La sabiduría de la obviedad
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El famoso comentarista deportivo Fernando Marcos llevó la sabiduría de la obviedad a niveles insospechados al decir el último minuto también tiene 60 segundos, para muestra el partido de octavos de final de la selección mexicana contra el equipo holandés, en ese último minuto - que también tuvo 60 segundos- cayó el gol decisivo. Ser sabio por obvio radica, en gran parte, en tener sentido común; para tener acceso a un título universitario necesitas cursar la universidad y aprobar todas las materias; para aprender inglés a un nivel respetable, necesitas estudiar esa lengua y aprobar una serie de exámenes; para obtener tu licencia de manejo en la Ciudad de México sólo necesitabas formarte en una fila. Por décadas la sabiduría de la obviedad pasó desapercibida por el gobierno defeño, el sentido común escapaba a la hora de ponerte tras un volante.
En España obtener la licencia de conducir cuesta en promedio 721 euros - 13 mil pesos - y es en promedio porque el costo varía de acuerdo a cada municipio, el precio también depende si se obtiene la licencia en la primera oportunidad. Si el alumno después del examen práctico y teórico no pasa el examen el costo se duplica llegando hasta los 1323 euros â casi 24 mil pesos-. Las pruebas según relatan varios conocidos en España son exhaustivas, para lograr el permiso necesitas horas de calle, por lo menos 20 clases teóricas e igual número de clases prácticas, el examen teórico es igual de temido que defender una tesis doctoral y nadie obtiene el carnet a la primera.
El jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera optó por el sentido común con un grado de jiribilla recaudatoria, de ahora en adelante todo aquél que quiera recibir su licencia de conducir Tipo A, requerirá un examen teórico, práctico y médico, el costo actual de la licencia es de 387 pesos, suena lógico âuna vez más el sentido común- que la aplicación de diferentes exámenes requerirá una inversión en infraestructura que llevará a subir el costo de la licencia. Por ahí vendrá un golpe al bolsillo inevitable.
El éxito o el fracaso de esta medida del GDF se basará en el grado de corrupción de la oficina de la Secretaría de Transporte y Vialidad, ahora renombrada como Secretaría de Movilidad, Miguel Ángel Mancera lo sabe, mientras menos chilangos participen a nivel administrativo en el nuevo trámite menos corrupción en la medida en que menos manos humanas participen en los trámites, la corrupción se aminora, declaró al presentar la nueva ley de movilidad.
Este sólo es un apartado de una ley que también contempla el seguro de auto obligatorio, la protección al peatón y al ciclista, e incluso horarios para el transporte de carga, todos estos cambios, que al detenernos un poco, apelan al sentido común, no requieren estudios antropológicos, ni análisis de una ciudad en movimiento. Esperemos que el sentido común dicte un poco más la política defeña y que en este proceso de llegar a lo evidente gobierne los próximos cuatro años, señor Mancera el último minuto también tiene 60 segundos, a Miguel Ángel le llegó la sabiduría de la obviedad.