Riquelme, informe, PRI y candidato

Recién se celebró el Consejo Político Estatal del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Gobernador del Estado, por enésima vez, fijó los reflectores en Manolo Jiménez, que siendo hombre al límite lo situó en el carril por parte de su partido para que corra hacia el templete y tome la bandera con la que competirá por la gubernatura del estado convirtiéndose en su sucesor, pues fue el lugar y la forma más transparente de presentarlo como tal al sentarlo junto a él en el presidium, a fin de que la asamblea se diera cuenta de que la cocción del plato fuerte para las elecciones del 2023, ya desde ahora está a la vista de todos y que habrá de quedar apetecible para degustarlo en su tiempo.

Para la carrera gubernamental que se avecina y del grupo de los hombres del Gobernador, se dificulta encontrar alguno que tenga un peso político que dé la pelea como priista con garantía de triunfo, dicho con todo respeto, sobre todo con la certidumbre de capacidad política y una visión que le de fuerzas para enfrentar y combatir la problemática estatal.

Este primero de diciembre inició el quinto año de Miguel Riquelme como Gobernador, tiempo en que su poder empieza a desvanecerse, diluirse e irse escapando de sus manos, asunto que es natural en un periodo político sexenal, pero que por fortuna en esa etapa su posicionamiento fue in crescendo arrebatando las dificultades que le tocaron enfrentar desde la resolución de carácter legal que hizo dudar de su triunfo que finalmente se logró, y que lo hizo batallar al ir espantando el sello del exgobernador de su aparato gubernamental, y que al término de este cuarto año de su gestión sigue diseminando esos vientos pasados.

Con este quinto año empezará la cuesta paulatinamente que durará el año combinado con los asuntos propios del gobierno, y con la parte que dedicará al destape de su candidato al gobierno estatal de manera que pueda lograr una unificación y la candidatura se deslice libremente hasta llegar al día de la elección, y después entregarle la llave de palacio y lo deje que realice su trabajo con la libertad propia de reconocer y respetar otro gobierno que no es el suyo.

Su informe al que le llamó de resultados, plasmó los logros que su gobierno pudo llevar a su consecución a pesar de los recortes perversos que la federación le ha endilgado a Coahuila, y de seguir amortizando un débito que tiene una carga monstruosa que le ha restado emprender más acciones en favor de la entidad, que le fue heredada de regímenes que se creyeron dueños del dinero y que lo gastarlo como quisieron, y lo más delicado de este asunto, al menos hasta ahora, que su denuncia ha quedado en aguas de borrajas.

Es de reconocerse que el trabajo realizado hasta la fecha contribuyo al logro de un equilibrio en la administración pública exterminando la atmosfera que fue creada por una frivolidad que se aposentó en Palacio de Gobierno, por decir lo menos, ya que la conducción se centró en una autocracia en la que ahora se recogen esos lastres que han sido por fortuna minimizados, mediante una convocatoria que ha fabricado el Gobernador tendiendo puentes con grupos políticos y grupos fácticos que han visto y reconocido ese esfuerzo olvidando esos vientos huracanados.

Señor Riquelme: emprenda estos últimos meses con el ánimo que le da la solvencia derivada de su actuación, misma que desde el inicio de su gestión provocó cierta reticencia en sectores de la población que basaron su punto de vista al utilizar funcionarios de primer nivel que transportaban la marca del gobierno anterior, pero que con su trabajo y al paso del tiempo esa percepción fue cambiando.

Ahora solo le queda emplear su sabiduría política y pugnar por una democracia interna de su partido que lleve a elegir al que lo va a suceder, pues es muy claro que no existe disyuntiva para escoger al candidato, y para el que sabe leer lo que no está escrito, ya quedó muy claro, y le aseguro que será para bien.

Se lo digo EN SERIO.

franciscoaguirreperales@gmail.com

@aguirreperalesf