Entre Santiago Abascal y Nicolás Maduro

Opinión
/ 8 septiembre 2021

“Fuera máscaras”, dijo la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, la doctora Claudia Sheinbaum, ante la visita de Santiago Abascal, líder de Vox, partido político español que se ubica a la derecha extrema del Partido Popular de Aznar y Rajoy, los herederos de Adolfo Suárez. Vox nació como reacción contra Podemos, el polo opuesto lanzado por Pablo Iglesias y ubicado a la izquierda extrema del PSOE de Felipe González, Zapatero, Pérez Ruvalcaba y ahora Sánchez. Ambos nacen en una era en donde la polarización está de moda y en las redes sociales encuentran a un gran aliado. No pudo decirlo de mejor manera la señora Sheinbaum, lo sabe bien, porque ella está justo en el otro extremo, junto a Pablo Iglesias y Nicolás Maduro.

Creo que aún es prematuro, pero parece que llega a México la otra mitad que faltaba para completar el escenario polarizante. El actor Eduardo Verástegui es la cara noble del proyecto. Aprovechó el viaje para anunciar CPAC México, Congreso Conservador de corte Estadounidense, ahora en su versión mexicana. Ya teníamos mucho de izquierda populista radical que alaba a la dictadura venezolana de Nicolás Maduro. Pero faltaba el otro extremo, el de la derecha. No podía ser de otra forma, es la moda en el mundo. Aunque llegamos tarde, siempre llegamos tarde, a las buenas y a las malas. Hacemos mal el bien, pero también hacemos mal el mal. Por supuesto “nos” incluyo porque somos País, somos México, nos guste o no lo que hagan políticos y gobernantes.

Es importante entender el contexto y la gravedad del asunto. Más allá de esos extremos, en el desbordamiento de estos está la confrontación armada. Aunque lejos aún, en mi opinión, es importante saber y entender cuál es el espacio concéntrico que sigue.

Abascal vino a México invitado por Senadores del PAN. El PAN es la única “derecha” organizada políticamente en México, aunque en el contexto Internacional se ubica más en el centro demócrata cristiano, de Angela Merkel, la Democracia Cristiana chilena o el Partido Popular español. Pero tropicalizado y aderezado por el sistema político mexicano, el de la corrupción, variable transversal a todos los partidos políticos mexicanos. A fin de cuentas, es la única derecha que existe, porque no existe nada a su derecha.

La derecha radical en México nunca ha logrado organizarse ni consolidarse, más allá de ser una parte de una parte de todo aquello que se llamaría centro derecha en México. En donde hay una mezcolanza de ideas, desde liberales políticos y económicos, hasta católicos y cristianos, de centro y radicales. Peor aún, hoy en tiempos de Morena, habrá que sumarle al PRI y todos sus factores y la centro izquierda del PRD. Así de desdibujada está la derecha radical.

El politólogo mexicano Jaime Gonzalez Graf ( + 2001), en la fundación del PAN ubicaba tres grandes bloques históricos: los empresarios, los católicos de González Luna y el ala cívico liberal de Gómez Morin. Para darnos una idea, la derecha radical sería uno de varios grupos históricos considerados como “Católicos” en el PAN. Su fuerza es marginal, siempre lo ha sido, aunque siempre han estado. Creo que mucho se debe al centralismo que ha imperado en México. La Ciudad de México siempre ha sido progresista. Vaya, ni las injusticias de la Cristiada la conmovieron.

Pero regresemos a Abascal. ¿Por qué viene ahora? ¿Cuál es su incentivo? Van tres ideas puntuales: 1. Porque no existe centro. En México fracasó y sucumbió a la corrupción. Los que hoy se unen en la adversidad se boicotearon cuando fueron gobierno. 2. Porque a toda acción corresponde una reacción. La radicalización de López a la mitad del sexenio, el dedazo en favor de Sheinbaum y la derrota del centro expriista de Ebrard y Monreal, combinado con la ausencia de centro, es terreno fértil. 3. Porque son los signos de los tiempos en el mundo. La derecha extrema en la Iglesia Católica se une a las derechas más intolerantes de los cristianos evangélicos de Estados Unidos en la era de la comunicación intensiva. Para éstos, la justicia social es secundaria, irrelevante o inexistente frente a sus unitemas, su oposición al aborto y la homosexualidad.

Esas derechas se organizan con la misma eficiencia, convicción, energía y odio con que lo hace la izquierda populista radical. Son igualitos y el daño que hacen al mundo es proporcional. Anteriormente, los políticos vendían esperanza, espejitos; hoy los extremistas apuestan a un sentimiento más perverso: el odio, el egoísmo, culpar al otro, particularmente al más vulnerable.

Lo he venido comentando desde hace tiempo. México es tierra fértil para un populista de derecha, que predique el mismo odio y división que predica el Presidente de la República cada mañana. La consolidación de la radicalización vendrá con Sheinbaum. Los tres López, el priista, el socialdemócrata y el evangélico, no terminan de ponerse de acuerdo. La polarización extrema no tarda en llegar, sino es que ya llegó.

@chuyramirezr

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