Peter, el delfín que se suicidó tras perder el amor de una mujer
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La maestra de inglés Margaret Howe convivió día y noche, durante diez semanas, con el animal con el proposito de que aprendiera algunas palabras, pero el delfín murió de desamor cuando lo separaron de su tutora
Estados Unidos.- En 1965 el neurólogo John C. Lilly, comenzó un experimento científico en las Islas Vírgenes, pretendía demostrar que los delfines eran capaces de aprender a hablar en inglés.
La investigación científica dio un giro bastante extraño cuando Peter uno de los delfines que participaba en los experimentos, comenzó a demostrar atracción sexual hacia su maestra de inglés, Margaret Howe.
A los 23 años de edad, fue reclutada para vivir en completo aislamiento al lado de Peter. Su misión sería enseñarle inglés. Margaret y el delfín no se separaron durante diez semanas. Comían, se bañaban, jugaban y hasta dormían juntos.
Margaret y Peter vivían en una casa construida especialmente para la convivencia humano-mamífero acuático; el suelo estaba cubierto con agua hasta una altura de 22 centímetros para que Peter pudiera nadar por todos lados. Los muebles permanecían suspendidos del techo o colgados en la pared. Como el escritorio donde Margaret hacía sus anotaciones sobre el progreso del experimento.
El experimento fue relativamente exitoso, Peter logró aproximar su lenguaje al humano y emitir sonidos parecidos a palabras en inglés como: ball, one, we, triangle y hello. Eventualmente, Margaret también aprendió un poco del lenguaje del delfín.
Durante el experimento, Peter alcanzó la madurez sexual y comenzó a manifestar atracción hacia Margaret, la relación maestra-alumno, pronto daría un giro.
Un documental presentado por la BBC cuenta como fue la experiencia y revelan las notas que Margaret apuntaba en su diario para registrar los progresos del animal. La joven cuenta que "Peter es un ser enérgico y un poco frio. Llevo una escoba de mango largo para rechazarlo aunque no siempre es necesario. Duerme siempre al lado de mi cama".
"Él siempre tiene hambre y por lo general me despierta temprano para que le dé de comer", cuenta Margaret, "se está volviendo un poco travieso, cuando contesto al teléfono se enfada y grita".
En la cuarta semana de convivencia, Margaret asegura que el animal se excita sexualmente varias veces a la semana.
"Me parece que sus deseos están obstaculizando nuestra relación. Nada en círculos a mi alrededor, choca una y otra vez con mis piernas y no puede controlar su actitud hacia mí. Hace algo similar al cortejo, me muestra su abdomen y su área genital para que le acaricie, es su manera de hacerme participar en algún tipo de juego sexual".
Margaret confesó también que al principio sentía raro, pero que con el tiempo comenzó a disfrutar del cortejo del animal y las caricias que le hacía.
Ahora, Margaret acepta que si bien respondió al cortejo de Peter, nunca fue literalmente sexual, al menos de su parte. Fue algo sexual para Peter, de mi parte no hubo nada sexual, tal vez sensual', explica la mujer.
La maestra de inglés recuerda esos días como un maravilloso encuentro con la naturaleza.
Finalmente, el experimento terminó y el laboratorio cerró, así que Margaret y Peter fueron separados. Margaret siguió adelante con su vida, sin embargo Peter no supero el fin de la relación.
Cuando regresaron a Peter al estanque de Miami, Florida, de donde lo habían sacado, el delfín se suicidó negándose a respirar. Trágicamente, Peter murió de amor; los expertos indican que se debió a la depresión tras separarse de Margaret.