Peña Nieto vs. Perry
COMPARTIR
TEMAS
Por Mario Melgar-Adalid
Obama anda de cabeza. Está tan abrumado con los ataques del Partido Republicano y con los conflictos en Rusia y en el Medio Oriente, que se olvidó de México. Ante el evidente desinterés del presidente por la relación MéxicoâEstados Unidos, el presidente Peña Nieto estableció vínculos con los gobernadores de EU. Lo hizo con Chris Christie, el controversial gobernador republicano de Nueva Jersey y con Jerry Brown el gobernador demócrata de California. Ambos lo visitaron en México.
Peña Nieto tiene gobernadores favoritos y otros que no lo son tanto. Me imagino que entre los primeros está Eruviel Ávila, el gobernador del Estado de México, y entre los segundos el gobernador de Sonora, Guillermo Padrés, ahora con el agua hasta el cuello. Pero también en Estados Unidos tiene preferidos y postergados.
Su favorito es Brown. Tanto así que declaró que no resultaba casual que su primera visita a Estados Unidos hubiera sido precisamente a California. No sucede lo mismo con Texas en donde existe un desencuentro.
México y Estados Unidos comparten la frontera más grande del mundo, que divide a un país altamente industrializado, de otro en vías del desarrollo (3 mil 145 km). Texas ocupa la parte más significativa de la misma con 2 mil 017 kilómetros. Texas es el estado más beneficiado por el TLCAN, se lleva 40% del intercambio total.
Perry utiliza el antimexicanismo como eje de su precampaña a la presidencia. Cualquier cosa que le permita poner una de sus botas sobre el cuello y la dignidad de los mexicanos es parte de su mensaje. Por cierto, sus botas tienen nombre: Freedom y Liberty. Está indiciado penalmente ante un Gran Jurado. La procuradora demócrata de un Distrito texano lo acusó de utilizar indebidamente sus facultades de veto. La procuradora no es perita en dulce. Fue detenida por la policía, completamente borracha. Con tres veces más del nivel de alcohol permitido en la sangre (.293) y con una botella de vodka abierta en el asiento del acompañante en su coche, sufrió el síndrome de no sabes con quien estás hablando. Se resistió y dio manotazos. Estuvo 45 días en la cárcel, pago multa de 4 mil dólares, le decomisaron lo que quedaba del vodka y suspendieron su licencia de manejar por 180 días. Se generó un gran escándalo todavía vivo.
Desde 2007, Perry ha solicitado en tres ocasiones la Guardia Nacional, sin que el gobierno mexicano (Felipe Calderón) protestara formalmente, como ahora lo hizo Peña Nieto. Solicitó una vez más la presencia de la Guardia Nacional debido a que por la frontera mexicana se pueden infiltrar miembros del Estado Islámico (ISIS). La Guardia es un pilar de la organización ciudadana, tiene sustento en la Constitución. Los gobiernos estatales pueden requerir su participación a fin de proteger a las familias y pueblos de ataques hostiles.
La protesta mexicana dirigida al gobierno estadounidense lo menos que expresa es: profundo rechazo y condena y subraya la irresponsabilidad de manipular el estado de la seguridad fronteriza con fines políticos. (http://www.presidencia.gob.mx/articulos-prensa/mexico-condena-el-uso-irresponsable-de-la-seguridad-fronteriza-con-fines-politicos/).
Perry contestó ayer (miércoles 17) el comunicado. Invita al presidente mexicano a que lo visite en Texas y discutan los problemas de Texas y la manera como México y Estados Unidos puedan trabajar como socios y encontrar soluciones. Perry pretende mostrar que tiene la capacidad internacional de dirigirse a un mandatario extranjero.
Nueva jugada política. Conforme a las jerarquías no le correspondería al presidente mexicano dialogar con un gobernador sobre problemas en la relación bilateral. En todo caso sería tarea de los gobernadores mexicanos cuyos estados colindan con Texas. Solo que de los cuatro no se hace uno.
Mientras el gobierno de Peña Nieto protesta, los gobernadores de los estados que hacen frontera con Texas, andan en la luna. Ninguno reclamó, ni se solidarizó con la postura federal. Egidio Torre está preocupado porque Tamaulipas no se vuelva Michoacán, Rodrigo Medina de Nuevo León tiene la única misión: no perder las elecciones de 2015, Rubén Moreira de Coahuila está paralizado por la pesada carga del desprestigio familiar, César Duarte de Chihuahua se da golpes de pecho en lugar de gobernar, Padrés enfrentado con el gobierno federal por razones hidráulicas no se acuerda de la frontera y Francisco Vega de Baja California no sabe cómo resolver la renaciente violencia derivada de la pugna entre los del Chapo y los del Mayo.
Bien por el reclamo federal, mal por el silencio fronterizo/estatal, pésimo por la estrategia política de Perry.