Francia descubre al pintor Emil Nolde
COMPARTIR
Emil Nolde es uno de los pintores alemanes más conocidos del siglo XX.
París, Francia.- Emil Nolde es uno de los pintores alemanes más conocidos del siglo XX. Famoso por sus óleos de tempestuosos mares otoñales o sus paisajes de montaña, los franceses saben poco de este expresionista bastante desconocido.
Desde hoy, el público parisino tendrá oportunidad de deslumbrarse con la primera gran retrospectiva dedicada a este extraordinario pintor en el Grand Palais. Las más de 150 obras incluídas en esta muestra es la primera que se consagra en Francia a este artista.
Durante uno de sus primeros viajes a París, Nolde escribió en 1904: "París me dió tan poco, pese a que yo esperaba tanto".
Nolde fue en vida un solitario. Mientras los artistas, museos y galeristas alemanes de su época miraban a Francia y homenajeaban a Renoir, Manet y Monet, Nolde luchaba para que la jóven pintura alemana recibiera el reconocimiento que también merecía.
Desde temprano advirtió del riesgo que supondría devaluar al arte alemán por concentrar la atención en el impresionismo francés: "Nuestro arte seguirá siendo intrascendente para el futuro porque está en la sombra de los maestros clásicos o depende del impresionismo francés", escribió en 1910. Nolde buscaba liberarse de todos los estilos y teorías para dejarse guiar en la pintura exclusivamente por su instinto.
Logró así desarrollar un estilo propio, convirtiendo a montañas en demonios y a paisajes en fuegos de artifico , en los que la naturaleza se presentaba como la fuerza originaria en la relación con el individuo. La representación de los mares que pintó entre 1910 y 1911, o su leo "Sol tropical" de 1914, constituyen vívidos ejemplos de este acontecimiento natural llevado al color.
En sus óleos, pero especialmente en sus acuarelas, predomina el color sobre la forma, conviriténdose así en la substancia del cuadro. Una visión que ni siquiera han querido asumir sus colegas del grupo artístico "Die Brücke"- al que Nolde perteneció por un breve período de tiempo- por considerarla demasiado valiente.
La nueva armonía del color, y la pintura instintiva que Nolde imprimió a sus obras, fue y es aún hoy demasiado radical para muchos franceses. "Muy personal y extremadamente confusa", fueron los comentarios vertidos por algunos periodistas galos durante la preapertura para la prensa.
La muestra está cronológica y temáticamente ordenada. Comienza con las primeras acuarelas humorísticas, y finaliza 40 años más tarde, también con acuarelas. Nolde pintó entre 1941 y 1944 unas 1.300 pequeñas y fantásticas acuarelas, que tiempo más tarde denominó "cuadros sin pintar" porque en realidad nunca debieran haber surgido.
El arte de Nolde fue definido como "degenerado" por los nazis, quienes a partir de 1941 le prohibieron que siguiera pintando. Sus acuarelas surgieron pese a esa censura.
Los 90 óleos y 60 acuarelas, los dibujos al aguatinta y las litografías reflejan el íntimo vínculo que Nolde tenía con la naturaleza, y en especial con Frisia del Norte, su patria chica, pese a los numerosos viajes que emprendió y que lo llevaron incluso a conocer Nueva Guinea.
"Aunque el conocimiento y la búsqueda de nuevos horizontes artísticos me llevaran hasta las antípodas, la región en la que he nacido continuará siendo mi única patria", escribió Nolde los años 1913 y 1914 al término de su viaje por el Pacífico Sur. En 1902 decidió cambiar su nombre original de Hans Emil Hansen por el de Nolde, su pueblo natal en el norte de Schleswig.
Junto a las representaciones de los mares furiosos y las interminables extensiones de paisajes típicos del norte de Alemania se está exponiendo en París el tríptico acerca de la vida de Cristo, surgido entre 1911 y 1912.
Los cuadros con motivos religiosos marcaron un vuelco en el proceso creativo de Nolde, ya que le permitieron encontrar un lenguaje pictórico propio y expresivo, colmado de dramatismo en la elección de los colores y la caracterización de las figuras.
Estos cuadros reflejan una visión religiosa colmada de éxtasis, sensualidad y continencia, alegría de vida y dolor que hasta el día de hoy provocan al público.
La exposición parisina permanecerá abierta hasta el 19 de enero y es un logrado panorama del desarrollo artístico de Nolde, que encuentra en la expresión de su sentimiento por la vida y su íntima unión con la naturaleza su punto culminante. Las próximas semanas y meses dirán si el público francés aceptará o no acercarse a la obra de Emil Nolde.