Las reliquias, de lo humano a lo divino

Círculo
/ 29 septiembre 2015

    Reliquias raras o increíbles y otras que son objeto de profunda veneración. ¿Qué significan estos objetos para los cristianos?.

    Madrid, España.- El diccionario de la Real Academia Española indica, en su sexta acepción, que reliquia es un "objeto o prenda con valor sentimental, generalmente por haber pertenecido a una persona querida". Y es que, ¿quién no conserva un recuerdo de un familiar o un amigo con especial afecto y apego?.

    En este sentido, las reliquias son innatas al ser humano, pero pasan a ser objetos de veneración religiosa cuando se convierten en un vehículo de conexión con lo espiritual. Es, en los comienzos del cristianismo, cuando encontramos la raíz de este fenómeno.

    Ya en la Biblia aparecen numerosas referencias a las reliquias y cómo los primeros cristianos arriesgaban sus vidas por recuperar los cuerpos de los mártires. El Quinto Concilio de Cartago ordenó que no se consagrara ninguna iglesia que no tuviera reliquias de mártires en su altar, entendiendo que el altar era, al mismo tiempo, el sepulcro de un mártir.

    Pero con el tiempo comenzó el mercadeo, las falsedades y el aprovechamiento.... El IV Concilio de Letrán en el siglo XIII prohibió la veneración de reliquias que no tuvieran certificado de autenticidad. Los abusos y el negocio provocaron la mofa de los partidarios de la reforma protestante de Lutero, que lo utilizaron como acerado argumento contra el catolicismo.

    La Iglesia Católica siempre ha mantenido la veneración por estos objetos, y de manera muy especial, por los restos de los santos mártires, pero no por la conservación del cuerpo únicamente, sino, como explicaba San Agustín, porque esos restos "eran templos del Espíritu Santo".

    No obstante, la Iglesia trata con cautela y prudencia esta materia, para evitar los fanatismos y las exageraciones del culto a un objeto, y no a lo que significa de vehículo hacia Dios.

    LA AUTENTICIDAD DE UNA RELIQUIA

    "Para que una reliquia sea considerada auténtica tiene que tener un documento, normalmente expedido por el Vaticano o una Congregación Religiosa. Este documento se llama 'auténtica'. Además, el recipiente que la contenga tiene que estar cerrado, sellado y lacrado", afirma Antonio Barrero, licenciado en Geología -actualmente jubilado- e incansable estudioso de este fenómeno, que sigue una intensa actividad en diversos blogs y foros en internet (www.preguntasantoral.es)

    A su juicio, una reliquia es "un documento histórico", una fuente de información sobre la sociedad del momento, sobre los rituales funerarios..., en definitiva, que "son susceptibles de un estudio científico".

    Parece imposible sustraerse a los ríos de tinta en torno a la Sábana Santa (Síndone), que se conserva en la Catedral de Turín, y que ha sido sometida a todo tipo de investigaciones.

    Todo comenzó en 1898, cuando el abogado Secondo Pía hizo la primera fotografía y obtuvo el negativo que revelaba la imagen de un hombre. "Lo importante es que, desde ese momento, la Sábana ya no es simplemente una reliquia, sino un objeto enigmático que necesita ser explicado", advierte el Centro de Español de Sindología (CES).

    Este lienzo, que es una tela de lino, tejida en forma de espiga, y que, según la tradición, cubrió el cadáver de Jesús, fue sometida, incluso, a la prueba del carbono 14. Esta prueba dató el lienzo en la Edad Media, aunque sus resultados fueron puestos en duda posteriormente por posible contaminación bacteriana.

    RELIQUIAS, TRADICION E IDENTIDAD

    En cualquier caso, y aunque para unos se trata de algo morboso, más relacionado con la superstición, las reliquias están ahí desde hace siglos: desde el brazo incorrupto de Santa Teresa, a la sangre de San Pantaleón, a los restos de la cruz y los clavos de la Pasión de Cristo, u otras manifestaciones insólitas como "los suspiros de San José", el ombligo del Niño Jesús o los restos del pesebre.

    En muchas ocasiones, se convierten en parte del acervo cultural y de la identidad de un pueblo o ciudad, que ve en su guardia y custodia una tradición que une a la comunidad. No en vano, Felipe II envió a un emisario, Ambrosio de Morales, hasta San Isidoro de León para conseguir reliquias. El pueblo se amotinó y no pudo llevarse nada.

    Esta fue una de las expediciones de los emisarios de Felipe II, un entregado coleccionista de reliquias, que logró reunir miles de ellas en el Monasterio de El Escorial (Madrid).

    Hoy en día, entre las que se custodian en el Real Sitio figura una de especial singularidad: la Sagrada Forma. Se trata de una hostia consagrada que, según la tradición, fue pisada por un mercenario protestante en una iglesia de Holanda. Presenta tres orificios, con sus bordes manchados de color rojizo.

    Llegó al Monasterio en 1594, pero fue Carlos II, en su primera visita al Monasterio como rey, quien quedó conmovido por ella. Hoy en día se expone al culto una vez al año, el último domingo de septiembre.

    DESTACADOS:

    * La reliquia es algo innato al hombre, pues es frecuente que conservemos objetos con valor sentimental que nos recuerdan a seres queridos.

    * Muchas reliquias se convierten en objetos enigmáticos, que son sometidos a numerosos estudios científicos en busca de información que arrojen luz sobre su historia, como ocurre con la Sábana Santa.

    * Felipe II fue un entregado coleccionista de reliquias, y reunió miles de ellas en el Monasterio de El Escorial.


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