Los partidos en Coahuila
El esquema político de Coahuila ha generado procesos tanto de incertidumbre como de estabilidad. La mezcla electoral de cada trienio o sexenio ofrecía poca variedad apenas hace 30 años, tiempos en los cuales hacer campaña parecería ser un plus, una cereza en el helado, coronada con el premio gubernamental.
La dinámica posterior incluyó influencias, tanto de los lineamientos federales como de los esfuerzos locales, con esa veda a los particulares que existía a fin de crear o pertenecer a un partido político.
Como franquicias, las firmas políticas, más que partidos, establecían las plataformas y regímenes internos para la elección de candidatos, obedeciendo en su caso a diversos métodos: la aclamación, los delegados, la votación directa o la imposición inmisericorde.
Si vamos al PAN y su antigua conformación, era un partido de simpatizantes, más que de militantes, que iniciaron una tímida participación desde los años cuarenta de la mano de Miguel Alessio Robles.
Sin embargo, los primeros triunfos reconocidos surgieron en La Laguna, hasta considerarse un bastión desde tiempos de Flores Tapia. Triunfos cegados en Piedras Negras, Monclova y Sabinas, con el doctor Guajardo, se concretaron después con la llegada de Páez Falcón a la alcaldía monclovense. Rosendo Villarreal en Saltillo en los noventa y después el acabose en el sexenio de Montemayor, cuando el PAN gobernaba el 70 por ciento del territorio coahuilense.
Sin embargo, durante el moreirato el partido pactó su revolución y por ende, al decir de Venustiano Carranza, revolución que transa se suicida, pues a base de acuerdos ($) fueron penetrados sus bastiones por las huestes del PRI. Los resultados hoy día se cuentan al recoger las migajas que se van tirando.
Por lo que hace al PRI, sigue siendo una secretaría más del gobierno en turno, cuyos líderes obedecen ciegamente a los principios que crearon al sistema político mexicano: la disciplina y la lealtad, a fin de seguir en el presupuesto.
La dinámica que ha durado casi 90 años en estas tierras sigue incluyendo los movimientos territoriales entre el lumpen de la sociedad a fin de tener una maquinaria muy aceitada en el momento de las elecciones. Fueron aprendiendo que no bastaban las despensas en las elecciones, sino que éstas deben ser constantes, al cabo que dinero hay de sobra y si falta se pide más y crece la deuda.
Sin embargo, los tiempos del hartazgo ante malas decisiones generaron estampidas como la de Jorge Masso o la de los profes en el año 2000, y de ahí para el real. Los sectores tradicionales fueron abandonando la disciplina y ya no les fue posible aportar a su membresía, dependiendo por lo tanto del sector popular y campesino para hacer bola en las elecciones.
La imposición ha sido la tónica en el moreirato; después del hermano, que se fue solo en las elecciones internas, siguió Riquelme con tan mal tino que perdió la elección constitucional que luego fue rescatada por el tirano supremo y sus conexiones en Mexico City (Chilangolandia para la raza). Hoy sigue el experimento para crear al Frankenstein obediente y sumiso que cuide las inversiones del clan e invite a la nomenclatura económica al caldo.
Hablar del PRD es hacerlo de sus diversas tribus, las cuales fueron hechas a un lado por la figura de la comadre preferida, quien se ha dedicado a incrementar su patrimonio personal y ya se apoderó de la calle Castelar. La supervivencia de ese partido solamente será a través de una alianza con el PRI a cambio de algunas diputaciones, mismas que van a faltarles porque ya se las prometieron al PAN. Válgame.
La UDC es un partido de un hombre.
El liderazgo de Lenin Pérez y su habilidad y olfato para buscar las coyunturas políticas lo han llevado a no ser derrotado nunca por el PRI. La zona norte es propia y en su historia ha hecho alianzas con el PAN y Morena.
Morena en Coahuila es también un partido de simpatizantes. Su principal activo es AMLO, de quien se han colgado igual Guadiana que Luis Fernando Salazar. Su plataforma no contiene movimientos territoriales y la única fuente es el hartazgo ante las tropelías de los hermanitos muerte y sangre. Guadiana se convirtió en un mercenario de la patente y está pagando sus pecados; por un lado se entregó al PRI en Saltillo y por el otro reclama la compra de carbón a la CFE. Mejía Berdeja tendrá que ser conciliador entre los intereses muy encausados y con etiqueta de sus correligionarios. Recuerdo en ello a don Adrián Rodríguez: “ojo, partidos políticos, partido quiere decir que se parte”. Adiós.