¿Por qué no cede la inflación?
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Repetir una y otra vez que los precios siguen aumentando, no es algo que sea ya noticia. Nos estamos acostumbrando a esta dinámica económica que no es nada sana, sobre todo en un país con muchas carencias como el nuestro. Sin embargo, se informó esta semana que la inflación para la primera quincena de enero fue de 7.94 por ciento, esto es, la inflación anual volvió a repuntar. A pesar de que todos pensamos que el inicio de año sería más condescendiente en este tema, sucedió lo contrario y hubo un repunte de precios que nos hace preguntarnos por qué no cede la inflación a pesar de todos los esfuerzos realizados hasta ahora.
Hay que aclarar que ya habíamos dicho que el proceso de desaceleración inflacionaria sería lento y gradual porque no depende sólo de lo que hagamos en México, sino también de lo que suceda en otras partes del mundo. Dado que las cadenas de producción están muy entrelazadas, aumentos en los precios de componentes internacionales para productos vendidos aquí darían como resultado más inflación. Esta es una de las razones, pero no la única. El resto del mundo sigue haciendo frente a procesos inflacionarios más severos. Turquía ya anda sobre el 80 por ciento de inflación, Argentina, en el 94 por ciento, y Chile con 13 por ciento. Estos países sirven de referencia de lo que está sucediendo y que México, a pesar de sus problemas, no ha llegado a un ciclo tan dañino como el de los ejemplos citados que han triplicado o cuadruplicado sus tasas de inflación. Sin embargo, sus incrementos inflacionarios nos llegan porque sus productos se encarecen.
Otra razón de peso para que la inflación no ceda es que en México las pequeñas y medianas empresas no piden crédito o lo poco que solicitan no es suficiente como para hacerlas sentir el aumento de las tasas de interés. Las micro y pequeñas empresas mexicanas son muy dadas a financiarse vía tarjetas de crédito, préstamos con los familiares o amigos, y hasta en tandas, pero es muy poco lo que se pide prestado directamente al banco o lo que los mismos bancos dan prestado, porque sabemos que es muy difícil cumplir con los requisitos. Por ello, las políticas monetarias tardan en surtir efecto, pues al encarecer el costo del dinero que se espera que frene la demanda agregada, una parte muy pequeña del sistema económico realmente se ve afectada. Además, por razones estructurales de la economía, se estima que un 60 por ciento de las empresas micro y pequeñas no tienen pasivos de este tipo. Hay que recordar que en 2021, de acuerdo con la encuesta nacional de inclusión financiera, sólo el 49 por ciento de los mexicanos estaban bancarizados y, por consiguiente, las políticas monetarias disminuyen su efectividad. Con lo anterior, los mecanismos de elevación de tasa de interés podrían no sentirse por parte de la ciudadanía y eso retardaría sus efectos, porque a mediano y largo plazo sí hay efectos vía la reducción de empleos dado que los préstamos para grandes empresas se reducen.
Viendo al futuro, se percibe que la meta de tener una tasa de inflación del 4.8 por ciento para el cierre del año no será posible. Las razones radican en dos grandes vertientes: la financiera y la productiva. En el primer caso, ya hay un costo mayor del dinero, que seguirá aumentando y sacando el dinero de circulación y de proyectos empresariales que generan empleo a proyectos financieros que llevan el dinero a instituciones financieras. La tasa de cetes se encuentra ya sobre 10 por ciento y eso atraerá a más personas y empresas que por sólo poner su dinero en una institución financiera estarán teniendo utilidades muy altas, que en las empresas ni si quiera las alcanzan. Por ello, más personas físicas y morales preferirán no arriesgar su dinero y meterlo a una inversión a plazo en lugar de generar proyectos productivos y empleos.
Por el lado de la producción, la inflación tampoco cederá. Siguen las carencias de materiales en las cadenas de suministro. En los productos alimenticios se está dando una crisis severa por la falta de insumos derivada de las sequias, inundaciones y la falta de fertilizantes en el mundo que apenas este año empezará a normalizarse, dicen los expertos. El proceso de relocalización de empresas también generará un deterioro en la producción de las empresas. Tan sólo en México esperamos entre 200 y 300 proyectos de nearshoring, o relocalización, para este año. Bajo esta perspectiva, las empresas manufactureras tendrán forzosamente menores niveles de productividad que afectarán los precios de los productos. Habrá una menor oferta, con menor calidad y más cara, por lo que habrá que estar preparados.
Se dice que la inflación empieza en la mente de los individuos, lo que es correcto porque es por medio de la percepción que inicia el proceso inflacionario. Mientras las personas no tengan confianza en que los precios no subirán, la inflación se mantendrá, ¿por qué? Los expertos dicen que derivamos nuestras percepciones a partir de señales en el ambiente que nos dan la sensación de miedo o relajación. En este caso, las señales del Banco de México deben ser claras y contundentes para que la gente tenga confianza en que los precios bajarán y que no habrá restricciones dentro del sistema económico.
Hemos visto acciones directas del banco central de México, pero sigue habiendo “agujeros” económicos que no están cubiertos. Por ejemplo, en la parte internacional estamos viendo un tipo de cambio sumamente barato, por debajo de 19 pesos por dólar, esto fomenta las importaciones nacionales que siguen aumentando y seguimos comprando. Prácticamente el consumo privado sigue en crecimiento pues a tasa anual creció un 5.8 por ciento. En pocas palabras, todos seguimos comprando y si a eso le agregamos que ha sido un enero con una cuesta menos pronunciada, pues la sensación de que no pasa nada se mantiene. Pero si está pasando algo malo y es una inflación que no cede, a pesar de los esfuerzos de las organizaciones encargadas de atender este asunto. Mi pronóstico es que nos quedaremos a final de año por arriba del 5.3 por ciento de aumento en el Índice Nacional de Precios al Consumidor.
Encuesta Vanguardia
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