Unas manos bien limpias marcan la diferencia entre estar sano y no; esto ayuda a disminuir la propagación de COVID-19
Grandes portadoras de gérmenes, al tocarnos el rostro con ellas aumentamos el riesgo de contraer una enfermedad infecciosa. En promedio, una persona se toca la cara cuando menos 23 veces en una hora
Tocarse la cara con las manos es un hábito originado por infinidad de razones. Y aunque puede resultar complicado, dejar de hacerlo ayuda a disminuir la propagación de enfermedades infecciosas como el COVID-19.
El contagio puede darse por el contacto con personas o superficies contaminadas como: perillas de puerta, mesas, apagadores de luz, dinero, dispositivos móviles, entre otros. Las manos son portadoras de gérmenes, por eso es importante evitar tocarse la cara, para que el virus no entre por la boca, nariz u ojos, puntos de entrada al organismo.
Una universidad en Sydney realizó un estudio en el que tuvieron bajo observación a 26 personas durante una hora. En promedio, las manos entraron en contacto con la cara en 23 ocasiones.
El ejercicio arrojó que de los tocamientos en el rostro, el 36 por ciento se dio en la boca, 31 por ciento en la nariz, el 27 por ciento en los ojos y el seis por ciento fue una combinación de estas tres áreas.
Aunque puede ser difícil romper con el hábito de tocarse la cara con las manos, estos son algunos tips que pueden ayudar.
1.- Identificar la causa
Muchas veces nos tocamos la cara de manera inconsciente. Por eso, es importante identificar las causas para poder controlarlas.
Por ejemplo, si el cabello es incómodo, recógelo. El uso de gotas evita frotarse los ojos. Si se debe a una posición, cómo recargar la barbilla o la mejilla en la mano, hay que evitar hacerlo. O si los anteojos se caen, es necesario ajustarlos correctamente.
2.- Pañuelos desechables
En lugar de usar los dedos para rascarse, frotarse la nariz o acomodar los lentes, es recomendable usar un pañuelo para no tener contacto directo con el rostro. Luego de usarlo, deshazte de él.
3.- Mantener las manos ocupadas
Objetos que combaten el estrés pueden ayudar a mantener las manos ocupadas, ya sea una pelota de hule o tener un bolígrafo entre los dedos. Es importante desinfectar este objeto.
4 Haz uso de las herramientas digitales
Donttouchyourface.com es un sitio en internet que ayuda a contar y controlar cuántas veces te tocas la cara con las manos. Esta herramienta funciona a través de la cámara web de la computadora y emite alertas cada vez que detecta que te tocas la cara. Su objetivo es que con el paso del tiempo disminuyas la costumbre de que tus manos toquen tu rostro.
5 Lavarse las manos cuantas veces sea necesario
Además de mantener las manos alejadas del rostro, es fundamental implementar medidas como lavarse las manos frecuentemente, usar gel antibacterial y desinfectar las superficies de trabajo.
Si bien las recomendaciones de especialistas apuntan a que lo ideal es lavarse las manos antes de ingerir alimentos, también indican que es importante hacerlo bajo diversas circunstancias como haber tocado algún objeto sucio o luego de haber estado expuesto a lugares públicos, tal como el transporte. Sumado al lavado con agua y jabón, está el gel antibacterial.
NO TOCARSE LA CARA ES MÁS DIFÍCIL DE LO QUE PARECE
VANGUARDIA realizó un ejercicio para evidenciar qué tan complicado puede ser evitar tocarse la cara durante una jornada laboral. Esto fue lo que ocurrió. Me desperté y lo primero que hice fue tocarme los ojos. Después de eso, fueron innumerables las ocasiones en las que mis manos entraron en contacto con mi cara. Los motivos fueron distintos, en su mayoría inconscientes.
Primero, la incomodidad del cabello. Me rozó en la frente y sentí la necesidad de acomodarlo. Luego, una ligera comezón en la nariz. Dos ocasiones más me rasqué la mejilla. Durante el día, mientras escribía en la computadora, cuando menos cinco veces recargué la barbilla en mi mano derecha.
Observando a mí alrededor, en la oficina más del 70 por ciento de las personas usa anteojos. De ellos, el 80 por ciento se ajustó los lentes cuando menos una vez durante la tarde. Algunos en movimiento natural, otros por hábito.
Por un momento perdí la cuenta, seguro no me percaté de otras veces en las que me toqué el rostro. Pero seguro fueron más de 60 veces las que toqué mi rostro con las manos. Sí, es complicado dejar de hacerlo.
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