La música no tiene color político: Totó la Momposina

Circulo de Oro 2021
/ 18 octubre 2011

La cantante colombiana habla en entrevista sobre la importancia de lo que llama "música de la identidad", su carácter multiétnico y sus cualidades curativas

Cuando Totó la Momposina afirma que siempre ha sido una "estudiante de la música", es porque sabe que la música es una carrera interminable. Si bien ha recibido reconocimientos en todo el mundo, sigue "en la búsqueda de un espacio en el infinito", como afirma en entrevista.

La cantante colombiana originaria de la isla Mompox, que adoptó el nombre de Totó como una traducción del sonido del tambor, ha revigorizado la música popular de herencias indígena y africana con una propuesta que arranca sonrisas lo mismo al niño que apenas tiene contacto con la vida, que a un escritor como Gabriel García Márquez, quien no dudó en llevársela a Oslo para recibir el Premio Nobel. Con una sobredosis de ritmos como la gaita, la cumbia, el porro, la chalupa, el sexteto y el mapalé, la colombiana garantiza una noche de goce sin fin.

Totó la Momposina, quien se presentará los días 28 y 29 de octubre en el Lunario del Auditorio Nacional, advierte: "Primero que nada, canto para Dios. Le canto al Universo, pero también a todos los habitantes del Universo, a los que estamos aquí en la Tierra. Para eso canto, porque vine al mundo a hacer eso".

Indica que el canto le llegó por "dos vertientes musicales", tanto de parte de su madre como de su padre, pero que la música también se ha transmitido en su tierra de generación en generación. "Cuando a uno lo duermen con canciones, recuerda uno la música con mucho amor. Yo pienso que eso sucede cuando uno proviene de la música de la identidad. Tú sabe que uno canta no para ser famoso, no para ser estrella; solamente uno se prepara para que esa música salga, en lo posible, lo más perfecta que se pueda".

Sin embargo, agrega, "como los seres humanos somos vulnerables -que nos pueden dar nervios en cualquier momento o circunstancia-, a veces nos suceden percances en el escenario. Pero la gracia es que cuando uno hace música de la identidad puede improvisar de acuerdo a las circunstancias. A lo que uno no tiene derecho es a cantar desafinado, porque estos dones de la armonía musical son algo físico y tienen que estar, en lo posible, perfectos".

¿Cuando estudió en el Conservatorio no trataron de quitarle espontaneidad a su voz?

No señor, porque eso fue lo primero que les dije (se carcajea): "Yo vine a que me enseñen a vocalizar, a descubrir la verdadera manera de conservar la voz y ponerla al servicio de la música de la identidad, pero no vengo a que ustedes me enseñen a cantar". Uno tiene que cuidar su voz con una técnica. Cuando uno hace 50, 40, 60 conciertos, tiene que tener una preparación física, mental y espiritual para poder realizar esa misión que le han entregado a uno.

Siempre se entrega mucho en el escenario...

Sí. Déjame que te cuente que en 1970 fuimos al Radio City Music Hall de Nueva York e hicimos funciones matiné, vespertina y de noche, con un total de 350 presentaciones con las Rockets. Para hacer algo así se necesita disciplina, pero esa disciplina va acompañadade la fascinación que significa hacer música de la identidad.

Gracias a gente como usted, la música tradicional goza de mayor respeto y no se le ve de manera peyorativa...

Precisamente estudiamos canto para que la respetaran (ríe) y parece que la empiezan a respetar. Nuestra música en toda América es multiétnica y en estos tiempos de globalización debe conservarse esa parte multiétnica, cada cultura con su propio sentimiento y con tolerancia por el otro. Por ejemplo, nosotros tenemos la boca grande, así que también pronunciamos las vocales grandes. Por eso, cuando un negro no habla fuerte decimos: a ese negro le falta algo, le está fallando algo... (Se carcajea.)

Qué nos puede decir de su experiencia con García Márquez.

Gabo dijo que quería un espectáculo tradicional y puso condiciones: "Yo quiero a Totó la Momposina, después hagan y pongan a quien quieran". ¿Me entiendes cómo fue la cosa? Tú sabes que las personas que andamos en el arte popular sabemos que los sueños, sueños no son; los sueños son premoniciones. Yo me soñé que estaba en un castillo y que levitaba sobre ese castillo, sin saber que me iban a invitar al Nobel. Entonces cuando llegué allá al castillo, corroboré que era el que había soñado. ¡Yo tenía que llegar allá!

¿Qué sueña Totó?

Muchas cosas... Cosas buenas, a veces cosas que asustan. El karma de los hombres es la envidia, pero uno no puede envidiar a las personas los dones que le dieron para que trascendiera en la vida. Los que vinieron a hacer este trabajo hay que cuidarlos para que desempeñen su trabajo. Uno con la música cuida a las personas, porque les entrega salud, alegría y estabilidad, que es lo más importante. La música limpia el alma y limpia los corazones a todos los pueblos, porque la música no tiene color político ni distingos de raza social. Los pajaritos cantan en todas partes del mundo, aunque cantan de acuerdo a su región.

Totó la Momposina se presentará los días 28 y 29 de octubre en el Lunario del Auditorio Nacional, Paseo de la Reforma y Campo Marte, 21:00 horas.

Milenio Diario, conocido también como Milenio Nacional o Milenio, es un periódico mexicano. Se fundó en la ciudad de Monterrey, capital del estado de Nuevo León, México, con el nombre Diario de Monterrey, y fue responsable de su creación Jesús Dionisio González el 22 de noviembre de 1974.

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