El periodismo narrativo, principal legado de Rodolfo Walsh en América

Vida
/ 25 marzo 2017

En su obra cumbre, "Operación Masacre" (1957), la novela que relata el fusilamiento a manos de militares de simpatizantes del peronismo en un basural de las afueras de la capital argentina.

Es "Operación Masacre", publicada nueve años antes que "A sangre fría", del estadounidense Truman Capote, la que "inaugura en América Latina el género de no ficción y marca un parteaguas en el periodismo"...

Cuarenta años después de haber sido asesinado en una esquina de Buenos Aires, el argentino Rodolfo Walsh continúa siendo una figura ineludible para los cronistas latinoamericanos, el padre de un estilo narrativo que unió a la literatura con la no ficción hasta el último día de su vida.

En su obra cumbre, "Operación Masacre" (1957), la novela que relata el fusilamiento a manos de militares de simpatizantes del peronismo en un basural de las afueras de la capital argentina, Walsh utiliza en su relato las herramientas literarias que había reunido como autor de cuentos policiales bajo la inspiración de escritores anglosajones.

"Walsh despliega todo ese saber narrativo cuando decide, finalmente, abandonar la ficción para introducirse en la no-ficción", analizó el escritor argentino Martín Kohan, Premio Herralde de Novela 2007, en declaraciones a dpa.

Es "Operación Masacre", publicada nueve años antes que "A sangre fría", del estadounidense Truman Capote, la que "inaugura en América Latina el género de no ficción y marca un parteaguas en el periodismo", consideró María del Carmen Fernández Chapou, profesora e investigadora del Instituto Tecnológico de Monterrey sede Ciudad de México, en una entrevista con dpa.

"Es un tipo de periodismo que, sobre todo en América Latina y en contextos de dictadura y censura, ofrece una alternativa para retratar la realidad", agregó Fernández Chapou.

Si "Operación Masacre" inauguró un camino narrativo, sus siguientes libros "¿Quién mató a Rosendo?" (1968) y "El caso Satanowsky" (1973) transformaron a Walsh en un alquimista capaz de intercalar en dosis exactas literatura y no-ficción. "Usó a la ficción para pasar de un crimen policial a uno político, de una guerra abstracta a la lucha social", evaluó Fernando Murat, periodista argentino y licenciado en Letras, en diálogo con dpa.

Entre mediados de los años 60 y principios de los 70 Walsh decidió "postergar su rol de escritor para priorizar el del intelectual y militante político", resaltó Kohan. Así, participó en la CGT de los Argentinos, una central sindical disidente y situada a la izquierda de la Confederación General del Trabajo (CGT), la principal organización gremial del país; ambas representaban el pensamiento del peronismo pero eran antagónicas.

Al revés que el filósofo francés Jean-Paul Sartre, que "resuelve dentro de la literatura la idea del compromiso político de un intelectual, para Walsh la literatura no tiene la inmediatez y eficacia que sí encuentra en lo intelectual", indicó Kohan.

La obra de Walsh, entonces, "se opone al periodismo convencional que antepone la objetividad y que es oficialista. Ante la censura, busca otra vía para retratar la realidad", destacó Fernández Chapou.

Quien abraza en la región después de Walsh esta forma de periodismo es el colombiano Gabriel García Márquez, que fue compañero del argentino en la agencia de noticias cubana Prensa Latina, comentó la especialista mexicana.

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Kohan y Murat coincidieron que el legado de Walsh es más claro en el periodismo que en la literatura. Si bien su obra es contemporánea, por ejemplo, a la de Julio Cortázar, su militancia en el peronismo y Montoneros lo volvió "único" porque "pertenece a un tiempo histórico muy específico".

Eduardo Jozami, profesor universitario y escritor argentino, dijo a dpa que "el legado periodístico de Walsh persiste notablemente en varios aspectos", y uno de ellos "es el llamado periodismo de investigación". Sin embargo, resaltó que "no siempre se encuentra que la investigación esté dirigida por una ética insobornable en relación con la verdad" que primó en el caso de Walsh.

¿Hubiera trasladado Walsh su método de investigación a las herramientas actuales del periodismo, entre ellas las redes sociales? "Sin duda, hubiera sabido utilizar todos los nuevos recursos tecnológicos. Tenía una visión horizontal de la comunicación que apelaba a la iniciativa de cada uno, por lo que se hubiera encontrado cómodo con el desarrollo de las redes sociales", imaginó Jozami, autor del libro "Rodolfo Walsh, la palabra y la acción", publicado en 2006.

La obra de Walsh se estudia en universidades, cursos y talleres de América Latina, Estados Unidos y Europa. Es, también, tema de investigaciones académicas y revistas especializadas.

Producto de las nuevas formas de censura y la crisis de los medios tradicionales, el periodismo narrativo vive un resurgir en América Latina, aseguró Fernández Chapou.

"Una forma de volver al lector es ofrecer nuevamente esas historias cotidianas, que hablen de la gente común. Eso es lo que buscaba ese periodismo narrativo" de Walsh, sostuvo.

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