¿Cómo elegir una maestría?
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Ocho responsables de centros de posgrado ofrecen una guía para ayudar al alumno en su decisión. El precio y el prestigio son clave.
MADRID.- Llega el momento de decidir qué hacer. Con el grado ya culminado y el futuro laboral a la vuelta de la esquina, lo habitual en España es que el 40% de los graduados universitarios se coloque en su primer trabajo nada más terminar la carrera y el 60% restante opte por seguir estudiando para ganar empleabilidad con una especialización. Como los tiempos no acompañan al mercado laboral y la incorporación a él resulta costosa, ampliar la formación es el trampolín para conseguirlo. La oferta de másteres cada vez es más extensa, por eso hemos recurrido a los expertos consejos de ocho directores de escuelas de negocios y del área de posgrado de varias universidades con el objetivo de que ayuden al alumno en la ardua tarea de escoger el programa que mejor se adapte a sus necesidades. Estos son los pasos que recomiendan dar:
Qué quiero hacer
Es la primera pregunta que debe hacerse un estudiante para elegir un máster y ha de contestarla en función de dos criterios: las salidas profesionales deseadas y sus fortalezas individuales, indica Santiago Íñiguez, director general de IE Business School y decano de IE University. Porque hay gente que se empeña en trabajar en el sector financiero sin tener capacidad analítica, que es clave, o en asuntos sociales cuando su grado de empatía es cero. El conócete a ti mismo de Sócrates es fundamental para enfocar el futuro, continúa.
En busca de prestigio
Para seleccionar la Universidad o escuela de posgrado más apropiada para nuestros propósitos es fundamental indagar sobre la reputación y el prestigio de los centros en nuestra área de interés. Probablemente, el consejo más compartido por los ocho expertos en educación consultados. Los rankings que miden a las escuelas de negocios mundiales pueden ser una buena guía que, en el caso de las universidades, resulta más compleja, ya que estos listados no suelen estar tan pormenorizados (por tipo de posgrado) y los centros españoles no salen tan bien parados en ellos como los otros.
Si no hay rankings, lo ideal es preguntar a antiguos alumnos del máster elegido y a las empresas en que previsiblemente podría trabajar el estudiante tras cursarlo sobre el grado de empleabilidad que ofrece, las salidas profesionales. Naturalmente, después de haber solicitado información a los centros educativos y saber qué empresas están relacionadas con ellos o con sus profesores. Rosselló advierte de que no hay que fiarse únicamente del marketing del centro de estudios en cuestión, sino recabar mucha información.
El programa importa
Como la oferta abunda y es muy habitual que responda a las modas del momento, estudiar el contenido de los programas que sustanciarán el máster es algo que no se debe pasar por alto, no solo para comprobar que responde a nuestros intereses sino también para valorar la profundidad de los contenidos y que no se repitan los adquiridos durante el grado.
El contenido del máster y la metodología con que se imparte son cada vez más valorados. El nivel de practicidad de las enseñanzas, que tienen que transformar las aulas en espacios de debate y análisis de problemas reales; la inclusión de la tecnología como sustituta o complemento de lo que antes se hacía en las clases, por ejemplo, ganan peso entre los requerimientos de los estudiantes para estudiar un máster, explica Eugenia Bieto, directora general de ESADE. Y no sólo eso. Luc Theis, director general de Deusto Business School, es partidario de indagar sobre los valores que transmite la institución con su docencia y el trato que ofrece al alumno.
A vueltas con el precio
El coste del posgrado es uno de los criterios que, generalmente, decanta a los estudiantes por un centro público o uno privado, sostiene el vicerrector de la Universidad Autónoma de Barcelona. En unos años, cuando todos los másteres estén acreditados, sabremos valorar sus resultados y esa será la forma de elegir. Mientras no tengamos esas guías, el precio ha de ser un aspecto a tener en cuenta, dice Rosselló.
Desde luego, el abanico es tan amplio como los títulos. Entre unos 3.000 y 90.000 euros. Eso es lo que vale un posgrado en el mercado español. Pública o privada, las instituciones ofrecen becas, que en el caso de las escuelas de negocios más prestigiosas han sido las que han permitido llenar sus aulas en los años de crisis. A tener en cuenta que, tal y como ha ocurrido en Estados Unidos, el precio de los másteres tenderá a subir, dado que las instituciones públicas tenderán a utilizarlo como mecanismo de financiación, sostiene Santiago Íñiguez.
Sin prácticas no hay nada que hablar
Todos los estudiantes piden prácticas a un máster. Es muy importante. Por eso, más allá del prestigio y el precio, hay que hacer una comparativa exhaustiva sobre los programas que responden a nuestros intereses y no limitarse a las recomendaciones de los amigos o familiares, sostiene Daniel Serra, decano de UPF Barcelona School of Management y profesor de la Universidad Pompeu Fabra, a la que pertenece esta joven escuela de negocios. La cercanía del programa al mundo real es fundamental a la hora de realizar la elección. Si las prácticas son obligatorias, si el trabajo de fin de máster es pragmático o académico, incide Luc Theis.
Dónde cursarlo
Ahora hay que elegir la institución en dónde realizarlo. Una ardua tarea. El catálogo de posgrados en España supera los 3.000 y el número de instituciones rebasa el millar. Pero puede que los intereses del alumno estén fuera de nuestras fronteras, algo que cada día es más frecuente aunque, en realidad, todavía es minoritario el número de jóvenes que se va al extranjero, entre otras cosas, porque faltan mecanismos de financiación al estudio vía créditos, que sólo están en manos del sector privado, se queja Íñiguez. Sin embargo, al 62% de los estudiantes consultados en las encuestas del Círculo de Formación les gustaría realizar su posgrado en otros países.
El poder del claustro
La calidad de los docentes es un aspecto capital a la hora de elegir un buen máster y una prueba de fuego para medir el prestigio de las instituciones. Los ocho especialistas consultados aconsejan prestar especial atención al claustro que impartirá el posgrado elegido. Y también al impacto que estos profesores tienen en la sociedad, indica Jordi Canals, director general de IESE Business School, algo que viene determinado por sus publicaciones y el renombre de que gozan en su área de conocimiento.
Optar por especialización o complementariedad
Una vez determinados los puntos fuertes del estudiante y el trabajo al que quiere dedicarse, seleccionar el título del posgrado a cursar no será tan complicado, dado que ya han realizado una carrera y que sus intereses estarán relacionados con ella en la mayoría de los casos, con lo que la disyuntiva se planteará entre la especialización o la complementariedad. Al tratarse de una formación especializada, hay que saber con qué objetivo se cursa, si para complementar la carrera o para profundizar en ella, explica Gaspar Rosselló, vicerrector de la Universidad Autónoma de Barcelona, que aconseja: Si la idea es trabajar en investigación, lo mejor será ahondar en los estudios anteriores, pero si es dedicarse a la industria, una formación más transversal en otros ámbitos que no haya cubierto el grado sería más oportuna.
La magia de la empleabilidad
Es la palabra mágica, el desiderátum de todo estudiante de posgrado, que debe asegurarse de que el máster que va a realizar realmente sirve a sus intereses: conseguir un currículo que las empresas quieran fichar inmediatamente. Universidades y escuelas de posgrado ofrecen con sus programas una mejora de las posibilidades de encontrar trabajo e incluso prometen un empleo seguro que no siempre se concreta. Por eso, hay que pedir referencias sobre las salidas profesionales del máster a las empresas que habitualmente contratan a los estudiantes de esa especialidad y a los antiguos alumnos del centro que barajamos. Las redes sociales ganan fuerza para buscar este tipo de información, según Bieto.
En inglés, por supuesto
No ofrece lugar a dudas. Es primordial que la formación de posgrado sea en inglés. Es el idioma del trabajo y el que se va a reclamar en el mercado laboral irremediablemente, afirma Daniel Serra. Además, al estudiar en la lengua de Shakespeare, el alumno se expondrá a la multiculturalidad, pues habrá estudiantes de otras nacionalidades, y esto es un valor con vistas al futuro laboral, explica el decano de la escuela de negocios de la Universidad Pompeu Fabra.
Con tecnología incorporada
Los programas netamente presenciales están en decadencia. Las tecnologías han entrado en las aulas y se están imponiendo los formatos denominados blended (mezcla de presencial y online), así como los cursos masivos abiertos (MOOC). Tanto es así que, por ejemplo, IE Business School está intentando que sus clases online sean prácticamente iguales que las presenciales gracias a la accesibilidad a los contenidos de los másteres desde cualquier dispositivo y a la conexión a las clases vía teléfono móvil.
Sólo profesionales
Cuando uno está trabajando, haga muchos años o pocos, los criterios para seleccionar el máster que mejor se ajusta a las necesidades del profesional varían respecto a las de los recién graduados. Prestigio y precio continúan a la cabeza entre los requisitos para la elección. Pero cobra relevancia el que el programa se pueda simultanear con el empleo. Según el director general de Deusto Business School, existen muchos másteres que se cursan por fases o bloques y se pueden acometer mientras se trabaja y, además, tiene programas más económicos para los estudiantes con un empleo.
Así se sigue con la carrera profesional y se corren menos riesgos, asegura. Para quienes se plantean optar por un Master in Business Administration (MBA), Theis advierte que aquí el criterio fundamental es evaluar el coste y el retorno de la inversión en el futuro. A su juicio, en caso de que sea muy elevado, será preferible decantarse por un Executive MBA a tiempo parcial y más económico. Un consejo para los profesionales de trayectorias algo más largas y para quienes el título ya no resulta tan importante. © EL PAÍS, SL. Todos los derechos reservados.