Para los débiles -dicen-, es la ética
COMPARTIR
TEMAS
Entonces acostumbrarse a la repetición de actos, usos, costumbres o formas virtuosos sería el camino para la conformación de un carácter ético en una persona. Suena a excepción y así lo es
Como accesorio inútil en el vocabulario, como una mancha que incluso se quiere eliminar, como una debilidad, como una falla en el sistema de productividad, como una mala cosa que se interpone entre el logro de cosas inmediatas, sean estas riqueza, pasión, éxito o afán de posesión.
Para los débiles -dicen-, es la ética; el resto la ignora, son esos hombres que adoran el logro en el sentido de conquista como quien coloca una bandera en el centro del cerebro de alguien, o blande billetes como espadas para cortarle la garganta a la verdad.
Ética, una palabra con cuerpo poliédrico en donde yacen conductas y sentimientos que por su complejidad, se cuestionan. Ética, esa rama de la filosofía, ese conjunto de saberes que ahora solo se encuentra en frases veloces que corren por la red o en Wikipedia y cada vez menos en libros o en tratados que sean leídos. Y es que en un mundo vertiginoso ¿Quién quiere vérselas con la ética ahora que todo se compra, se fuerza o se obliga?
La ética se encuentra ya en el territorio de las especies en peligro de extinción, con su pelaje sintáctico desconocido, confundida a veces con la religión. No es deseable porque con la ética se tardan más los resultados. Porque de las consideraciones éticas nacen frutos tardíos porque primero hay qué cuestionar, dialogar, discutir y diferir. Sin embargo son frutos tan claros que son espejos y a veces, uno no quiere mirarse en ellos. Mejor Disney y su reino plástico tan al alcance, con sus ficciones empobrecidas hurtadas a relatos más complejos.
La ética olvidada como estudio filosófico y más como práctica. Visto como algo polvoso, lleno de obsolescencia de esos mundos tan lentos que mejor preferir la compra de boletos para ir a ver a los delfines enjaulados.
Hay una etimología de ética que me parece interesante porque en la conformación de esta palabra hay movimiento y voluntad: proviene del griego éthos, que significa carácter, un carácter que fue vinculado por Aristóteles con el hábito o la costumbre. Así lo refirió Gustavo Ortiz Millán en un artículo publicado en Isonomía, revista de Teoría y Filosofía del Derecho. Comenta Ortiz Millán que esta vinculación entre carácter y el hábito o costumbre da por resultado la ética aristotélica, es decir, se habla de un carácter se forma a través la repetición de acciones virtuosas; esto es un hábito.
Entonces acostumbrarse a la repetición de actos, usos, costumbres o formas virtuosos sería el camino para la conformación de un carácter ético en una persona. Suena a excepción y así lo es. Preferible para algunos, ser una persona exitosa dentro del camino de la corrupción, porque no hay qué debatir nada ni acordar nada, prevalece el reino de los impulsos que no dialogan con el otro, solo obtener y ya, no hay miradas hacia otro sitio.
La falta de ética tiene mucho de prisa, mucho de ensimismamiento, mucho de necedad y ceguera. De eso saben los líderes en cualquiera de las esferas del quehacer humano. Si no, contemplemos el escenario que se ha conformado, sus heridas, sus guerras, sus cielos contaminados, la escasez de agua y más de agua limpia. Es el resultado de un “desarrollo” ciego, de una falta de ética.
Incluir la ética en la vida diaria, permitiría mayores discusiones de lo que es una vida buena, no nada más para una persona, sino para los espacios en donde viven esos otros, es decir la comunidad cuya existencia, por oposición, le permite llamarse persona.
Encuesta Vanguardia
https://vanguardia.com.mx/binrepository/1152x648/0c0/1200d801/none/11604/EOGP/columna-claudia-luna-jog-1-7059664-20_1-8393390_20240303011139.jpg
$urlImage