Un estudio del Instituto de Geofísica de la UNAM revela que existen valores potencialmente cancerígenos en el medio ambiente atmosférico de Torreón debido a concentraciones de arsénico, cromo y cadmio. Además de la presencia de metales pesados como el plomo, manganeso o níquel por encima de lo permitido en México.
- 02 diciembre 2024
El aire de Torreón tiene concentraciones de arsénico y cadmio que son potencialmente cancerígenas para adultos, y de cromo potencialmente cancerígeno para niños y adultos. Además, en el ambiente atmosférico metales como el plomo, manganeso o níquel rebasan las normas permitidas en México.
Estos datos fueron el resultado del “Proyecto de investigación e incidencia en materia de salud y ambiente para lograr justicia para La Laguna: interacción entre salud y ambiente y estatus socioeconómico” financiado por los Programas Nacionales Estratégicos (Pronaces) del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencia y Tecnología (Conahcyt).
Ofelia Morton Bermea, doctora en Ciencias y encargada del laboratorio ICP-MS de la UNAM, manifestó que en este diagnóstico se evaluó el contenido de metales en material particulado PM10, colectado durante tres períodos de tiempo: 2016, 2022 y 2023.
Se analizaron más de 200 muestras de material particulado (el material particulado es una mezcla compleja de sustancias en estado líquido o sólido, que permanece suspendida en la atmósfera por periodos variables de tiempo) y se encontró una reducción de concentraciones en zinc, arsénico y plomo en el ambiente atmosférico de 2016 a 2023, pero un aumento en otros elementos como el manganeso, cromo o cobre.
Sin embargo, a pesar de la reducción, las concentraciones de plomo siguen por encima de lo permitido por la norma.
Los resultados son irrebatibles: el ambiente atmosférico que se respira en Torreón tiene una huella de aporte de la industria metalúrgica. Esto a pesar de que se han aplicado regulaciones a las emisiones atmosféricas.
“Los resultados de este estudio son alarmantes. El incremento de estos elementos puede ser atribuido a importantes actividades metalúrgicas desarrolladas en la zona urbana de Torreón. Muchos de los elementos analizados sobrepasan las concentraciones recomendadas como no perjudiciales para la salud por instancias internacionales como la Organización Mundial de la Salud y la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos”, mencionó Ofelia Morton Bermea, quien dirigió el estudio.
PROBLEMA VIGENTE
Desde hace más de dos décadas, diferentes investigadores se han ocupado de evaluar el impacto a la calidad ambiental en el área de Torreón y el posible impacto a la salud humana. Autoridades de salud en Coahuila han reconocido la problemática de plomo en la sangre, principalmente en miles de menores de edad.
Sin embargo, la gravedad de la problemática no ha sido reconocida del todo por la industria metalúrgica local.
“Mucho tiempo estuvieron todos los suelos que se analizaron por arriba de 400 partes por millón, ahora están más bajos, pero siguen por encima”, insistió.
En 2016, por ejemplo, había concentraciones promedio de partículas en suspensión en el aire de 155.9 nanogramos por metro cúbico. Para 2022 bajó a 103 y en 2023 se encontraron promedios de 97.88, cuando el límite permisible es de 41.7. Además, en 2023 se encontraron concentraciones de plomo máximas de hasta 267.38 nanogramos por metro cúbico.
El estudio de Ofelia Morton fue multielemental, es decir, se evaluaron 15 elementos químicos. Encontraron que al igual que el plomo, el arsénico y el zinc también disminuyeron. Pero elementos como el cobre y manganeso subieron sus concentraciones.
“El control que se puso de emisiones fue específico para plomo, arsénico y zinc. Los otros subieron”, comentó sobre las medidas que se han tomado en los últimos años.
Sin embargo, aunque las concentraciones de plomo se han reducido, siguen por encima de la norma. Además, la investigadora aclaró que se trata de promedios, pues existen valores por encima de lo permisible. Por ejemplo, en cromo el promedio es de 34.84, pero hay valores máximos hallados de 45.88, cuando lo permitido es de 40.
Para plomo también se hallaron concentraciones máximas de hasta 267.38 nanogramos por metro cúbico; para manganeso máximas de 464.38.
Ofelia Morton detalló que se analizaron muchos elementos donde no existe una norma mexicana de límites permisibles, como el zinc, cobalto, vanadio o cobre, pero que si se compara con otras ciudades, por ejemplo la Ciudad de México, los niveles de contaminación para metales son más elevados en Torreón.
“Se encontró una evidencia clara del aporte de la industria metalúrgica en el ambiente atmosférico de todos los elementos que se analizaron”, recalcó.
RIESGO POTENCIAL CANCERÍGENO Y NO CANCERÍGENO
La doctora Ofelia Morton Bermea explicó que cuando no se tienen datos de habitantes de zonas expuestas, como muestras de orina o sangre, la cuantificación química de los metales contenidos en las partículas PM10 se puede utilizar para evaluar los riesgos a la salud humana asociados con su exposición. Esto con fórmulas que propuso la Organización Mundial de la Salud (OMS).
De acuerdo con esta cuantificación, la investigadora mencionó que las cantidades de arsénico, cromo y cadmio en la atmósfera representan concentraciones de riesgo potencial cancerígeno ya sea para adultos o niños.
Además, las emisiones actuales de manganeso y zinc representan un riesgo cancerígeno tanto para niños como adultos.
El plomo no sale como cancerígeno porque una de las referencias que se usa es “demasiado benévola”, opinó Morton Bermea.
“También debería salir en la lista de los malos”, dijo. “Estos datos son graves”, recalcó.
Según la NOM-026-SSA1-2021, el valor límite de plomo en el aire ambiente es de 0.50 microgramos por metro cúbico.
La NOM-199-SSA1-2000 habla de los límites de plomo en la sangre en México, y en ella se indica que el plomo absorbido se distribuye a tejidos blandos (hígado, riñón, músculos y cerebro) y en exposición crónica puede almacenarse en huesos y dientes. Ciertos estados fisiológicos que causan movilización de calcio de huesos y dientes pueden ocasionar movilización de plomo a la sangre en el feto. La exposición a este metal, dependiendo de las concentraciones de plomo en sangre y en tiempos de exposición, puede provocar daño hematopoyético, inmunológico, esquelético, renal y en los sistemas nervioso central y periférico. Los niños como el grupo con mayor susceptibilidad muestran principalmente deficiencia en el desarrollo psicomotor, intelectual y de aprendizaje.
Mario García Carillo, investigador adscrito al departamento de Suelos de la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro (UAAAN), consideró que a pesar de que el plomo es un metal pesado muy dañino, la gente ya se acostumbró a hablar de él e inclusive se ha normalizado.
García Carrillo dijo que los residuos que se depositan en el suelo son fácilmente transportados por vientos y lluvias. “No se degradan los metales y ahí andan en el ambiente. Se mueven, entran a un organismo, salen, entran a otro. Y dañan la salud”.
Y como especialista en suelos respaldó la existencia de metales pesados como el cadmio o cobre.
Los compuestos de cromo también son cancerígenos en seres humanos, según se establece en la Agencia para Sustancias Tóxicas y Registro de Enfermedades con sede en Atlanta, Estados Unidos, una agencia de salud pública federal del Departamento de Salud en aquel país.
La misma Agencia refiere que los efectos más graves a la salud por exposición al níquel como bronquitis crónica, disminución de la función pulmonar y cáncer de los pulmones han ocurrido en personas que han respirado el níquel en plantas o refinerías de níquel, con niveles expuestos a más de 10 miligramos de níquel por metro cúbico.
Inhalar grandes cantidades de zinc puede producir una enfermedad de corta duración llamada fiebre de vapores de metal. Sin embargo, poco se sabe de los efectos a largo plazo, según la Agencia con sede en Atlanta.
El cadmio, además de ser cancerígeno, puede dañar gravemente los pulmones al respirar altas cantidades y una exposición prolongada produce acumulación de cadmio en los riñones y posiblemente enfermedad renal, según la misma Agencia.
En 2019, Vanguardia publicó una nota sobre una investigación piloto de Édgar Olivas de la Universidad Juárez del Estado de Durango (UJED), quien investigaba la asociación de cadmio con incidencia de enfermedades renales en un sector de Torreón, pues el 80 por ciento de una muestra de pacientes presentaba daño renal moderado.
“Igual de malo es el plomo, el arsénico, el cromo. Los que están por arriba hacen daño”, resaltó Ofelia Morton.
SIN VIGILANCIA
De acuerdo con la NOM-199-SSA1-2000 que habla sobre los niveles de plomo en sangre, el valor criterio para la concentración de plomo en sangre en niños, mujeres embarazadas y en periodo de lactancia es de 10 microgramos por decilitro de sangre y para el resto de la población es de 25 microgramos.
Ofelia Morton dijo que la gente ya no quiere dar sangre para realizar evaluaciones.
“Dicen ‘hemos dado media vida y nadie nos hace caso’. Y es verdad. Las pocas muestras que analicé en sangre no están tan altas”, precisó la investigadora.
Sin embargo, la OMS recomienda que si la concentración sanguínea de plomo en una persona es igual o superior a 5 microgramos por decilitro, se encuentre la fuente de exposición y se tomen las medidas necesarias para reducirla y evitarla.
“El límite que se toma en México es muy alto”, dijo la investigadora, y cuestionó qué se hace con los datos.
La Secretaría de Salud de Coahuila informó a través de la respuesta a una solicitud de información hecha por Semanario, que desde 2005 no se ha presentado ningún caso de plomo en sangre en recién nacidos, de acuerdo con los registros de la plataforma Sinba SIS y Seul, que es el Sistema Nacional de Información Básica en Materia de Salud.
En la legislatura federal anterior (2021-2024), la diputada Reyna Celeste Ascencio Ortega de la bancada de Morena, propuso un punto de acuerdo para exhortar al Estado y al gobierno municipal de Torreón para presentar un informe pormenorizado sobre el problema de contaminación de la empresa Peñoles y que presente un plan para la atención de las personas que se han visto afectadas por la contaminación.
Ese informe no se ha realizado.
LAS FUENTES CONTAMINANTES
La investigación de Ofelia Morton también indagó en las fuentes contaminantes. Para 2016 era una, la fuente contaminante principal de todos los elementos, con excepción del aluminio. Para 2023 esa misma fuente concentró las principales contaminaciones para siete elementos, y otras fuentes concentraron otros seis elementos.
“Una sola fuente representa el 50% de lo que hay en el ambiente atmosférico”, señaló la investigadora.
Dijo que la acción inmediata es controlar las emisiones de la industria metalúrgica, pues recalcó que aunque ha mejorado, “no bajó tanto”.
De acuerdo con el artículo 109 BIS de la Ley General de Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, las personas físicas y morales responsables de fuentes contaminantes están obligadas a proporcionar la información, datos y documentos necesarios para la integración del registro de emisiones contaminantes al aire, agua, suelo y subsuelo, materiales y residuos de su competencia.
La NOM-165-SEMARNAT-2013 establece una lista de 200 sustancias químicas que integran el Registro de Emisiones y Transferencias de Contaminantes (RETC). Estas sustancias son “prioritarias” para el país por tener el potencial de ocasionar daños al ambiente, cuando son emitidas o transferidas.
La lista es aplicable a los establecimientos de competencia federal cuando emitan o transfieran estas sustancias, en cantidades iguales o mayores a los umbrales establecidos.
De acuerdo con la Norma Oficial Mexicana NOM-165-SEMARNAT-2013 que establece la lista de sustancias sujetas a reporte para el registro de emisiones y transferencia de contaminantes, el umbral mínimo a partir del cual los establecimientos sujetos a reporte de competencia federal deberán reportar las emisiones y transferencias de las sustancias, es de 1 kilogramo al año en emisiones y transferencias para sustancias como plomo, mercurio, cadmio o arsénico.
Sin embargo, de acuerdo con el Registro de Emisiones y Transferencias de Contaminantes (RETC) disponible en internet, en 2020, por ejemplo, Met-Mex Peñoles, el gigante metalúrgico en la ciudad, reportó 4 mil 846.6 kilogramos de plomo emitidos al aire de Torreón, según lo consultó Semanario para un reportaje publicado en septiembre de 2023. Sin embargo, actualmente el RETC no se puede consultar, según se corroboró para esta investigación.
Ofelia Morton recalcó que se tiene que hacer una vigilancia y control de emisiones porque hay muchas fundidoras pequeñas que también impactan. Sin embargo, la realidad es que las inspecciones y verificaciones a la industria se redujeron el sexenio anterior, según investigaciones hechas por este medio.
La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) tiene registro de sólo tres inspecciones a la metalúrgica Met-Mex Peñoles desde 2015: dos en 2016 y una en 2022. Ninguna arrojó una sanción, según respuesta a una solicitud de información (folio 330024423001173).
En 2017 también se inspeccionó la empresa Especialidades Metalúrgicas de La Laguna S.A de C.V. Tampoco se documentó una sanción.
De hecho, las inspecciones a la industria se han desplomado por parte de la Profepa: de 2015 a 2018 se contabilizaron 448 inspecciones en Coahuila, un promedio de 112 por año. Desde 2019 a 2023 se hicieron 311 inspecciones, es decir, 62 por año.
El 22 de mayo de 2023, Semanario publicó la investigación “La austeridad republicana golpea al medio ambiente en Coahuila”, un trabajo en donde se documentó que la Profepa, instancia ejecutora encargada de vigilar y sancionar irregularidades ambientales, redujo 53.8 por ciento los gastos en operación de 2018 a 2021.
Además, el Programa de Trabajo de Administración de Riesgos (PTAR), documentos que las dependencias están obligadas a informar y que describen las amenazas a las metas y objetivos de cada institución, reconocían que a nivel nacional las inspecciones no cumplían con los objetivos, que existían rezagos en procedimientos administrativos, expedientes pendientes de resolución, falta de controles, inspecciones que no atendían los hechos denunciados, insuficiente control de documentos, insuficiente control en la supervisión de proyectos regionales estratégicos, falta de seguimiento a los proyectos de alto impacto ambiental regional; tampoco se cumplía con los plazos definidos de 90 días naturales para realizar la visita de inspección en atención a una denuncia e insuficientes acciones de promoción de la certificación ambiental para que las empresas ingresaran o se mantuvieran en el Programa Nacional de Auditoría Ambiental, entre otras.
“Es una realidad”, dijo sobre la falta de inspecciones la secretaria de Medio Ambiente en Coahuila, Susana Estens de la Garza. “Tenemos que ver cómo se aborda esto”, reconoció en entrevista, y agregó que “podrían ser mejor vigiladas las fuentes contaminantes”.
La Secretaría del Medio Ambiente de Coahuila, en su respuesta folio 050098700007424, informó que únicamente hay registro de nueve sanciones a empresas de Coahuila desde el 2017 por temas de emisiones. En Torreón sólo hay registro de una sanción a una empresa fabricante de empaques de poliestireno.
La investigadora Ofelia Morton refirió que la industria siempre ha estado protegida, pero señaló que su investigación aporta datos que son controlados y que tienen todo el respaldo de 29 años de experiencia en diversos trabajos.
“¿Quién nos va a voltear a ver?”, preguntó.