Niños índigo o con TDA

La confusión no sólo se presenta en el diagnóstico empírico elaborado por los papás o especialistas dedicados al esoterismo, quienes hablan de los niños índigo, lo cual confunde y, en algunos casos, fomenta el deseo de tener hijos súper dotados o especiales en cuanto a su comportamiento o rendimiento, señala la licenciada Sylvia Avila Barriga, directora del Centro Psicopedagógico Constructivista.

"Es más fácil escuchar que nuestro hijo va a salvar al mundo a escuchar que los neurotransmisores que regulan la atención y movimiento no están funcionando adecuadamente", refiere Avila.

Según los estudiosos de los "niños índigo", éstos son creativos, sensibles y honestos, lo cual no hablan de un ser "elegido", sino de virtudes que se enseñan en el núcleo familiar.

Mientras que los niños con TDA no son el resultado de condiciones sociales, ni de malas prácticas de disciplina y no está relacionado con la inteligencia, su conducta tiene que ver con una alteración neurobiológica de los neurotransmisores, encargados de intercambiar información entre las neuronas, con lo cual se interfiere el desempeño psicosocial, cognitivo y a veces emocional del chico y frecuentemente es transmitido genéticamente de padres a hijos, refiere la especialista.

Los estudios con neuroimágenes sugieren que los cerebros de los pequeños con TDA son diferentes de los de otros niños.

Estos infantes manejan neurotransmisores (incluyendo dopamina, serotonina y adrenalina) en forma diferente a como lo hacen los niños que no presentan dicho trastorno.

El Trastorno de déficit de atención puede ser de tres tipos: el inatento, el impulsivo-hiperactivo y el combinado y parece iniciarse a edades tempranas, a medida que el cerebro se está desarrollando.

Para la especialista, es importante que un niño con Déficit de Atención sea atendido de manera adecuada , "pues es como una bola de nieve que si no se atiende se hace más grande, ya que el problema de atención afecta las diversas áreas y esferas en donde se desenvuelve el niño".

Para Avila, el tratamiento tiene que ser multimodal en donde se incluyen fármacos (en caso de ser necesario), terapia conductual-cognitiva, de aprendizaje, psicomotora y emocional, así como el apoyo de padres y maestros.

Por último, señala que el infante logra su integración a su entorno social mediante las estrategias generadas por la terapia congitivo-conductual, con la cual se logra canalizar la energía y a mejorar su estilo cognitivo.