Incidencia delictiva a la alza, ¿cómo afrontarla?

Politicón
/ 22 julio 2019

La medición de la incidencia delictiva debe ser considerada una herramienta que sirva para trazar políticas públicas que inicialmente sean preventivas, pero que también sean una ruta para castigar a quienes cometan un ilícito

El problema de la seguridad en Coahuila y México ha sido un tema complejo y que requiere constantemente ser revisado para, en caso de ser necesario, reencauzar esfuerzos y mantener vigoroso el estado de derecho.

Para ello, la medición de la incidencia delictiva debe ser considerada una herramienta que sirva para trazar políticas públicas que inicialmente sean preventivas, pero que también sean una ruta para castigar a quienes cometan un ilícito.

Los anteriores comentarios vienen a colación ante los reportes periodísticos que hemos publicado sobre el alza en los asesinatos cometidos en México y en lo particular con los feminicidios perpetrados en Coahuila. 

En primera instancia, coincidiendo en tiempos con el cambio de gobierno federal, México ha entrado en una espiral de violencia nunca vista para un primer semestre. Esto pese a que, a diferencia de otras épocas en las que había una “guerra” declarada contra el crimen, se ha dicho que en esta administración se ha apostado por un proceso de pacificación sin dejar de combatir a la delincuencia.

Los índices de homicidios dolosos deberían abrir un debate sobre si la estrategia que se está implementando podrá dar resultados para frenar estos tiempos de violencia.

El reencauzamiento, al menos en el discurso, que se ha hecho en la estrategia anticrimen a nivel nacional denota que no se ha sido un dique que lo detenga.

Parte esencial debería ser -según han dicho las propias autoridades- la Guardia Nacional, la cual entró en funciones a partir del primero de julio, por lo que hasta el próximo mes podrá verse si comienza a tener una repercusión para frenar los delitos.

En el caso de Coahuila, es de llamar la atención el ritmo nunca antes visto en los feminicidios que se han perpetrado en los primeros seis meses de este año.

Toda muerte debe ser repudiable por la sociedad, pero esta condición se acrecenta cuando un crimen se comete con una extrema violencia por la condición de ser mujer.

Ante ello no es gratuito preguntarse: ¿qué está pasando en los hogares coahuilenses donde cada vez más personas deciden matar a una mujer?

Que apenas en seis meses ya se sumen más crímenes que los cometidos durante todo 2018, debiera llamar la atención de todos, máxime cuando este delito había tenido una tendencia a la baja en años recientes.

De manera global, tanto a nivel nacional como local, más allá de lo que las autoridades hagan o dejen de hacer, algo debe estar pasando desde la sociedad para que estos casos tengan un “boom” que nunca se había registrado.

Ojalá que esta actualización en las cifras delictivas sirva para reforzar o reencauzar la estrategia en materia de seguridad, y ahora sí haya un freno ante esta escalada criminal.

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