La realidad de Gertz
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El quinto año de la gestión presidencial es singular; en la recta final se magnifican los elementos de fortaleza y los de debilidad. Los recursos del poder, el garrote y la zanahoria cambian. Esta se refiere a dos expresiones principales: el presupuesto y la promoción transexenal. El empleo del garrote cambia de presidente a presidente; los más comedidos lo hacen valer con el castigo para el ascenso; los más agresivos o autoritarios utilizan los instrumentos del estado contra sus amenazas y sus enemigos, particularmente la justicia penal y la persecución fiscal. La debilidad presidencial significa que cada vez más sea el miedo el que cobre fuerza en la relación con los intereses que inciden en la Presidencia, el que pierde fuerza conforme se aproxima la designación del candidato presidencial, lo que puede ocurrir tan temprano como junio y no más de noviembre del presente año.
El punto de quiebre del gobierno es la definición del presupuesto, aunque el gobierno tiene modo de reasignación, la definición fundamental se dio en la Cámara de Diputados a finales del año previo. Desde entonces se sabe dónde y en qué estarán las prioridades del Presidente en el año crucial para la sucesión. López Obrador ha resuelto privilegiar la asignación para programas sociales y para las dos obras públicas emblemáticas, rubros que merecen un esfuerzo presupuestal mayor. El Tren Maya y la refinería Dos Bocas a pesar del atraso requieren más del doble de lo originalmente programado y su inicio de operación en forma se aleja del horizonte de este gobierno.
La definición de gasto atiende, fundamentalmente, el objetivo electoral. El Presidente entiende que no hay trascendencia de su proyecto si no se asegura el triunfo en la elección de 2024. Los programas sociales son una inmoral manipulación de las necesidades de los más pobres o de aquellos en condiciones de adversidad a través del intercambio de votos por beneficios monetarios. Aun así, es difícil que esto ocurra como se prevé por dos razones: la primera porque la adhesión al Presidente no necesariamente se manifiesta en los votos por su partido o candidatos; segunda, el deterioro de la red social de bienestar, particularmente en salud, educación y empleo digno generan insatisfacción y enojo particularmente en las zonas urbanas. El rechazo a López Obrador es cualitativo no cuantitativo, esto en dos aspectos: cada vez es más intenso el descontento y el perfil social y demográfico de los inconformes son quienes más ascendiente e influencia tienen sobre el resto de la población.
A pesar de la popularidad y del enorme poder de López Obrador, sus dificultades particulares resultan de la incapacidad para construir un proyecto común que ofrezca espacio y certeza a los intereses que con él convergen. El proyecto político es el de López Obrador, no es de la izquierda, de un partido o de una corriente. Quien le suceda se le aprecia como el sucesor de López Obrador, no como la expresión de continuidad de un proyecto político en el que el presidente es una de sus partes.
La observación rigurosa de lo que ha acontecido desde la marcha ciudadana del 13 de noviembre muestran el deterioro político del Presidente. Ahora se ven los costos de haber anticipado la sucesión y la fuerte presión a la que está sujeta Claudia Sheinbaum, quien a pesar de su visibilidad y proselitismo manifiesta fragilidad como gobernante de la Ciudad de México y como prospecto de candidato, lo que la obliga a una revisión profunda de su estrategia. El escándalo del presunto plagio de la ministra Esquivel alcanzó al presidente López Obrador por el pésimo manejo de control de daños. Asimismo, la visita de los mandatarios de Canadá y Estados Unidos no le fortalecieron y es evidente que le debilitó la renovación en la presidencia de la Corte. La detención de Ovidio Guzmán y el giro en la política de abrazos no balazos se ve como imposición del Gobierno de EU, de las Fuerzas Armadas o por ambos.
En lo más reciente los rumores sobre la precaria salud del fiscal general de la República Gertz Manero afectan al presidente López Obrador. Fuentes confiables confirman que el problema de salud del fiscal Gertz Manero es del todo manejable y de ninguna proporción como para avizorar un sustituto. En todo esto llama la atención el silencio al respecto de la Presidencia de la República, la que debió aclarar con contundencia y precisión para frenar la especulación que daña más que a la persona, a la institución y a la República.
Encuesta Vanguardia
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