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Allá afuera los electores han ido tomando nota de nuestro “deterioro reputacional”, es decir, de nuestro desgaste como partido político, de nuestra pérdida de fuerza como organización que por mandato de ley tiene la obligación de promover la participación ciudadana –artículo 41 constitucional, I, párrafo segundo–: “Los partidos políticos tienen como fin promover la participación del pueblo en la vida democrática… y como organizaciones ciudadanas, hacer posible su acceso al ejercicio del poder público, de acuerdo con los programas, principios e ideas que postulan…”. Flaco favor le hemos hecho la militancia de estos días al partido que don Manuel Gómez Morín fundó en 1939. De recaudadores de votos y de políticos de pacotilla está este país hasta el gorro. Ya hemos dado demasiados bandazos, es hora de retomar un proyecto de País, en el que lo sustantivo no sea lo que sintamos por él sino lo que hagamos para que sea un espacio en el que el bienestar generalizado no sea palabra hueca sino vigorosa realidad.
Si auténticamente queremos darle un giro a esta realidad en la que el rechazo está a la vista y se ha venido reflejando en las dos últimas elecciones, y estamos convencidos de que la lucha contra la corrupción y la impunidad son problemas gravísimos que tenemos que resolver desde el ámbito del poder público, tenemos que empezar por elegir con inteligencia a nuestros dirigentes, seleccionándolos con base al mérito, a su capacidad y a su honestidad. Para poder exigir responsabilidad y rendición de cuentas se tiene que ser ejemplo en primera persona, por aquello de que “el buen juez por su casa empieza”. Nuestros procesos eleccionarios internos deben ser ejemplo de pulcritud y transparencia, deben ser procesos avalados por los altos índices de votación, esto legitima a los electos, de ahí la relevancia también de que los panistas estemos conscientes de que ir a votar no solamente es un derecho si no también una obligación que debemos cumplir a cabalidad y en absoluta libertad. Asimismo, tenemos que asumir nuestro deber partidista con nuestra participación fehaciente, efectiva y permanente, es decir, no sólo ir a elegir, también darle seguimiento al trabajo de los electos colaborando nosotros mismos en los programas y acciones del partido en vinculación con la sociedad.
Necesitamos trabajar allá afuera, con la ciudadanía, pero no solamente cuando hay comicios, sino todos los días, convertirnos en un verdadero movimiento social que articule las exigencias de los diferentes sectores de la población y ser el vínculo para solventarlas en el ámbito del poder público, de manera ordenada e inteligente. Don Manuel Gómez Morín fue un hombre de instituciones, creía en las instituciones como pilares del quehacer del estado en beneficio de la comunidad, pero con trabajo sistemático nunca con improvisaciones. Era un convencido de que la política no podía reducirse a la lucha por el poder y menos, pero mucho menos, utilizarla como trampolín al cargo público, como ahora se estila, así no se puede construir una “patria ordenada y generosa”.
La debacle que hoy vive nuestro México deriva precisamente de la perversión que se ha hecho de la política. Tenemos el deber de recuperar como herederos de esa inmensa fortuna ideológica, la ética, los valores del espíritu, imprimirlos de nueva cuenta en nuestro hacer partidista, viviendo la democracia desde adentro, en nuestros propios procesos para elegir a nuestros dirigentes. Insisto, el sufragio debe ser libre y respetado. El partido nos necesita a todos, no estamos sobrados, hay mucho trabajo que hacer allá afuera, de modo que nadie se hunda en el exilio, y si quieren que esto cambie, vamos a tener que entrarle todos.
Volvamos a lo que nos hizo distintos y distinguibles ante la sociedad de la que somos parte, no más beneficios personales o para “el grupo”. Ese no es el PAN, dejemos de ser un remedo de lo que antes criticábamos. Decepcionamos a nuestros votantes con nuestra conducta huérfana de ética, de respeto entre nosotros mismos. Mañana domingo 4 de agosto tenemos elecciones para dirigentes municipales. Votemos en conciencia y en absoluta libertad. El partido necesita oxigenarse, las ventanas las abrimos nosotros, no va a venir nadie de afuera a hacerlo.