Obras de bien por Saltillo

Saltillo ha tenido muy buenos alcaldes y otros regulares tirándole a pésimos administradores. En la lista de los alcaldes que hicieron un gran trabajo por nuestra ciudad debemos mencionar a Humberto Moreira, quien acabó con la marginación social durante su administración; logró que se construyera la tan planta tratadora de aguas residuales y sembró los árboles del Bosque Urbano, los cuales son hoy un pulmón importante para nuestra ciudad, entre otras obras viales que fueron de gran beneficio a nuestra comunidad.

Luego llegó Fernando de las Fuentes, quien fue un alcalde bastante regular, al grado que al volver a lanzarse para el mismo puesto años más tarde, perdió la elección frente a un gran candidato, pero muy mal alcalde debido a su inexperiencia en el servicio público y que se rodeó de un equipo igual de inexperto pero ávido en apropiarse de recursos municipales. Me refiero a Isidro López Villarreal.

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Antes de la llegada de Chilo, Saltillo eligió a un gran alcalde: Jericó Abramo Masso. Su juventud y trabajo incansable lograron, de la mano del gobernador Rubén Moreira Valdez, combatir efectivamente la presencia de cárteles del narcotráfico. Jericó fue quizás el último presidente municipal que hizo una gran reforma en el transporte público, pero que luego fue frenada por lo impopular que se volvió entre concesionarios y usuarios el uso de la tarjeta Saltibus. Fue una gran obra ejecutada en un mal momento, pues lanzó el nuevo sistema de transporte cuando se acercaban ya los tiempos en que elegiríamos a un nuevo gobernador del estado. Realizó durante su gestión dos biblioparques y construyó tres nuevos colectores pluviales gracias a los cuales no hemos conocido en Saltillo, hasta el momento, la falta del líquido vital.

Después tuvimos a un par de munícipes que lograron cambiarle la cara a grandes sectores de nuestra ciudad: Manolo Jiménez Salinas y José María Fraustro Siller. Manolo fue el primer alcalde de nuestra ciudad en lograr reelegirse. Grandes obras hizo Jiménez Salinas al norte de nuestra ciudad, ampliando bulevares muy transitados y estableciendo áreas exclusivas para que la ciudadanía anduviera en bicicleta o que simplemente caminara sin el temor de ser atropellada. Profesionalizó a la Policía Municipal, estableciendo a la policía Ambiental y a la policía exclusiva para el uso de mujeres que denunciaran maltratos físicos o psicológicos en el hogar. Otra gran obra de Manolo fue el establecer en colonias o regiones de la ciudad, grupos de WhatsApp para que la ciudadanía denunciara cualquier alteración al orden y garantizando una atención casi inmediata por parte de las fuerzas del orden.

La administración de Chema Fraustro ha sido igualmente notable. Le cambió la cara a un sector olvidado de nuestra ciudad. Hoy miles de familias y turistas disfrutan observando edificios del centro histórico de nuestra ciudad en el Paseo Capital. Además de la construcción de centros comunitarios, de reforzar la seguridad pública y de hacer el puente vial Zaragoza-Mirasierra. Si en algo destacó la presente administración local ha sido por el fomento a la cultura, además de haberse editado múltiples obras literarias, se han llevado a cabo festivales culturales que quedaron grabados en la memoria de la comunidad. Por si fuera poco, se unió a los homenajes que cotidianamente hacía Radio Concierto a saltillenses distinguidos y nació el nuevo homenaje mensual con el municipio llamado “Profeta en su tierra”. Desde aquí mi reconocimiento a la destacada directora del Instituto Municipal de la Cultura, Lety Rodarte Rangel.

Hoy los saltillenses estamos ante un nuevo proceso para elegir a quien suceda a Fraustro Siller. Debo confesar que yo no imaginaba que Javier Díaz González sería el candidato de la coalición entre el PRI, PRD y UDC. Estoy seguro que ni siquiera él se imaginó algún día en convertirse en candidato para gobernar a una ciudad tan amada por él y por un servidor.

Conozco a Javier desde hace mucho tiempo. Tras su llegada al Instituto Estatal del Deporte los resultados de los atletas coahuilenses en competencias internacionales mejoraron inmediatamente. Luego de ser diputado local se convirtió en un honesto y muy eficaz funcionario en la Administración Fiscal del Estado.

Méritos de sobra tiene Javier Díaz para ser nuestro alcalde. De ganar, entre sus mayores retos estarán una modernización vial en Saltillo; un cambio notable en el transporte urbano; poder garantizar a largo plazo la existencia de agua potable en la ciudad; así como continuar combatiendo a la inseguridad pública.

Voy a votar por Javier Díaz pues sé que su disciplina y su capacidad probada como administrador público habrán de convertirse en obras de bien para los saltillenses. De resultar electo, está llamado a convertirse en un alcalde muchísimo mejor que el animoso bailarín que ha sido durante campaña.

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