El viacrucis en San Juan Nepomuceno: El simbolismo de la Pasión de Cristo en Saltillo
En esta Semana Santa, te contamos un poco sobre el arte que alberga el antiguo templo jesuita ubicado en el corazón de la ciudad, que a través de la pintura presenta los últimos momentos de la vida de Jesús
La religión católica no sería lo que es en la actualidad sin el arte. Sus símbolos, sus ritos y gran parte de su estructura ha quedado influenciada por la arquitectura, la música, la literatura, la escultura y la pintura.
Saltillo es un ejemplo de estas obras de arte. No solo en los edificios que erigen por metros encima del paisaje del Centro Histórico podemos encontrar esta realidad, sino también en su interior. Tal es el caso de la Iglesia de San Juan Nepomuceno, que alberga una serie de seis pinturas en las que se retratan algunos pasajes del Viacrucis de Jesucristo.
En el marco de las celebraciones de la Semana Santa, en VANGUARDIA visitamos estas obras, que están a la vista del público, en el templo ubicado en la esquina de Hidalgo y Escobedo, pero podrían pasar desapercibidas para algunos, y aquí te traemos un poco de su historia y secretos.
¿Un mundo sin imágenes de fe?
Durante la primera etapa del cristianismo, el también llamado ‘cristianismo primitivo’ prescindió de las representaciones visuales, es decir, no se hacía uso de pinturas, ni esculturas, pues se apegaban a una doctrina que no permitía tener imagen alguna de Cristo, ni de Dios, ya que iba en contra de los mandamientos.
Después del año 200 d.C. muchas comunidades cristianas comenzarían a hacer uso de distintos métodos para plasmar o aludir a ideas ligadas a su creencia religiosa. Normalmente este tipo de representaciones, eran solo símbolos creados de manera clandestina y utilizados para poder representar la palabra de Dios y lograr darle el descanso eterno a aquellas personas que habían dejado este mundo, ya que, únicamente se podían encontrar en cementerios o camposantos.
Pero, posteriormente, ocurrirían algunos acontecimientos históricos que marcaron el desarrollo de la iconografía cristiana. En el año 313 d.C. el emperador Constantino estableció la libertad de culto religiosos en todo el Imperio Romano. Y en el año 392 d.C. el emperador Teodosio impulsaría la conversión del imperio a uno en el que únicamente se profesaría la religión católica. Esto contribuyó a que la iconografía cristiana tuviese un desarrollo impresionante. Pues ya no solamente se realizaban representaciones de símbolos, sino cuadros completos que representaban pasajes del evangelio.
El arte en San Juan Nepomuceno
La iglesia de San Juan Nepomuceno, que perteneció durante algún tiempo a la orden de los Jesuitas y que data del siglo XIX, alberga en su interior una serie de pinturas que representan el viacrucis.
Seis obras al óleo de diferentes formatos son las que componen la colección sobre el viacrucis, entre ellas resalta a la vista una escena cuando cristo es presentado ante Poncio Pilato frente a los jueces y una multitud que grita enardecida probablemente la frase ‘crucifícalo’.
Asimismo, también se encuentra el acto cuando Cristo carga la cruz y frente a sus ojos María y María Magdalena están hincadas rezando, la oración del huerto de Getsemaní, también es otra de las escenas. Asimismo, en una de las pinturas que se encuentran más cercana al altar observamos como un pequeño grupo comienza a bajar a Jesús de la cruz.
Por su parte, la ascensión de Jesús hacia el reino de los cielos también es otra obra que podemos encontrar en San Juan Nepomuceno, aunque de menor formato que sus predecesoras, en ella podemos observar cómo Jesús esta siendo elevado por ángeles en la cruz mientras que la tierra se parte en dos.
¿Quién las pintó?
Como refiere el arquitecto Arturo Villareal, Gonzalo Carrasco, un pintor poblano y miembro de la Compañía de Jesús, fue el encargado pintar las piezas a inicios del siglo XX. A Carrasco quien decidió tomar los votos siendo ya un pintor consolidado, se le recuerda sobre todo por sus pinturas murales en cuatro sitios: La antigua basílica de Guadalupe, La iglesia de San Juan Nepomuceno en Saltillo (1920), La Sagrada Familia en México (1924) y La Compañía en Puebla.
De hecho, cuenta la leyenda que cuando Carrasco se encontraba haciendo las pinturas en la iglesia, los revolucionarios llegaron y el párroco se encerró en el templo para protegerse, sin embargo, cuando estos lograron entrar, no había rastro del padre Carrasco. Este hecho hizo aumentar las suposiciones de que bajo el templo hay túneles secretos.
Sin duda, la iconografía religiosa ha tenido una gran importancia en el desarrollo de la religión católica, pues lejos de ser meramente representaciones con finalidades estéticas, han servido como método de evangelización y de conservación de la cultura occidental. Tal es el caso que muchas de las pinturas y obras más famosas del mundo, abordan algún pasaje bíblico.