Presupuesto sin fundamento
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Acaba de ser publicado el Presupuesto de Egresos de la Federación para el siguiente año, que como todos sabemos, será un año de elecciones a todos los niveles. Por lo anterior, es claro que el partido en el poder buscará recursos por todos lados a cualquier costo. Y así fue lo que se hizo para este 2024, sólo que con un endeudamiento que preocupa. Sin embargo hay que analizar un poco los datos, como siempre se hace en este espacio.
El siguiente año tendremos un presupuesto de 9.02 billones de pesos, monto histórico en pesos corrientes, e histórico en términos del endeudamiento que generará. El déficit público subirá a 4.9 por ciento, el más alto en 30 años. Sin embargo, el propio Presidente dijo que no es una deuda que preocupe, puesto que está todavía dentro de los estándares mundiales que permiten hasta un 7 por ciento. El problema no es el porcentaje o monto de lo que se está pidiendo, sino cómo es que se va a pagar porque, dadas las condiciones económicas actuales, este dinero se empezará a liquidar en 2025, que será un año terrible para las finanzas públicas. No quiero pensar mal, pero podría suponer que lo hecho va en línea con una necesidad más que evidente de mandar un mensaje de sobreabundancia a la población mexicana para que el movimiento de la 4T continúe. De hecho, nada nuevo ni diferente a lo realizado en sexenios anteriores. Lo que llama la atención es que se digan diferentes, pero esto no es una columna política, sino económica, y allí es donde hay que centrarnos.
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Para empezar, el presupuesto es abundante, pero para ciertas áreas que no son estratégicas para la nación, se aumenta un 122 por ciento el presupuesto a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), sobre todo para hacerse cargo del Tren Maya, de los aeropuertos y de la nueva aerolínea que arrancará operaciones antes de que termine este año. En el caso del Tren Maya, costará de 3 a 4 veces lo presupuestado, se pronostica que su costo final llegará a 500 mil millones de pesos, la refinería de Dos Bocas costará el triple y aunque no es parte de los recursos asignados a la Sedena, es parte de los proyectos que se comprometió el Presidente de la república a entregar terminados antes de cerrar su sexenio. Caso contrario, la Secretaría de Turismo recibirá 24.4 por ciento, dejándola en presupuesto exclusivamente operativo, pues no tendrá o no se ve cómo puede llevar a cabo la parte publicitaria que antes realizaba. En la Secretaría de Salud, también hubo un recorte importante de recursos del 54 por ciento aproximadamente.
Dejando un poco los números de lado, es conveniente comentar que un presupuesto con un déficit presupuestario tan elevado conlleva los siguientes riesgos: a) depreciación del tipo de cambio, b) tasas de interés al alza, c) inflación sostenida y d) el posible retiro de inversiones en cartera, como viene sucediendo. En lo referente al tipo de cambio (a), la teoría económica señala que los déficits presupuestales debilitan la moneda al reducir su valor real, pues al haber más dinero en circulación en comparación con el mismo nivel de moneda extranjera, empieza la depreciación. Las tasas de interés también (b) sufren presiones al alza para poder sostener el debilitamiento de la moneda por una oferta monetaria que puede ser considerada como excesiva por el mercado. La receta para controlar este desequilibrio es simplemente subir la tasa de referencia para respaldar el dinero circulante. Con todo lo anterior es posible visualizar que habrá más dinero circulando el siguiente año, por lo que el control de la inflación (c) será un verdadero reto para el Banco de México, quien tendrá que generar un equilibrio entre la oferta monetaria adecuada para que funcione el sistema económico sin restricciones y el dinero que podrá “sobrar” por los nuevos proyectos. Si no se llevan a cabo procesos de esterilización monetaria, habrá problemas realmente. La inversión en cartera (d) tiende a reducirse cuando se dan déficits gubernamentales porque se pierde confianza en el valor del dinero local por parte de los inversionistas extranjeros que interpretan el aumento de efectivo como un mecanismo de reducción de valor, por lo que buscan regresar a su moneda, en este caso el dólar, sobre todo cuando se tiene en el vecino país del norte, una tasa alta como la actual.
El reto económico no será con este presupuesto, para el 2024, será para el 2025 cuando realmente se tenga que empezar a pagar lo prestado y ese será el gran problema que se enfrentará. Lo que se ha declarado es que para dentro de dos años se pagará lo prestado muy seguramente con dinero que debería ser asignado a infraestructura, salud, energía, entre otros. En pocas palabras, a partir de 2025 no habrá dinero para nada, a menos que se siga pidiendo prestado con el argumento de que estamos todavía por debajo del umbral del límite de deuda.
Para concluir, déjeme darle unos porcentajes del Presupuesto de Egresos de la Federación que seguramente le harán reflexionar y así concluir si realmente está bien fundamentado con una perspectiva más objetiva. El costo de la deuda representa el 14 por ciento, las participaciones también el 14 por ciento, las pensiones representan hoy un 22 por ciento, Pemex y CFE se quedarán con el 9 por ciento, a la salud sólo le dejan el 7 por ciento, trabajadores del sector público 5 por ciento y para no extenderme mucho, el total del presupuesto obligatorio es de 86 por ciento. Ahora, hay que dejar en claro que este último porcentaje alcanza a ser pagado con nuestros impuestos, pero se preguntará, ¿y qué pasa con las becas y las megaobras presidenciales?, pues se pagarán con dinero prestado, consumiendo entre ambos rubros otro 6 por ciento aproximadamente, dejando solamente un 8 por ciento libre del total presupuestario que de acuerdo a los libros económicos se llama espacio fiscal, que sirve para cualquier rubro no cubierto con anterioridad como seguridad, apoyo a universidades, programas especiales como Jóvenes Construyendo el Futuro, vacunas (por eso no compramos las de Pfizer o Moderna, porque esas cuestan y no tenemos dinero y por eso usamos vacunas no probadas provenientes de Cuba y Rusia), presupuesto de ciencia e investigación, y en general lo que usted pudiera considerar. Como puede ver, este presupuesto no tiene nada para apoyar a las universidades más allá de las nóminas, ni para protección ambiental y otros rubros clave que el país necesita. No es necesario pensar mal y decir que es un presupuesto orientado a las elecciones, creo que lo mejor sería decir que es un presupuesto mal hecho, que sigue sin alcanzar para cubrir las necesidades de México. Al menos eso dicen los otros datos.
Encuesta Vanguardia
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