Jóvenes duplican ingreso a instituciones de educación superior
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El número de jóvenes que van a la universidad en América Latina se duplicó en los últimos 15 años. ¿A qué obedece este fenómeno? ¿Cuál es el lado positivo y negativo de este comportamiento?
Del 2000 a la fecha se han abierto en América Latina y el Caribe 2 mil 300 instituciones de educación superior, llevando el total a 10 mil en toda la región.
El número de estudiantes universitarios de Latinoamérica se duplicó en el periodo 2000-2014. El problema es que sólo la mitad de esos estudiantes se graduó, según los resultados de una investigación reciente dada a conocer por el Banco Mundial (BM).
El estudio destaca que durante los últimos 15 años, la tasa bruta de la matrícula, pasó de 21% en 2000 a 43% en 2014.
Pero esa buena noticia llegó acompañada de una mala: no obstante que en ese periodo se duplicó el número de estudiantes, la cantidad de graduados se redujo.
De hecho, al día de hoy, solo la mitad de los jóvenes de 25 a 30 años que comenzaron una carrera universitaria la terminaron.
En cambio, quienes ahora tienen el doble de edad (50 a 60 años) tuvieron una tasa de graduación promedio de 73%, en su tiempo de estudiantes.
En fin, para entender mejor el fenómeno te presentamos un resumen de los aspectos positivos y negativos que son señalados por el estudio del Banco Mundial.
Veamos el lado positivo
Enseguida los elementos más positivos que derivaron de ese crecimiento:
1. Se duplicó la cantidad de estudiantes universitarios
Según el informe del Banco Mundial que se menciona en la introducción de este artículo, en la actualidad en América Latina y el Caribe hay 20 millones de estudiantes en educación superior.
Mientras que entre 1991 y 2000 la matrícula pasó del 17 al 21%, el salto llegó en la década siguiente, cuando se elevó al 40% en 2010.
Según el informe, ese enorme crecimiento se debió al aumento del número de graduados de la educación secundaria, al incremento en el ingreso de las familias de la región y al apoyo mediante becas y préstamos para el estudio.
2. La educación superior es ahora más igualitaria
El gran motor detrás del crecimiento de la matrícula fueron los estudiantes de ingresos bajos y medios.
En 2000 el 50% más pobre de la población representaba el 16% del estudiantado. En 2012 esa cifra aumentó al 24%.
En términos nominales, el Banco Mundial estima que hoy hay 3 millones más de estudiantes de sectores pobres matriculados en la educación superior que en el año 2000.
En total, esos jóvenes explican cerca del 45% del aumento de la matrícula.
Ese crecimiento puede verse especialmente en las universidades públicas pero también hay un mayor porcentaje de estudiantes de ingresos bajos y medios en las instituciones privadas.
3. Hay más universidades e instituciones de educación superior
El crecimiento de la matrícula en la región ha estado acompañado por una gran expansión de la oferta.
Desde 2000 se han abierto aproximadamente 2,300 instituciones nuevas, llevando el total a 10,000.
En tanto, en los últimos quince años se duplicaron los programas educativos, que hoy alcanzan los 60 mil (no obstante, los estudiantes latinoamericanos son lentos: en promedio tardan 36% más de lo estipulado para terminar su carrera).
4. Más y mejor gasto educativo
Hoy en América Latina y el Caribe hay una inversión en educación superior similar a la del mundo desarrollado si se mide como porcentaje del producto interno bruto (PIB), señala el informe.
Esto es muy meritorio ya que la región es más pobre.
Además, el estudio echa por tierra la percepción popular según la cual el gasto en educación superior es regresivo porque los estudiantes de ingresos elevados se benefician desproporcionadamente de él.
“Encontramos que el gasto actual en educación superior es (al menos ligeramente) progresivo debido a la creciente presencia de estudiantes de ingreso bajo y medio”, dice el informe.
5. Mayor participación del sector privado
El sector privado apoyó el crecimiento de la matrícula más que el sector público.
La mayoría de las instituciones y los programas educativos nuevos fueron creados por este sector, llevando su cuota de mercado del 43 al 50% entre 2000 y 2013.
Además, pese a sus bajos ingresos, muchos de los estudiantes nuevos pudieron financiar su educación superior privada “gracias a los préstamos educativos y a las becas, así como al aumento reciente de los ingresos familiares”.
El BM critica a los países que ofrecen gratuidad universal ya que ésta “no creó incentivos tan deseables”.
Veamos también lo negativo
1. Menos graduados
El estudio del BM reveló que solo la mitad de los latinoamericanos que empiezan una carrera se gradúan. Y el 50% de abandono se da durante el primer año.
El BM atribuye el fenómeno a la falta de asesoramiento y apoyo a los estudiantes de la región, en especial en comparación con los estudiantes de países desarrollados.
También a que los estudiantes de la región tienen que elegir un programa en su primer año en la universidad, en lugar de cursar asignaturas generales, como sucede en Estados Unidos”.
Por otra parte, “el hecho de que 30% de los estudiantes que abandonan los estudios lo hagan después de cuatro años, cuestiona la duración e idoneidad de los programas”.
Y critica a los países que ofrecen gratuidad universal ya que ésta “no asume el costo de su educación o el riesgo de no graduarse”.
“Un rasgo distintivo de la región es la fuerte preferencia de los estudiantes por asistir a instituciones cercanas a su hogar”, observa el Banco Mundial.
2. Baja calidad educativa
“El estudiante promedio cuya representación ha crecido en la educación superior (el estudiante ‘nuevo’) procede de familias de ingreso bajo por lo que está menos preparado académicamente que sus pares procedentes de entornos más favorecidos”, afirma el Banco Mundial.
“Dado que existe una correlación entre el ingreso de las familias y la habilidad de los estudiantes, aquellos de ingresos bajos son, en promedio, de habilidad muy baja”, lo cual según el informe, incrementa la tasa de abandono.
3. Plazos muy prolongados para graduarse
Muchos de los estudiantes que ingresan al sistema educativo universitario tienen “escasa preparación académica”, lo cual lleva a que tarden más en graduarse.
Esto tiene dos consecuencias.
Por un lado, son más los años que los jóvenes pasan sin percibir los ingresos propios de un graduado universitario.
Por otra parte, esos estudiantes que no se gradúan a tiempo y que reciben financiamiento público “consumen recursos fiscales valiosos”.
4. Poca diversidad de carreras
La mayoría de los nuevos programas educativos que se han abierto desde 2000 han sido en Administración de Empresas, Derecho y Ciencias Sociales.
Esta última es la gran favorita de la región Latinoamericana, en comparación a los países anglosajones.
En cambio, son pocos los que eligen estudiar Ciencia o Ingeniería, lo que genera un déficit en este campo en toda América Latina.
Según el Banco Mundial, la culpa no solo la tienen los estudiantes y su eleccción de carrera, sino las dificultades para cambiar de programa o de institución.
“Muy poco del financiamiento se asigna de modo competitivo a las instituciones de educación superior (sean públicas o privadas) en función de su producción investigativa, lo cual podría explicar por qué las universidades de la región no producen más graduados en Ciencias”, apunta el estudio.
5. Las universidades públicas como única opción
“Cuando los hacedores de política subvencionan las instituciones públicas, pero no dan ayuda financiera para asistir a las privadas, contribuyen a crear una demanda cautiva para las instituciones públicas: la de los estudiantes que no tienen otra opción”, remarca el trabajo.
Por lo tanto, se “debe prestar más atención las instituciones privadas de educación superior”.
El informe destaca que “un rasgo distintivo de la región es la fuerte preferencia de los estudiantes por asistir a instituciones cercanas a su hogar”. Por lo que advierte: “Hay que tener un cuidado especial para evitar que esas instituciones exploten su poder de mercado natural ofreciendo servicios de baja calidad”.