Complacer

Lo más importante: “Su aprobación”.

Nuestros hijos son una generación que buscan la aprobación de los demás. Las redes sociales se han convertido en el medio predilecto de interacción, especialmente de nuestras hijas. ¿Cuántos selfis se toman antes de subirlos a su perfil? ¿Cuántas posiciones corporales ensayan antes de definirse por una? ¿Cuántos enfoques ponen su celular para tomar su mejor ángulo de la cara? Son decenas de selfis, fotografías y videos que nuestros hijos plasman en sus redes sociales y buscan la aprobación o un like.

No confundamos ser complaciente a ser servicial, generoso, amable o benévolo. Complacer a los demás se puede convertir en una de las epidemias más peligrosas para nuestros hijos. Nuestro hijo puede ser una persona servicial y generosa, pero debe aprender a decir “No”. Una persona que trata de complacer y busca un like a toda costa, vivirá un estrés crónico para cumplir con las expectativas de los demás y no de ellos mismos. Generalmente, no se valoran ellos mismos por lo que son y buscan la aceptación de sus amigos para fortalecer su autoestima baja y son capaces de hacer lo que sea para obtener de ellos su reconocimiento. Los complacientes no se valoran y buscan cumplir con las expectativas de los demás antes que las suyas. Impulsados por la necesidad de aprobación buscan a toda costa ser muy agradables, con frecuencia se disculpan, tienen poco tiempo para sí mismos y no les gusta el conflicto.

Todas estas conductas complacientes tienen un precio. Los terapeutas afirman que quienes sufren baja autoestima buscan validación externa de lo que son y hacen. Sus consecuencias son estrés, ansiedad, tristeza, soledad, conductas adictivas y especialmente, viven manipulación por la presión de sus relaciones sociales.

Si tu hijo busca la aprobación de sus amigos será esclavo de sus expectativas y probablemente vivirá una depresión profunda por no cumplirlas con todos. Lo que es peor, los compromisos que ha hecho con los demás limitarán su tiempo para las cosas que son realmente importantes como sus intereses y familia. Convenzamos a nuestro hijo que complacer al otro no debe venir a expensas de su propio bienestar. Es imposible mantener a todos felices. A continuación, presento dos consejos para evitar ser complacientes de todos:

Dar sin aprobación. Dar es algo maravilloso y a menudo nos hace sentir bien hacerlo. La pregunta importante es: ¿Puedo dar mi tiempo, esfuerzo o regalo sin la necesidad de recibir “gracias”? Mostremos a nuestros hijos que lo importante es dar sin esperar algo a cambio.

Aprender a decir “No”. Es importante tener el valor de expresar un “No” ante ciertas solicitudes. Cuando alguien nos pide hacer algo, hay que pensar las consecuencias de un “Sí” sin reflexión. Las personas que son complacientes tienen dificultades para ser auténticos. Entiendo que es muy complicado decir un “No”, pero hay que enfatizar en lo prioritario de cada uno de nosotros y no de los demás. Es muy difícil tener la desaprobación y decir “No”, sin embargo, cuando nuestras respuestas son siempre “Sí” enviamos una señal clara a los demás que sus necesidades son más importantes que las tuyas y se pueden aprovechar provocando un gran daño emocional. Y no te preocupes si te sientes culpable al decir un “No” ya que es una señal de que realmente te estás ocupando de tus propias necesidades por encima de las de otra persona. ¡Muchas felicidades!