Viva México al estilo de la 4T
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Todas y todos recordamos que somos mexicanas y mexicanos el 15 de septiembre. Es la fiesta por excelencia, no importa dónde estés, ni que estés haciendo, o con quién estés, 15 de septiembre en la noche, es fiesta. Este año no fue la excepción, ni la pandemia nos puede detener para celebrar lo qué es nuestro México.
El Grito de la Independencia es el evento más importante y significativo para cualquier Presidente. Normalmente se acostumbraba una gran cena de gala en Palacio Nacional con invitados especiales desde miembros del gabinete, embajadores, empresarios, liderazgos artísticos y culturales. Aunado, miles de personas se congregaban en la plancha del Zócalo de la Ciudad de México para disfrutar el espectáculo de fuegos artificiales y después un concierto.
López Obrador comenzó su sexenio cancelando la cena por austeridad. Y a raíz de la pandemia se observó un Zócalo vacío por protocolos de distanciamiento social por COVID-19. Sin embargo, este año hubo dos sucesos con muchísimo contenido político que nos deja ver lo que está pensando López Obrador y por qué no, Beatriz Gutiérrez Müller. El primero, en el salón de Palacio Nacional el soldado que tocaba la trompeta estaba vestido con uniforme militar no con traje de gala como lo estaba la escolta. Podría parecer un detalle insignificante, pero habla de la importancia y la cercanía que nos quiere transmitir el señor Presidente que tiene con el ejército. Al ser la única persona que salió a cámara en la transmisión en vivo por parte del gobierno.
El segundo elemento singular de este Grito, es que la transmisión oficial (la que hace el gobierno, recordemos que las televisoras ceden ese tiempo para que todas y todos veamos la misma la celebración del Grito) comenzó con un recuento corto de la fundación de Tenochtitlán y el mito de Huitzilopochtli del águila sobre el nopal comiendo una serpiente (de ahí viene nuestro escudo) hasta la conquista de México, mencionando la traición de los tlaxcaltecas y el gran derramamiento de sangre en 1521, tras la caída de la gran ciudad.
Después del tradicional Grito de Independencia que consiste en el Viva México y Viva a los Héroes de la Independencia, siguió un espectacular show de luces sobre el Zócalo sobre los monumentos del Zócalo (Catedral, Palacio de la Asamblea, etc.) en donde contó la historia de los aztecas con mayor detalle que en un principio y haciendo hincapié en que la Noche Triste (así se conoce en historia cuando los españoles pierden la primera vez que intentan entrar a Tenochtitlán) como la Noche Gloriosa porque ganaron los aztecas. Pasando por la conquista y la llegada de las enfermedades por parte de los españoles. En resumen, en medio de la fiesta más significativa de nuestro país tuvimos casi media hora de echarles la culpa a los españoles de todos nuestros males y tragedias.
No tengo ninguna duda que la historia siempre la cuentan los vencedores, y no se trata de minimizar la Conquista de México. Sin embargo, me parece sumamente inapropiado en un país profundamente dividido y polarizado como el que vivimos hoy que se haga hincapié sobre qué nos diferencia y no sobre que nos une. Hoy casi nadie puede decir que es puramente azteca, purépecha o maya, o español. Somos una mezcla increíble en todos los sentidos.
Me fascina la frase de Mario Vargas Llosa que México son muchos Méxicos porque es sumamente cierta. No podría entenderse la enorme diversidad cultural, gastronómica, social, artística si no fuera por esa mezcla maravillosa que todas y todos somos parte. No se trata de encontrar diferencias o echar la culpa a determinado grupo. Se trata de encontrar en nuestra identidad nacional el amor por lo que somos y lo que hacemos hacia el futuro, no hacia el pasado.
Señor Presidente, nuestras niñas y niños no necesitan la clase de historia que se dio ayer. La infancia en México sí necesita conocer de dónde venimos, pero necesita más saber hacia dónde vamos y en qué somos iguales todas y todos en México. Más #Ciudadanitos, por favor.