenido en el estacionamiento del negocio.
Otros agentes encubiertos le tomaron una fotografía por fuera del restaurante. Aparece sentada, sola. repentinamente se paró y, sin ningún aspaviento, se dirigió a la caja, pagó su consumo y abandonó el lugar. Antes de subir a su camioneta BMW 2007 negra, con placas del Distrito Federal, los agentes se le aproximaron y la arrestaron.
Testigos confiaron a Excélsior que, al momento de su captura, Sandra Avila Beltrán no opuso resistencia. Al contrario, se dijo dispuesta a acompañar a la autoridad. Preguntó a qué vehículo debía subirse. Incluso, Avila Beltrán agradeció que fueran elementos de la Policía Federal los que la detuvieron y no agentes judiciales pues, dijo, "ellos sí son de cuidado". Esbozaba una sonrisa.
La operación no tuvo ningún contratiempo. Inclusive -indicaron las fuentes- se pagaron los 30 pesos de estacionamiento por el tiempo que Avila Beltrán permaneció en el restaurante.
Cinco horas más tarde, los agentes federales (de la AFI-PFP) montaron otro operativo a las afueras de la pastelería La Gran Vía, ubicada en avenida San Jerónimo. Ahí fue capturado Juan Diego Espinoza Ramírez junto con su chofer.
De acuerdo con las fuentes consultadas, "El Tigre" tampoco opuso resistencia. Sin dudarlo, aceptó tener, por lo menos, dos órdenes de aprehensión en su contra.
Según datos de Inteligencia, al momento de su captura su organización había logrado exportar de Colombia a Estados Unidos, desde 1990, más de 500 toneladas de cocaína, con un valor superior a los 10 mil millones de dólares.
Playa, mar, viento y coca
Sandra Avila y Juan Diego Espinoza eran los contactos entre Colombia y México del cártel del Valle del Norte; por tres vías trasportaban la droga por el continente
Carlos Lortia V.
La red internacional de tráfico de cocaína dirigida por Juan Diego Espinoza Ramírez, "El Tigre", y Sandra Avila Beltrán, "La Reina del Pacífico", utilizaba el aire, el mar y la tierra para mover cocaína por el continente.
Las autoridades mexicanas esperan que con la información que han conseguido recabar no sólo puedan fincar acusaciones sólidas contra los hoy inculpados, sino también desmantelar sus rutas comerciales.
La vía aérea implicaba que avionetas salieran del centro de Colombia y sobrevolaran el Atlántico. Al llegar a México, atravesaban la Península de Yucatán y, tras atravesar parte del Golfo de México reentraban a tierra por Veracruz. Pasaban encima del centro del país hasta llegar a Jalisco, su lugar de destino.
La ruta marítima utilizada por los narcos del cártel del Valle del Norte se concretaba en coordinación con las organizaciones de Ismael "El Mayo" Zambada y Joaquín "El Chapo" Guzmán.
La droga salía de Medellín y se llevaba al departamento de Chocó, cuya capital es Quibdó.
De ahí se embarcaba en grandes buques, que bordeaban el Océano Pacífico hasta las costas de Colima. Ahí, los barcos se juntaban con astilleros y trasportaban la droga a la playa, desde donde era enviada a Jalisco.
Otra opción era que las naves nodriza tiraran su carga al mar, de donde lanchas rápidas la recogían y trasportaban a tierra.
La vía terrestre era de las más complicadas: implica que la mercancía atraviese varios países: Panamá, Costa Rica, Nicaragua, El Salvador y Guatemala.
Ya en México pasaba por Comitán, Chiapas, y era trasportada por carretera a través de Oaxaca, Guerrero, Michoacán, Colima, Jalisco e, incluso, hasta Nayarit.