Mexicanas al grito de guerra: Cecilia Monzón
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Conocí a Cecilia Monzón, la tocaya, en el 2014, en Puebla. Fuimos juntas a un taller sobre políticas públicas auspiciado por Kybernus de Grupo Salinas Pliego. Estuvimos todo un fin de semana hablando, debatiendo lo que creíamos necesario que cambiará en México, las coincidencias fueron muchísimas, había encontrada una compañera de lucha. Nos seguimos viendo en eventos académicos y/o políticos tanto en Puebla como en la Ciudad de México. Una mujer aguerrida, sin ningún miedo de decir lo que pensaba o sentía, sin importar las consecuencias, positivas o negativas. Eso hacía que no fuera santo de devoción de muchas y muchos. Tengo que ser sincera y admitir que la primera vez que la conocí tampoco me agrado al 100 por ciento, era muy ruidosa para mí. Sin embargo, con el tiempo fui entendiendo sus motivaciones y sus pasiones. Esa era Cecilia Monzón.
Nos llegó la maternidad casi al mismo tiempo en circunstancias similares, pero con enlaces diferentes. Los medios de comunicación han compartido ya la tormentosa pelea que tenía con el papá de su hijo. Ya no es un secreto. Siempre le admiré y le seguiré admirando su fortaleza para ese tema, ser mamá no es simple y con todo ese contexto, mucho peor. Sin embargo, eso se volvió su motor para entender (mejor que muchas otras personas) a mujeres que vivían situaciones de violencia y defenderlas sin importar las consecuencias que tuvieran en lo personal para ella también. Eso no lo hace cualquier persona, no es sencillo, requiere valentía e inteligencia.
Tengo ya casi 15 años de estar en cosas públicas, como servidora pública y parte de la sociedad civil, he tenido la oportunidad de conocer mujeres increíbles, inteligentes, apasionadas, amorosas, llenas de energía, guerreras. Pero pocas, muy pocas, como Ceci Monzón.
Cuando eres mujer y joven en política, sabes que los retos son muchos y los obstáculos serán más. Estás segura de que nadie dirá que te ganaste un puesto por tu CV o trabajo, será por con quien te acostaste o quien está buscando algo más de ti. El camino es sumamente difícil, todos creerán que te pueden manipular fácilmente porque no eres lo suficientemente buena para el puesto que te dieron, no puedes con el paquete. Eso lo compartimos más de una vez, y nos encantaba hacerles ver en su cara que éramos mucho más de lo que ellos pensaban. Gracias por todas esas veces que los dejaste callados. Somos mucho más de lo que creen, ser mujeres nos hace más fuerte, aunque aún no se hayan dado cuenta de ello muchos hombres.
Para nadie es secreto la violencia que vivimos en México desde hace más de dos décadas, pero sí es cierto que se ha intensificado estos últimos meses. No quiero hablar de números, estadísticas, esta columna esta dedicada a la historia de Ceci. Tenemos que empezar a hablar de personas, de sus narrativas, de sus ideales, de sus motivaciones, de su vida que la violencia está cortando.
Hasta siempre, mi querida tocaya. Tú mas grande legado siempre será nuestra lucha por la equidad, la justicia y la paz. De eso puedes estar segura. Somos muchas mexicanas al grito de guerra con el trabajo diario de cómo le hacemos para cambiar este país. Al igual que tú, sabemos que sólo será a través de defender lo justo y trabajar en el desarrollo de sociedades más equitativas para todas y todos. Ciudadanas de tiempo completo. Descansa, querida amiga.