Coahuila: bajan contagios, pero crecen los decesos
COMPARTIR
TEMAS
La mejor recomendación a la cual podemos suscribirnos, en relación con la pandemia provocada por el coronavirus SARS-CoV-2, es no bajar la guardia nunca. Ni siquiera ahora, cuando el avance en el proceso de vacunación –incluso con terceras dosis– nos acerca a la denominada “inmunidad de rebaño” y eso concita el optimismo.
Una buena muestra de ello es el reporte que publicamos en esta edición, relativo al incremento relevante en el promedio de muertes diarias que la cuarta ola de contagios está provocando en Coahuila, pese a que la velocidad de propagación se ha reducido.
De acuerdo con las cifras publicadas por la Secretaría de Salud, durante la semana del 10 al 16 de enero se registraron 9.57 decesos al día, en promedio, mientras que en la semana del 24 al 30 –del mismo mes– dicha cifra más que se duplicó al escalar hasta los 22.29 fallecimientos diarios.
Y en la semana que corre, el número de fatalidades provocadas por la pandemia registra un nuevo incremento, pues tan solo entre el 31 de enero y ayer, 2 de febrero, se reportaron 65 decesos en nuestra entidad, lo cual arroja un promedio de 23.33 casos diarios.
El crecimiento en el número de muertes provocadas por la pandemia no es solamente a nivel de nuestro estado y eso es importante notarlo: tan solo en los primeros dos días de febrero las autoridades sanitarias mexicanas han reportado mil 402 personas fallecidas.
Tales cifras dejan claro, una vez más, que aún cuando en los últimos dos años hemos venido ganando conocimiento sobre la naturaleza y comportamiento de este virus, se trata de un patógeno que se resiste a “ser domado”, lo cual se aprecia en los repuntes de contagios y muertes que ha provocado en forma recurrente en los últimos 24 meses.
Por ello, aunque este período nos ha generado un agotamiento que se antoja insoportable por momentos, resulta indispensable repetir que la pandemia no se ha terminado y que la peligrosidad del virus no se ha disipado. Las personas que pierden la vida por su causa se acumulan, otra vez por desgracia, por centenares cada día.
Todos queremos ser optimistas y creer que cada día que pasa estamos más cerca de la otra orilla. Pero antes que optimistas debemos ser realistas y, sobre todo, responsables con nuestra salud y la de los demás, observando las medidas de seguridad que venimos practicando desde el principio: lavado frecuente de manos, uso de cubrebocas y mantener la distancia social. Adicionalmente debido a la presencia de bajas temperaturas, debemos evitar permanecer en lugares cerrados, con pocas ventilación, en compañía de otras personas.
El objetivo, con todo y que uno se encuentre ya vacunado, sigue siendo el mismo: evitar contagiarse. Y prevenir el contagio tiene dos propósitos esenciales: el que no nos expongamos a la posibilidad de desarrollar síntomas graves, así como no convertirnos en instrumento de propagación del virus.