Londres 38, lugar de sueños perdidos e ilusiones robadas

Circulo de Oro 2021
/ 17 septiembre 2013

En la calle Londres número 38 de la capital de Chile estaba ubicado un centro clandestino de detención, tortura y exterminio que operó entre 1973 y 1974.

Santiago, Chile.- "Nosotros veíamos pasar a la gente que iba a comprar el pan, que venía del colegio, mientras estábamos siendo torturados. Era algo terrible. Lo que separaba la vida de la muerte eran sólo estas ventanas. Era algo muy perverso".

Jorge Flores apenas tenía 16 años cuando fue detenido el 13 de julio del año 1974 por agentes de la policía secreta de Augusto Pinochet (1973-1990), la Dirección de Inteligencia Nacional, conocida como la DINA.

El secuestro tenía como objetivo la captura de su hermano, militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, una de las organizaciones que se opuso política y militarmente al nuevo régimen.

Jorge fue llevado hasta Londres 38, un centro clandestino de detención, tortura y exterminio que operó presumiblemente desde septiembre de 1973 hasta el mismo mes de 1974 en el centro de la capital chilena.

El escenario de los tormentos estaba situado a 500 metros del palacio presidencial de La Moneda, junto a la iglesia de San Francisco -una de las más antiguas y emblemáticas del país- y a 200 metros de la Casa Central de la Universidad de Chile.

NOVENTA Y SEIS DESAPARECIDOS

Se cree que cerca de dos mil personas pasaron por este recinto, 96 de las cuales todavía permanecen como desaparecidas (83 hombres y 13 mujeres, dos de ellas embarazadas).

Los detenidos, en su mayoría jóvenes militantes o simpatizantes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y de los partidos Comunista y Socialista, eran llevados en una camioneta sin matrícula hasta el siniestro lugar, donde eran recibidos por los guardias.

"Fui golpeado con un fusil. Fui amenazado, golpeado y asustado. Me estaban haciendo lo que ellos calificaban de "ablandamiento"", recuerda Jorge Flores a escasos metros de donde ocurrieron los hechos.

Mario Aguilera, militante de las Juventudes Socialistas, fue delatado por una antigua camarada que colaboraba con la DINA. Le vendaron los ojos y le metieron en el interior del vehículo.

"Pregunté si me llevaban a Londres 38, porque el lugar ya era conocido. Todo el mundo sabía que era un centro de detención de la DINA. Entonces el tipo que me estaba cuidando dijo: '¿Tú cómo sabes eso?'. Ahí fue el primer bofetón y luego vinieron muchos más", afirma este santiaguino de 61 años, periodista de profesión.

Londres 38 era una casa que fue propiedad de una familia adinerada desde su construcción, a comienzos del siglo pasado, hasta 1970, cuando la adquirió el Partido Socialista para establecer su sede regional. El 11 de septiembre fue expropiada por los militares.

Claudio Herrera sufrió las primeras vejaciones horas antes de llegar a la casa. Secuestrado a manos del torturador Osvaldo Romo y del suboficial Basclay Zapata, éstos hicieron una parada en Villa Grimaldi donde iban a atormentar a otra persona.

"Me bajaron de la camioneta, hicieron un círculo como diez o veinte efectivos militares y me golpearon con puños y pies. Teníanla práctica de pasarle por encima la camioneta a los presos. Me tomaron de los brazos y las piernas estiradas", explica Herrera.

"Yo veía los focos de la camioneta y que tenían la intención de pasármela entre las piernas. Me resistí con todas mis fuerzas, porque sabía que el peso me quebraría el cuerpo". 

"'Afortunadamente', entre comillas, Romo volvió de torturar a la otra persona y entonces me subieron atrás en la camioneta", continúa.

Una vez en la casa, hombres y mujeres, esposados y con vendas o cinta adhesiva en los ojos, eran separados, se les prohibía hablar y recibían un número que sustituía a su nombre.

"A mí me correspondió el 36. El comentario de un guardia fue: 'le damos el número de Chanfreau', de Alfonso Chanfreau, a quien al parecer habían sacado de allí el mismo día que yo llegué, el 13 de agosto de 1974. Chanfreau hoy está desaparecido", agrega Claudio Herrera.

EL "CUARTEL YUCATAN"

En el primer piso se agolpaban los detenidos. Llegó a haber hasta 150 personas a la vez. El segundo piso alojaba al alto mando de la DINA y la sala de torturas.

El "Cuartel Yucatán", como lo denominaban los militares, fue el primero de una serie de recintos que integraban la infraestructura del aparato represor de la dictadura para acabar con los opositores.

"Había intención de eliminar, de hacer desaparecer al MIR. (...) Cuando una persona desaparecía, la familia quedaba buscando, tratando de saber qué pasó con ella. Era muy duro", recuerda Miguel Angel Rebolledo, antiguo miembro del MIR.

Miguel Angel es el único superviviente de un grupo de siete personas que fueron asesinadas por la DINA. La reconstrucción de los hechos le ha permitido averiguar por qué se salvó. Su padre, abogado penalista, logró que su caso se convirtiera en una "complicación".

Durante el día, los presos permanecían sentados en sillas escolares. Los gritos de los niños en unos juegos cercanos y las campanadas de la Iglesia San Francisco eran su único contacto con el mundo exterior.

Estos elementos, junto al adoquinado de la calle Londres y las baldosas en forma de ajedrez de la entrada -que algunos detenidos pudieron ver por debajo de la venda- fueron la clave para reconocer el lugar.

"Santiago es una ciudad con pocas calles curvas, en general, es una típica ciudad hecha con el modelo español de cuadras rectas. Esta parte es un barrio patrimonial y tiene calles en curva, como  Londres. El hecho de tener adoquines la hacía aún más característica", detalla Rebolledo.

Cuando caía el sol, llegaba la peor parte. Los victimarios bajaban las escaleras para buscar a los detenidos, interrogarles y torturarles. "Se levantaba un sentimiento sucio. Al escuchar un nombre que no era el tuyo, sentías cierto alivio", relata Jorge Flores.

"Me sacaron la ropa, me pusieron totalmente desnuda, me amarraron las muñecas a los tobillos y me luego me pasaron un fierro entre medio de las rodillas cargándome los brazos. Ellos lo llamaban el 'Pau de Arara'. Me sostenían en el aire en esa posición y me aplicaban corriente en los ojos, en los senos, en la vagina", explica Nelly Andrade, que en ese momento tenía 20 años.

Nelly, militante socialista, fue detenida en enero de 1974 y permaneció allí una semana hasta que fue enviada al campo de exterminio de Tejas Verdes. Su compañero, Gerardo Rubilar Morales, también pasó por ambos recintos. Gerardo es hoy uno más de los 1.200 detenidos desaparecidos.

"Me aplicaban corriente eléctrica y me daban golpes con las manos haciendo 'el teléfono', me golpeaban los dos oídos, me ponían paños en la boca para ahogar los gritos para que no se escucharan fuera. Y todo eso acompañado de preguntas que no tenían relación", manifiesta.

APOYO PSICOLOGICO Y ESPIRITUAL

A los dos días, Nelly oyó llegar a Margarita Durán, a quien conocía de la población La Legua, en las afueras de Santiago. Margarita era de las Juventudes Comunistas y que estuvo en "la casa del terror" dos veces: diciembre de 1973 y enero de 1974. La primera vez fue detenida junto a su compañero y otras cinco personas.

"Me subieron por una escalera y me llevaron a una pieza donde me interrogan. Después me volvieron a bajar y a subir por la misma escalera. Me dejaron en el mismo lugar. Yo veía en la otra pieza a los compañeros colgados", cuenta.

"¿Por qué los vi colgados? Porque en un momento dado sentía que me iba a ahogar (mueve ambas manos hacia el pecho) y entonces me levantaron la venda unos segundos".

"Yo vi que estaban colgando, los cinco. Cuando mi compañero vio que me estaban violando, hizo un gesto así (sus manos y cabeza caen). Entonces me vistieron y me bajaron inmediatamente", añade. Esto ocurrió el 21 de diciembre. Ese mismo día Margarita fue dejada en libertad. 

Un día después, tuvo lugar el primer montaje de la dictadura para justificar los asesinatos y desapariciones. Un comunicado oficial daba cuenta de que varios extremistas habían muerto en un enfrentamiento cuando intentaban volar unas torres de alta tensión.

En la sala de los interrogatorios, recuerda Jorge Flores, había una silla donde torturaban a la víctima desnuda, un escritorio, una máquina de escribir, una radio para silenciar los gritos y un magneto. También había una litera de hierro denominada "la parrilla", a la que echaban agua y conectaban a la electricidad.

"Había alicates e instrumentos grandes. Un guardia de la DINA apuntando con un fusil. Al lado de la silla se colocaba el interrogador. Yo estuve en la silla y en la litera. Me preguntaban por mi hermano mayor, yo no sabía nada", rememora Flores.

"Pensaban que ocultaba información y me torturaban más. Pusieron a un matrimonio y me dijeron: 'aquí están tus padres'. Los torturaron", dice Flores.

Mientras todas estas atrocidades ocurrían en el interior de Londres 38 y en otros puntos de Chile, familiares y amigos buscaban a sus seres queridos con la ayuda de los defensores de los derechos humanos y de la Vicaría de la Solidaridad, un organismo de la Iglesia católica creado por el papa Juan XXIII a instancias del cardenal chileno Raúl Silva Henríquez. 

"Mis padres acuden inmediatamente al Comité Pro Paz, que posteriormente se llamó Vicaría de la Solidaridad, que era un grupo ligado a la Iglesia que estaba apoyando a los familiares que tenían familiares secuestrados, detenidos y desaparecidos", indica Fernando Caro, que estuvo en Londres 38 en enero de 1975, cuando teóricamente ya no funcionaba.

"Para ese entonces ya había mucha gente desaparecida y todos los buscaban en lugares como éstos porque no había otra opción. Lo otro era buscarlos en la morgue, en los hospitales, que eran recorridos que hacían todos las familiares, que tuvieron que hacer mis padres también".

Los familiares se agruparon, presentaron 10.000 recursos de amparo (habeas corpus) que fueron rechazados en su totalidad (salvo uno) y acudieron a la Secretaría Ejecutiva Nacional de Detenidos.

"Lo que más valía en ese momento era el apoyo espiritual, psicológico, de acompañamiento a las familias, tanto a la mía como a la del resto de los presos, para que no se sintieran tan solos. Tenían la posibilidad de agruparse y contar experiencias entre unos y otros", explica Aguilera.

"Saber que Londres 38 era un lugar de detención, que estaba José Domingo Cañas (otro centro de tortura) y que había lugares donde podían dirigirse. Tanto es así que cuando yo estaba en este lugar, había gente que llegaba a golpear las puertas preguntando por los detenidos. Eso fue lo que obligó a la DINA a cerrar el recinto", agrega.

LOS SUEÑOS SE MANTIENEN

Muchos de los que pasaron por Londres 38 también estuvieron en otros centros de la DINA como José Domingo Cañas, Tejas Verdes, Cuatro Alamos, la Venda Sexy o Villa Grimaldi, donde fue torturada la expresidenta Michelle Bachelet y su madre, Angela Jeria.

Los que lograron salir de allí se dividieron entre el exilio y el Chile de la dictadura. Jorge y Mario se refugiaron en Francia. Claudio, en México. Miguel Angel, en Rumanía. Margarita partió primero a Argentina y después a Canadá. Nelly y Fernando escogieron quedarse.

"Yo me quedé en Chile y seguí militando porque tenía el sueño, el convencimiento de que era posible un Chile mejor", explica Nelly.

Además, continúa, "era una promesa que nos habíamos hecho mi compañero y yo si algún día uno de los dos caía. Él siempre supo que sería él". 

"Nos hicimos la promesa de que el que se quedara, seguiría en la batalla, luchando para recuperar la democracia".

Mario llegó a Burdeos con su mujer y su hijo. Como la casa de vacaciones que les habían asignados estaba llena, les mandaron a un camerino de fútbol que tenía una cama.

Los franceses estaban inquietos porque no podían ofrecerles un alojamiento mejor. "Lo que ellos no se imaginaban era que para nosotros era el paraíso". 

"Volver a estar con mi hijo y mi señora, tener una ducha a nuestra disposición, abrir la puerta y ver el pasto verde, los árboles, el terreno de fútbol. Era muy bonito, de verdad, era como el paraíso", cuenta Aguilera.

Londres 38 fue abandonada durante unos años hasta 1978, fecha en la que el general Augusto Pinochet la cedió al Instituto O'Higginiano, una organización dedicada a promover la figura de Bernardo O'Higgins, considerado padre de la patria chilena.

Durante años, todos los jueves, sobrevivientes, familiares de víctimas de la dictadura, simpatizantes, se reunían frente a la casa y realizaban acciones para que se conociera lo que allí había ocurrido.

"Hacíamos volantes, hablábamos con la gente, cualquier cosa que molestara, pegábamos carteles, hacíamos papelotes, todas esas cosas", explica Magdalena Navarrete, de 89 años, directora del colectivo Londres 38 y una de las fundadoras de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos.

"Incluso le cambiaron el número porque los turistas venían a ver Londres 38 y le pusieron el 40 para que la gente se equivocara y no creyeran que era esta casa. Y fue tanto el desprestigio que ellos mismos se dieron cuenta de que no podían seguir en esa situación", añade Magdalena, madre de Sergio Reyes, detenido desaparecido.

En 2005 fue declarada Monumento Histórico Nacional y dos años después, durante el gobierno de Michelle Bachelet (2006-2010), se le ofreció al Instituto O'Higginiano permutar la casa por otra que estaba enfrente.

Actualmente, "Londres 38 es un espacio abierto de reflexión y debate para recuperar la memoria desde una perspectiva, es decir, no construir una historia oficial de lo que allí pasó", afirma María José Pérez, coordinadora ejecutiva del colectivo.

Casi cuarenta años después, los movimientos sociales resurgieron de sus cenizas, lo que para muchos es una recuperación de las luchas del pasado.

"Nosotros decimos que las luchas de los estudiantes son también las luchas de los detenidos desaparecidos en Londres 38", María José Pérez.

"Escuchamos a los jóvenes de hoy, ellos están retomando nuestra idea de un mundo mejor", asegura Navarrete.

"Hay una vinculación muy estrecha, hay elementos de continuidad que exigen también nuestra atención", dice Gloria Elgueta, miembro de la organización, ex militante del MIR y hermana de Martín, detenido desaparecido en Londres 38, y Raimundo, que también secuestrado en la casa.

"Me da esperanza ver que los sueños no se han perdido, que se mantienen. Son los mismos. Nuestros compañeros no están, pero su sacrificio no fue en vano. Cada vez que un joven se levanta, cada vez que un joven protesta, es como si un compañero nuestro dijera sigamos luchando, sigamos peleando", concluye Nelly.

DESTACADOS:

+++ Londres 38 fue abandonada durante unos años hasta 1978, fecha en la que el general Augusto Pinochet la cedió al Instituto O'Higginiano, una organización dedicada a promover la figura de Bernardo O'Higgins, considerado padre de la patria chilena.

+++ En 2005 el inmueble fue declarado Monumento Histórico Nacional y dos años después, durante el gobierno de Michelle Bachelet (2006-2010), se ofreció al Instituto O'Higginiano permutar la casa por otra que estaba enfrente.

+++ Actualmente, "Londres 38 es un espacio abierto de reflexión y debate para recuperar la memoria desde una perspectiva, es decir, no construir una historia oficial de lo que allí pasó", afirma María José Pérez, coordinadora ejecutiva del colectivo Londres 38, que lo conforman familiares y víctimas de la dictadura.

Por Borja García de Sola Fernández/EFE-Reportaje

Agencia de noticias internacional fundada en Burgos el 3 de enero de 1939. El entonces ministro del Interior, Ramón Serrano Suñer, impulsó la creación de la agencia, en la que participaron activamente: José Antonio Jiménez Arnau, Manuel Aznar Zubigaray y Vicente Gállego.

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