AMLO: La sombra se cierne sobre México
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El autócrata de la 4T no puede estar en materia en el Palacio Nacional, pero está en espíritu –maligno, opinarán algunos–
En la penumbra de la sala cinematográfica una parejita de novios se demostraba su amor con caricias que excedían por mucho los límites de la moral. Doña Pudencia, que estaba en la butaca de al lado, se dirigió a ellos en tono acre: “¿Por qué no se van a otro lugar a hacer sus cosas?”. Respondió el galán: “Ya le sugerí que vayamos a un motel, señora, pero no quiere. Ayúdeme por favor a convencerla”... El pretendiente era pobretón; ricachona la pretendida, aunque de mala fama. Comentó el tipo: “Ya sé que su pasado es muy dudoso, pero si no me caso con ella mi futuro será más dudoso todavía”... La madura dama tenía sentado en sus rodillas a un apuesto joven con libreta en mano. Le dictó: “Como presidenta del Comité pro Igualdad de la Mujer...”... El repartidor de la panadería llegó a entregar un pastel. La guapa señora de la casa lo recibió cubierta sólo con un vaporoso negligé que dejaba a la vista todos sus encantos. Tomó el pastel y le preguntó al muchacho: “¿Cuánto tiempo tarda en endurecerse?”. Contestó, nervioso, el repartidor: “Ya lo estoy, señora”. (No le entendí)... El perrito le anunció a la perrita: “Esta noche lo haremos de hombrecito”. (Tampoco le entendí)... La curvilínea solicitante de empleo le dijo al jefe de personal: “¿Cómo van a caber todas mis experiencias en esa rayita donde dice ‘Sexo’?”... El recién casado se afligió mucho cuando su flamante mujercita le dijo: “¿Significa esto que sólo por haber dicho ‘sí’ en la iglesia estoy condenada a hacer el amor contigo sin cobrarte nada?”... Una sombra se cierne sobre México; la de López Obrador. Ominosa y melodramática es la frase, lo reconozco, pero cierta. Desde Lázaro Cárdenas hasta nuestros días los Presidentes, cuando se iban, se iban. AMLO no se ha ido, y todo indica que durante mucho tiempo no se irá. En cierta ocasión George Bernard Shaw recibió la invitación de un dramaturgo para que asistiera al estreno de su obra. Le escribió el autor de “Pigmalión”: “Ya que no puedo estar en espíritu estaré en materia”. El autócrata de la 4T no puede estar en materia en el Palacio Nacional, pero está en espíritu –maligno, opinarán algunos–, tanto que Claudia Sheinbaum ha declarado que su labor consiste sólo en ponerle segundo piso a lo hecho por su antecesor. Así, ella misma abdica de su independencia y se niega a sí misma la posibilidad de llevar a cabo una tarea propia, con su sello, su estilo distintivo y su marca personal. Sigue los pasos de López hasta en lo más nimio. Cuando insiste en la necia demanda de que España pida perdón a México por lo de la Conquista, la Presidenta instala a nuestro país en el ridículo y exhibe contradicciones tan obvias que fácilmente se le pueden enrostrar. ¿Por qué no le pide a Estados Unidos que se disculpe por la injusta guerra que nos hizo en el antepasado siglo, por la cual nos arrebató más de la mitad de nuestro territorio? Lo peor de todo es que la sombra que pesa sobre México tiene ya preparada su sombrilla. Bien pueden renunciar desde ahora a sus aspiraciones Ebrard, Monreal, el otro López –Adán Augusto– y los demás que pudieran sentir la tentación presidencial: la sucesión está prefigurada en la persona de Andy, el hijo de su papá, cuyo destacado sitial en Morena anuncia la instauración de una dinastía que sólo provisionalmente prestó la silla antes de volverla a ocupar de nuevo, tal como hizo en su tiempo don Porfirio. Tiempos de oscuridad está viviendo México, en los cuales una camarilla se ha apoderado del país y ha anulado el orden jurídico y las instituciones para establecer un régimen absolutista y antidemocrático que cada día nos acerca más a una dictadura... FIN.
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