El alma de la Mouraria lisboeta
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La Mouraria es un lugar con alma, como descubre el cada vez mayor número de turistas que visita este barrio del centro de Lisboa.
Lisboa, Portugal.- Preservar el barrio de la Mouraria requiere un delicado equilibrio entre participación comunitaria, intervención municipal y apertura a visitantes, un proceso que ha experimentado la zona desde el comienzo de su rehabilitación.Â
Mientras que hace unos años  era conocido por sus problemas de inseguridad y la mala conservación de sus edificios y espacios urbanos, así como por la presencia de drogas, las mejoras de los últimos años llevan a quienes más conocen la Mouraria a considerar que el cambio lo ha dejado irreconocible.
"No hay comparación con antes. El barrio está mucho mejor, más moderno", cuenta Rosa Portugal, que nació hace noventa años en la Mouraria y asegura que "el tiempo lo cambió todo".
Esta nonagenaria explica que durante décadas se dedicó al mundo del espectáculo y a cantar fados. Este género musical está en el ADN de la Mouraria, que prácticamente lo vio nacer en el siglo XIX de la mano de Maria Severa Onofriana (1820-1846), una prostituta cuyas apasionadas interpretaciones popularizaron el canto portugués por excelencia.
La melancolía del fado nació así como melancolía de la exclusión, un estigma con el que esta zona de la capital cargó durante siglos desde su fundación en el siglo XII. Y es que este punto lisboeta se creó como un gueto para los musulmanes tras la reconquista cristiana de la ciudad.
Por esta razón, también surgieron aquí algunas de las primeras muestras de arte mudéjar portugués, que daría después origen a otro hito del arte luso: el estilo manuelino, una variante del gótico muy característica de Portugal desde el siglo XV.
PROYECTO AMBICIOSO Â
Hoy, en la composición social del barrio, los inmigrantes representan una parte importante de la población. Es por eso que la multiculturalidad forma parte imprescindible de su espíritu.Â
La iniciativa Migrantour, de la asociación "Renovar a Mouraria", ofrece a los visitantes recorridos por el barrio guiados por personas de otros países que viven allí, quienes se encargan de determinar los trayectos.
Implicado en proyectos como este, Billy Soares, inmigrante brasileño que vive en la zona desde hace quince años, destaca que las mejoras del barrio "se han notado en casi todos los ámbitos, desde transporte e infraestructuras hasta seguridad".
"Lisboa es una ciudad muy hospitalaria", remacha Soares, que ahora practica esa hospitalidad como guía en la Mouraria.Â
Las reformas surgieron del Ayuntamiento de Lisboa, que reaccionó ante la presión de los vecinos para comenzar algunas obras en 2008. El impulso definitivo llegó en 2011, cuando a la Mouraria se le calificó como Zona de Intervención Prioritaria de la ciudad y se puso en marcha un proyecto con dos vertientes: urbanística y social.
El Ayuntamiento ha invertido en la rehabilitación del barrio cerca de 7,6 millones de dólares, de los cuales más de 3,36 millones proceden del Fondo Europeo para el Desarrollo Regional (FEDER). La mayor parte de estas inversiones se han dedicado a rehabilitarespacios públicos.
Sin embargo, también se han puesto en marcha otras iniciativas, Â como el Sitio do Fado o el Centro de Innovación de la Mouraria (CIM), un espacio pensado para emprendedores jóvenes del área de las industrias creativas que se inaugurará el próximo mayo.
LA LLAMADA DE LA "CLASE CREATIVA"
Al frente de este proyecto estará João Meneses, que ya fue director del Gabinete de Apoyo a la rehabilitación de la Mouraria, un órgano para coordinar la actividad de los vecinos y el ayuntamiento. Â Â Â
Meneses considera que la parte social de la rehabilitación de la Mouraria consiste en "mejorar las condiciones de vida de las personas, así como convertir el territorio en más atractivo para nuevos públicos".
Señala también que el cambio social "lleva tiempos largos, geológicos y, por tanto, desde este punto de vista aún queda mucho por hacer, sobre todo tratando de captar más inversión de forma equilibrada". Â Â
En su opinión, la llegada de emprendedores jóvenes al CIM dinamizará la zona y tendrá un impacto social positivo, y puntualiza que esta instalación "acogerá también actividades centradas en los vecinos y abiertas a la participación local".
"Vemos siempre con buenos ojos esa presencia simultánea de agentes internos y externos", afirma, y enumera razones por las cuales la Mouraria atrae a la llamada "clase creativa": "tiene alma, fado y multiculturalidad, es céntrico y es barato...".
A nivel urbanístico, Meneses señala que, a pesar de que queda mucho por hacer, el Ayuntamiento ha rehabilitado varios edificios, incluyendo el que alojará el CIM, en cuyas obras se hallaron varios vestigios del pasado mudéjar del barrio, como una pequeña fuente de conchas del siglo XVI.
"La estrategia del Ayuntamiento era dar el primer paso, dar ejemplo, pero luego dar paso y prioridad a los privados en la regeneración del territorio", apunta.
Pese a haber reformado varios edificios, Meneses explica que el Ayuntamiento no puede encargarse de las mejoras de todos los que las necesitan, de modo que se crean incentivos a los particulares, desde subir impuestos a los inmuebles en mal estado hasta ofrecer, gracias a los fondos europeos, créditos para las obras.
EL RETO DE LA "GENTRIFICACIÓN"
Los vecinos han recuperado el orgullo por el barrio gracias a las reformas de los últimos años, explican desde la organización vecinal "Renovar a Mouraria".
Inês Andrade, de esta asociación, cree que "gusta que haya movimiento en las calles, algo que antes no ocurría por los problemas de seguridad y que ha servido para revalorizar los negocios locales".Â
Andrade cree que el Ayuntamiento dio un primer impulso necesario, pero afirma que algunos vecinos "temen que los cambios que se están produciendo en la Mouraria den alas a la especulación inmobiliaria".
La subida de precio de los inmuebles gracias a las facilidades para la rehabilitación y a las características atractivas del barrio podrían conseguir atraer a la "clase creativa", pero a la vez desplazar a los vecinos originarios de clases populares, el proceso conocido como "gentrificación".
"La cuestión es mantener el equilibrio: que el barrio sea visitado, pero que eso no obligue a sus moradores a salir de aquí", apunta Andrade.
En su opinión, no todos los inversores pueden enfocar al sector turístico los procesos de rehabilitación puesto que, a pesar de que el turismo es positivo para el barrio, "las personas quieren vivir aquí y no hay apartamentos disponibles".
"Si hacemos una presión grande vamos a conseguir parar la especulación inmobiliaria, las personas están sensibilizadas con ese tema", añade.
Las reformas de la Mouraria son un ejemplo de regeneración urbana que pretende compatibilizar esas dos vertientes, la urbanística y la social, gracias al protagonismo de los vecinos mediante asociaciones como "Renovar a Mouraria", que pueden hacer propuestas e intervenir a través de los "presupuestos participativos" promovidos desde el Ayuntamiento.
Entre los primeros resultados visibles de las reformas se encuentra el proyecto fotográfico de 2011 de la artista Camila Watson, consistente en adornar las paredes del barrio con fotografías de sus vecinos de más edad.
Esta iniciativa simbolizó de algún modo a los moradores como prioridad en el resurgimiento de la Mouraria. Años más tarde, el barrio sigue luchando porque así sea para conseguir un equilibrio que mantenga su esencia popular.Â
DESTACADOS:
+++ La melancolía del fado nació en este barrio de Lisboa como melancolía de la exclusión, un estigma con el que cargó durante siglos desde su fundación en el siglo XII. Y es que este punto de la capital portuguesa se creó como un gueto para los musulmanes tras la reconquista cristiana de la ciudad.
+++ Hoy, en la composición social del barrio, los inmigrantes representan una parte importante de la población. La iniciativa Migrantour, de la asociación "Renovar a Mouraria", ofrece a los visitantes recorridos por el barrio guiados por personas de otros países que viven allí.
+++ João Meneses, que fue director del Gabinete de Apoyo a la rehabilitación de la Mouraria, considera que la parte social de la reforma del barrio consiste en "mejorar las condiciones de vida de las personas, así como convertir el territorio en más atractivo para nuevos públicos". Â
Por Lucía Rodríguez/EFE-Reportajes