Tragedia, reformas y transformación
COMPARTIR
TEMAS
Son días de tragedia para millones de compatriotas
Son días de tragedia para millones de compatriotas. Los fenómenos meteorológicos de los últimos días han dejado muertos, centenares de miles de familias damnificadas, millones de personas en el sufrimiento y daños materiales de enorme magnitud.
Mi reconocimiento al esfuerzo de todos quienes siguen contribuyendo, más allá de colores partidarios y diferencias políticas e ideológicas, en todo el país para hacerse presentes con su acción solidaria. Especialmente mi reconocimiento al gobernador Angel Aguirre, del estado de Guerrero, que ha estado, junto con el gobierno federal, atendiendo personalmente los problemas derivados de estos fenómenos naturales.
Estos hechos trágicos se hacen presentes en un escenario de por sí ya complejo de la vida nacional. A la pobreza existente en muchas regiones de nuestro país se suman estos fenómenos de la naturaleza contra los que menos tienen, lo que acrecienta sus dificultades. Tragedia sobre tragedia.
No quiero pecar de pesimismo porque México, nuestro país, siempre ha sabido sacar fuerzas de flaqueza. Es envidiable la solidaridad de las familias mexicanas, de los capitalinos y de otros estados de la república, haciendo modestas y hasta no tan modestas aportaciones. Por eso tengo confianza y optimismo en que vamos a salir adelante. Así emergió la Ciudad de México después de los sismos del 85. Y aquí estamos de pie. Así es la gente de nuestra patria mexicana.
Por ello mismo, nuestra actividad debe continuar abriéndonos paso para construir un México más vigoroso, más justo y más democrático. Ya se han presentado por parte del gobierno federal sus propuestas de reforma hacendaria y de seguridad social, mismas que recogen importantes banderas de la izquierda en lo esencial y someten a la consideración de los legisladores federales otros planteamientos polémicos que deben ser responsablemente revisados. En estos días también se han planteado propuestas del PRD, PAN y PRI para la reforma energética; las del PRD plantean modernizar a Pemex sin privatizarlo y sin modificar la Constitución, en tanto que las del PRI y PAN defienden que sólo privatizando y entregando la riqueza petrolera mexicana a las transnacionales se puede salvar el país y resolver nuestros acumulados problemas económicos y sociales. Junto a ello se ha planteado una necesaria reforma política y electoral para resolver nuestros rezagos y déficits democráticos.
El PRD, como la principal fuerza y partido político de la izquierda mexicana, no dejará de defender los anhelos más profundos de la sociedad mexicana; los de los más necesitados, los de los siempre olvidados de nuestro país, las mujeres, los jóvenes, los adultos mayores, los de las clases medias que luchan por mejorar su calidad de vida, los de los empresarios que le apuestan al desarrollo del país y arriesgan su patrimonio para generar empleos y oportunidades, los de todos aquellos a los que nos debemos y de los que queremos seguir siendo voz en los gobiernos y en las cámaras del Congreso.
Hemos dicho que para que el Pacto por México siga siendo un instrumento para la construcción de acuerdos debe sacar adelante y de inmediato las reformas políticas y electorales antes que las hacendaría y energética; ello con el propósito de que sigamos abonando a la confianza que en tiempos de desesperanza necesita el país. Ojalá prive la razón y la sensibilidad social para que no vayan a tomarse decisiones irresponsables por parte del gobierno de Peña Nieto, especialmente en su pretensión de privatizar nuestra riqueza petrolera, ya que sería como echarle gasolina al fuego. Por ello, decisiones de esta naturaleza deben ser sujetas a una gran consulta popular institucionalmente acordada.
Con la razón por delante, con la sensibilidad social en la yema de los dedos, con la visión de los estadistas que velan por sus pueblos y que ven el horizonte más allá de las coyunturas y de los intereses personales, con la determinación de quienes se ponen por encima de las siglas y los colores partidarios, debemos tomar las decisiones en el momento actual. La historia nos ha colocado en esta circunstancia. Sólo así podremos transformar a México para el bien de nuestras familias, de nuestros hijos y de las generaciones venideras.
Por Jesús Zambrano Grijalva