"District 9", ¿un nuevo clásico de la ciencia ficción?
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"District 9", que se estrena en España este fin de semana y el próximo en Argentina, tiene, además, una sabia concepción de multiplataforma gracias a Neill Blomkamp, un cineasta surafricano con el que Jackson contó para adaptar un videojuego, "Halo", que nunca llegó a concretarse.
Madrid, España.- Desde "Matrix", ninguna película había conseguido ofrecer al espectador sensaciones tan nuevas en ese campo forzado a la inventiva que es la ciencia ficción. Ahora, "District 9", dirigida por Neill Blomkamp bajo la producción de Peter Jackson, parece llamada a crear escuela.
Una escuela que, pese a embadurnar de modernidad su "examen final", poco tiene de rupturista y, de hecho, quizá tenga su factor más sorprendente en haber sabido utilizar como nadie en muchos años las claves clásicas del género.
Su receta es, en efecto, un "ready-made": un poco del cine de invasiones que sirvió de metáfora política durante la Guerra Fría, otro poco de terror cámara en mano al estilo Danny Boyle y otro de la tensión psicológica del thriller de personajes.
Finalmente, se salpimenta abundantemente con el gusto para la sangre y las vísceras que marcó la primera etapa cinematográfica de Peter Jackson, cuando triunfaba con "Braindead" (1992) y aportaba sensibilidad a sus "Criaturas celestiales" (1994).
"District 9", que se estrena en España este fin de semana y el próximo en Argentina, tiene, además, una sabia concepción de multiplataforma gracias a Neill Blomkamp, un cineasta surafricano con el que Jackson contó para adaptar un videojuego, "Halo", que nunca llegó a concretarse.
Sin embargo, de la buena química entre ambos surgió este nuevo proyecto, en el que la capacidad para atrapar al espectador queda patente en cada fotograma y cuya traslación al mundo de las consolas parece más que lógica.
Asumiendo que su premisa pasa por convencional, la película se desvía hacia lo inusual con sus accesorios: una inquietante localización en Johannesburgo, un aspecto formal entre hiperrealista y periodístico y una carencia presupuestaria -30 millones de dólares- compensada con más sugerencia que exhibición.
Su horror no es la amenaza extraterrestre, pues hay un salto temporal de veinte años en la cinta que centra la atención en la consolidación de su presencia en Suráfrica, sino la reacción humana hacia una nueva "raza" que, al ser la última en llegar, pagará los platos rotos de una civilización que se desmorona y se corrompe.
De esta manera, empieza a aflorar lo que otorga al filme ese magnetismo que deja exhausto al espectador: emerge el discurso humano, tintado por el conflicto social remanente de la época del apartheid y con la figura del héroe hecha añicos, ahogada en la miseria social y la ambición capitalista.
Y, como ensamblador de los aspectos más brillantes de la cinta, acaba de redondear la faena la interpretación de Sharlto Copley, un actor hasta ahora desconocido capaz de aportar una intensidad y una variedad de registros inusitadas con un papel que carga sobre sus espaldas gran parte de la complejidad de la película.
Por ello, teniendo en cuenta que la ampliación a diez candidatos al Oscar a la mejor película Academia de Hollywood buscar prestar atención a géneros anteriormente denostados en estos premios, no sería descabellado considerar "District 9" como posible finalista, para hacer justicia a lo que, quizá, sea el primer clásico de la ciencia ficción del siglo XXI.